Cerca de los ojos, lejos del corazón

 

Si la fuga de futbolistas al exterior significa avanzar, que se abran las puertas y se vayan a ligas más competitivas para adquirir mejor rodaje, y de paso, sacar a nuestro fútbol de la orfandad expresada en visible realidad.

En efecto se han ido varios, el último Andy Polo al Monarcas Morelia. En el exterior ya tienen idea de que el jugador peruano es de exportación. Eso es muy bueno. Encima el poderoso Gremio de Porto Alegre le hace ojitos a Beto Da Silva.

Sin pecar de aguafiestas se llega a la presunción sospechosa que hay una extrema gentileza de la FIFA que nos pone en su ránking de enero entre las 20 mejores selecciones del mundo. ¿Tan pronto?.

Digamos que recién estamos exportando y el fútbol peruano se coloca en una gran vitrina pero todo ocurre en épocas en que el tiempo vuela. El whatsapp es hoy la última chupada del mango digital y mañana ya no lo será.

En ese mismo orden estamos de moda engañosa. No hay razón para que podamos sentirnos en un colocado pedestal. Si repasamos la tabla de posiciones de las Eliminatorias Rusia 2018, podemos ver que apenas superamos a Bolivia y Venezuela con un puntaje pedigüeño.

La selección peruana ha logrado mejoras con Ricardo Gareca y lo más grato fue el 4-1 a Paraguay logrado en Asunción el fenecido año 2016. Pero la posterior derrota ante Brasil fue una bofetada para despertar del venerable sueño.

¿Qué se necesita entonces para cantar victoria? Fácil. Llegar al mundial ruso aunque sea mediante el peleado quinto puesto del repechaje porque es lo más que se puede alcanzar.

De hecho se viene una competencia terrible por los puntos en este año que se decide nuestras posibilidades. Está cerca la fecha doble de marzo entrante ante Venezuela de visita y Uruguay en casa.

Son seis puntos que se deben sumar porque el empate no cuenta.

Si esos seis puntos pasan a nuestra cuenta en el ranking FIFA de abril podremos estar entre los diez mejores. Ahí si podremos alejar las sospechas de un favoritismo que no necesitamos.

Como bien dicen los sabihondos de la pelota, los puntos se ganan en la cancha. Es lo más apropiado pero bien que celebraron cuando nos dieron los tres puntos que Bolivia empaquetó en La Paz.

El fútbol ofrece toda clase de certezas e incertidumbres. Hoy hablamos de tibias esperanzas y mañana de una golpiza a los incrédulos que no creían que era posible llegar a Rusia.

En el recorrido por los recovecos del fútbol podemos darnos cuenta que el futbolista peruano es capaz de asumir insospechadas trepadas y sentirnos tocados de una dicha como que a Christian Cueva le hayan dado la camiseta con el ‘10’ en el dorsal del Sao Paulo. Así estamos.

 

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