Chicles, “chicleros” y otros guarros

 

Como se va cumpliendo lo que aquel, para algunos peor que él, “salvaje indio”, dijera al entonces presidente de los no grandes “Estados Unidos Norteamericanos” (1855); aseverándole en aquel escrito, el que moriríamos cubiertos por nuestras propias basuras; lo que ya demostraba una visión profética de lo que hoy casi dos siglos después, es lo que se dice padecemos, en “el civilizado y progresista mundo occidental” (ver e mi Web “El primer ecologista”, en trabajos literarios)… Y como sigo viviendo donde nací, y mi ciudad es una que se caracteriza por su abandono y abundancia de “guarros y cerdos”; he titulado así, refiriéndome en primer lugar al tan “famoso” chicle, el que consumido por cantidad de gente; muchos de ellos no saben qué hacer con la insulsa “goma”, que como residuo les queda en la boca y la tiran donde “les place”, sin pensar en las consecuencias.

 No entro en el porqué del tan extendido consumo, en “una chuchería inventada por los americanos” y la que masticada brevemente, desaparece en el paladar el sabor que contiene, dejando en la boca ese otro componente gomoso, que a nada sabe y que tanto ensucia, los lugares por donde pululan, “los chicleros” guarros y sucios.

 Y como al entrar en mi casa hoy, he pisado uno de esos “restos indeseables”, vengo notando el que la suela de mi zapato, se agarra al pavimento y en cada paso que he andado, se repite esa molestia de “pegar y despegar el zapato”, por culpa de un indeseable y sucio espécimen del que he recordado, “a varias generaciones de sus antepasados, incluyendo al culpable”, puesto que esto ocurre aquí con tanta frecuencia, que ello es inexplicable, porque a pesar de las enormes deficiencias del ayuntamiento, hay de sobras, papeleras y contenedores, para que esta basura fuese depositada en ellos, y si el usuario no los encuentra, que envuelva “las sobras” en la misma envuelta de donde viene el producto; y se las lleve a su casa y las deposite en su bolsa de basura, puesto que la tendrá… “salvo que viva entre inmundicias; que de todo hay en la viña del Señor”.

Y como he incluido a “otros guarros”; debo aclarar que aquí también puedes encontrarte con profusión, latas o botes de refrescos o cerveza, tiradas en jardineras públicas, jardines, o simplemente en medio de la calle; igualmente todo tipo de detritus, bolsas de basuras, cartonajes y lo que ni puedes imaginarte, puesto que he visto personalmente hasta quién, necesitado “mear”, se ha introducido en un jardín y ante mí mismo, “ha meado” en unos arbustos que le tapaban “el frente de la meada”; cosa esta imperdonable, puesto que en toda España, si algo es abundantísimo, es los servicios que prestan gratuitamente, todos los establecimientos de hostelería, a los que la ley obliga a tener servicios sanitarios, que si bien son para la clientela, pero usualmente y para cualquier viandante, puede usarlos previa petición que justifique esa urgencia; y que además, le resulta totalmente gratuita; y lo atestiguo, por cuanto como usuario de diurético diario, lo he necesitado más de una vez… y no digo más cosas, pero imaginen lo que quieran, porque aquí, hasta hay algún incivilizado (macho o hembra, no lo sé) que se limitaba a tirar la bolsa de la basura, desde su ventana o balcón, a la calle donde vive o habita.

Y como esto que comento hoy, imagino ocurrirá en otras partes de este pobre mundo, lo difundo por si de alguna manera, ello permite que la infinidad de “guarros y sucios” descienda lo que pueda, si es que alguien se preocupa de leer este artículo y comentarlo en “sus entornos”, puesto que en las autoridades poco confío.

 Así es que no nos sorprendamos, cuando nos pasan algún documental de esos “sucísimos” entornos o ambientes, que aún hay en lo que se dicen son, “países subdesarrollados”, puesto que en los que nos creemos “desarrollados” y con infinitos más medios de los que disponen aquellos terrícolas, ocurren cosas como estas y donde en los contenedores de basuras, han echado o vertido, hasta a “recién nacidos vivitos y coleando”; algunos de los cuales y afortunadamente pudieron ser salvados, gracias a esos “aún buenos samaritanos” que afortunadamente aquí también hay.

 

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