Carta a “Los orgullosos”

 

Por lo que he escuchado –y visto- acaba de realizarse en nuestro curioso país, “la Marcha por el Día del orgullo Gay”, evento que, copiando a lo que ocurre en otros países, agrupa en vocinglera y “desafiante” manifestación, a personas que no “optaron” por una sexualidad diferente a la común, sino que “así nacieron” y en ello, no hay culpa ni “pecado”. Sencillamente, son así y como tales debemos considerarlos y respetarlos, tanto como ellos, a nosotros, pues.

Si las cosas fueran como debieran. Pero no.

Un exitoso presentador de televisión, Beto Ortiz, a quien no conozco personalmente, si bien, admiro y valoro su talento de periodista y escritor- reincide en algo, que ya le ha ocasionado contratiempos laborales y serios cuestionamientos en diversos medios de prensa, luego que apareciera en un programa que realizaba por TV, feminoidemente ataviado como geisha, para después, en otro similar, mostrar-quién sabrá nunca porqué- a un hombre completamente desnudo, caminando por las calles. Debemos comprender que eso,-a él- le gusta, pero no tiene porqué embutírselo a la teleaudiencia y diversos canales en los que ha trabajado, han tratado de hacérselo entender, evidentemente sin éxito ni esperanza. Así lo hizo y…vuelve a hacerlo, ahora, presentando personajes ambiguos que gritan “el enorme valor de haber salido del closet”.

Paralelamente,-en otro caso- un par de pintorescos jovencitos que animan un disparate de competencias entre “forzudos a la fuerza” y señoritas “piernimostrantes”, han llegado a la “audacia de género” (le llamaremos así ¡qué vamos a hacer¡), de aparecer en un aviso promocional de sus actividades, a proclamarse como “Marido y Mujer”, así como ustedes pueden leerlo ahora mismo, añadiendo que en tal convivencia, alternan los roles, utilizando un dado, para determinarlos episódicamente, de acuerdo a los azares de la fortuna lúdica. Es necesario añadir, que estos “afortunados animadores”, tienen también a su cargo un difundido programa de “entretenimiento infantil”, que se desarrolla en colegios y otros auditorios para gente menuda.

Debo precisar que a mí, no me vengan con el mote de “homófobo”, pues desde mis tiempos de colegial, he sabido respetar y estimar a amigos, condiscípulos o colegas “de gustos especiales” y ya de adulto, una noche defendí con los puños a unos bailarines y coristas de un “Café Teatro”, -cuyos libretos escribía- del abusivo ataque de tres desadaptados que pretendían golpearlos. Muchos periodistas y gente de farándula, fueron testigos del escándalo. Además, saben que nunca he tolerado canalladas, ni agresiones a los más débiles.

Mi criterio, al respecto, es que cualquiera de los “ismos” a practicarse en lo que al sexo se refiere, debe conducirse, entre personas mayores de edad, cuatro paredes de por medio y sin necesidad de añadir escándalo, a lo que en esencia es “un acto privado”. Lo mismo que los “heteros” -a quienes pareciera querer avasallarse- no vamos a andar exhibiendo nuestras delicias de cama, por la vía pública. No pues.

Cada asunto, en su lugar. No se trata de “closet” sino de sentido común y respeto a los demás.

De pasada, siento en las calles y entre colegas que frecuento, la sensación de que “algo va a pasar aquí”. Ya en nuestro Perú, nadie confía en nadie, las instituciones están sumamente desprestigiadas y –por ejemplo- en materia de seguridad ciudadana, los consabidos “expertos” nos aconsejan “no resistir a los delincuentes”, dejándolos hacer nomás, sea lo que sea, que nos hagan. Por dicha vía y estilo, estamos generando toda una gigantesca promoción de cínicos cobardes o “nacidos para víctimas”, cuyos abanderados debutaron en televisión hace unas horas, cuando un asustado chiquillo perseguido por un maleante, se refugió en un establecimiento, mientras dicho desgraciado, lo golpeaba tratando de arrebatarle su celular. ¿Y qué hicieron los cuatro adultos presentes en el lugar?… Nada pues. ”Miraron para el techo” y luego de consumado el delito, expulsaron del lugar, al maltratado muchachito, que valientemente se había defendido hasta el límite de sus fuerzas. ¿Estos son los ciudadanos que estamos contribuyendo a formar? Viendo esto, repetiría con un cacique shipibo que entrevistamos con mi hermano ausente César Calvo. Y dijo el viejo Inganíteri: “Cuando veo estas cosas, me entran ganas de nacionalizarme culebra”.

Pero “guardo escondida una esperanza humilde”, en que nuestra enferma sociedad, empezará a reaccionar en cualquier momento, la ciudadanía se organizará de un modo más enérgico y consciente y aquellos que animamos los medios de comunicación, resaltemos la emoción de trasmitir actitudes dignas a nuestro público y sobre todo, a nuestros niños, a los cuales, ha empezado a venderse “la mariconada como un gracioso juego”.

Y de discriminaciones… que no me hablen a mí. Hace rato que me discriminan “por viejo”, no obstante demostrar que mis facultades físicas, mentales y creativas, están intactas, como puede comprobar cualquier interesado(a). Y conforme demuestro con mi trabajo y mi actitud de todos los días.

Yo, como todo peruano bien nacido…sé…siento… que “algo” va a pasar. Algo que nos haga dejar de eludir la misión colectiva de resucitar principios y valores dignos de nuestro amado Perú. Ese que espero ver, antes de marcharme del planeta.

 

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