Chile: Relevo de obispos renunciantes tras escándalo sexual se realizará de 3 a 7 meses

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SANTIAGO.-  El futuro de los renunciantes obispos  chilenos depende ahora que  los prelados,  en la línea del papa Francisco, se adelanten a la justicia y tomen la iniciativa de convocar a las víctimas para escucharlas, pedirles perdón y ofrecerles ayuda.

Como los relevos de obispos, pueden llevar de tres a siete meses, Francisco les pidió  que se dediquen a reparar el daño causado, mientras no les llegue la comunicación sobre su relevo porque la renuncia  no les exime de responsabilidad ni les quita competencia hasta que se decida lo contrario.

El problema práctico es que seleccionar obispos lleva tiempo, pues requiere muchas comprobaciones sobre conducta personal e idoneidad.

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En el caso de Chile, los canales están contaminados, pues tanto el nuncio en Chile, Ivo Scapolo, como la conferencia episcopal y el cardenal arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, no transmitían a Francisco información veraz sobre lo que sucedía en el país.

En una o dos semanas se verá qué obispos tienen las condiciones para seguir al frente de sus diócesis: los que abran las puertas y se ofrezcan a escuchar personalmente a todas las víctimas; los que organicen ritos de petición de perdón en las catedrales encomendando algunas oraciones a víctimas, como se hizo en Roma, Viena y muchas otras ciudades; los que se adelanten a ofrecer indemnizaciones sin esperar a que la justicia las imponga; los que comiencen a aplicar por propia iniciativa las medidas preventivas de abusos indicadas por la «Carta de Dallas» y la Pontificia Comisión de Protección de Menores.

 

De los 32 obispos con cargos diocesanos en Chile, 30 presentaron formalmente la renuncia al Papa el pasado jueves. No lo han hecho ni el arzobispo castrense, cuyo mandato depende en parte de las Fuerzas Armadas, ni el obispo de Aysén, que depende de Propaganda Fide. Pero ambos se han manifestado dispuestos a ser relevados en cualquier momento.

Conscientes de que su credibilidad es muy baja, mientras no se vean cambios claros de comportamiento, la mayoría de los obispos chilenos -todos ellos dimisionarios- comienzan ahora la «operación limpieza» para desmantelar el sistema de encubrimiento de abuso sexual de menores y poner en practica medidas de prevención.

más implicados en el encubrimiento, como el cardenal arzobispo de Santiago Ricardo Ezzati y su predecesor el cardenal Francisco Javier Errazuriz, continúan negando los hechos y «asombrándose» de que el Papa haya puesto sobre la mesa en Roma delitos de encubrimiento en los procesos realizados por las diócesis. (ECHA- Agencias)