Claudio Pizarro se resiste a caducar a su natural esencia futbolística de anotar goles y por más que en Alemania sea vanagloriado quedará por siempre en debe con los aficionados peruanos.
Elogiado y elevado hasta donde es posible ubicarlo debido a su enorme aporte como embajador del fútbol peruano en el país teutón, Claudio Pizarro no aprobó la tarea de ser el goleador que la selección peruana esperó en vano de él.
Hace cuatro años que Pizarro jugó su ultimo partido con la bicolor y casi nadie lo recuerda. Nadie se apenó de su triste alejamiento después del último capítulo frente a Uruguay donde Paolo Guerrero lo increpó que dejara el equipo por una supuesta lesión.
Claudio Pizarro nunca hizo una actuación redonda con la selección peruana en todos los años que estuvo como capitán del equipo y su inseparable ‘14’ en el dorsal.
Encima se le reprochó su escaso compromiso como que fue denunciado por ser el anfitrión de una sonada fiesta en su casa a pocas horas de llegar de Alemania.
También se le cuestionó que más interés mostraba a sus caballos y direccionaba el Hipódromo de Monterrico como su ruta obligada antes de enrumbar a la Videna donde la selección tiene su cuartel general.
Nadie olvida su bronca con Franco Navarro la vez que Pizarro condicionó su presencia ante Chile por un solo partido. Abandonó la selección peruana para el compromiso de revancha porque era para él más importante firmar un nuevo contrato con el Bayern Múnich.
El capítulo que quedó aclarado a medias en el Golf Los Incas ocurrido durante las eliminatorias para Sudáfrica 2010 y tras el empate ante Brasil 1-1 en el Monumental. Chemo del Solar, en ese entonces entrenador de la selección, actuó con severidad por una juerga que protagonizaron entre otros, Santiago Acasiete Jefferson Farfán y Claudio Pizarro.
Pizarro juró que no estuvo y hasta recurrió a FIFA para que lo limpien de tremendo papelón. La Federación de Fútbol castigó a los involucrados, pero fueron amnistiados poco después. Chemo jamás los volvió a convocar.
Así, Claudio Pizarro pasó sus horas con las selecciones, más publicitado en las oscuras jornadas de la indecencia y tenue iluminación en sus partidos en que los reflectores voltearon a otro lado.
El peor castigo para Claudio Pizarro fue no ser llamado para jugar el Mundial de Rusia 2018. Desde que fuera separado de la bicolor por Ricardo Gareca, el equipo fue otro. Era Pizarro el que sobraba.
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