Benito Mussolini: hace setenta años el Duce fue fusilado

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Hace 70 años, mientras los rusos batallaban a sangre y fuego por tomar la Cancillería del Reich en el corazón de Berlín y Adolfo Hitler, el principal responsable de la Segunda Guerra Mundial, alistaba su suicidio, su aliado fascista, Benito Mussolini, era fusilado por partisanos italianos junto a su amante Clara Petacci.

Los aliados ya habían ganado la guerra en Europa. Más de 5 años de conflagración había dejado 50 millones de muertos y un continente en escombros.

Los nazis rescataron a Benito Mussolini, luego de que cayera en desgracia en setiembre de 1943. Los alemanes lo obligaron a encabezar al norte de Italia la denominada la República Social Italiana, sometida a la voluntad de Berlín.

Con el avance de las tropas aliadas hacia el norte de Italia en el otoño de 1944 e invierno de 1945, el débil gobierno de Benito Mussolini acabó por desplomarse. En Milán, intentó una última resistencia, sin embargo, esto ya no era posible, pues los alemanes planeaban su rendición incondicional a los aliados. El Duce buscó huir hacia la neutral Suiza, lo que jamás conseguiría.

Apresado por partisanos comunistas, Benito Mussolini y su amante Clara Petacci fueron llevados en coche hacia el sur, deteniéndose en la aldea de San Giulino de Mezzegra. La pareja fue trasladada a una casa de labranza próxima ocupada por otros grupos de partisanos, donde se les comunicó que serían fusilados.

Llevados en un Fiat 1100 a las puertas de la Villa Belmonte, lugar de la ejecución, Benito Mussolini se resignó su destino. Clara Petacci y el Duce fueron finalmente ejecutados y sus cuerpos colgados de cabeza, después de que las armas fallaran en un primer momento. Sus cuerpos quedaron expuestos a la profanación en la plaza Loreto de Milán.

Al día siguiente en Berlín, Adolfo Hitler se suicidaba en su búnker de la Cancillería cuando las tropas rusas estaban a pocas cuadras de distancia, luego de superar la fanática resistencia alemana que costó al Ejército rojo miles de vidas.

Foto Hemeroteca La Vanguardia.

Texto Raúl Graham.