Clubes en crisis: ¿Cuál es la mejor salida?

 

Después que Cienciano obtuviera la Copa Sudamericana ningún equipo peruano se acercó a lo hecho por el equipo cusqueño, todos sin excepción, fueron esquirlados con actuaciones tan desmejoradas como la de Juan Aurich recientemente.

Sporting Cristal rozó la hazaña de ganar la Copa Libertadores en 1997 y desde entonces se han encadenado fracasos, inútiles intentos de transcribir lo que Cienciano y Cristal imprimieron los alcances memorables de actuaciones históricas.

La reflexión apunta a una pregunta ¿de qué vale clasificar, luchar y pelear un cupo en la Copa Sudamericana y la Libertadores si se van a repetir las goleadas y dar vergüenza en el extranjero?

La respuesta está en la debilucha estructura de los clubes. Lo que hay son instituciones sin base, estructuralmente edificadas en cáscara de huevos. No existe una adecuada estructuración financiera y la mayoría con libros en blanco porque lo socios no aparecen por ningún lado.

Lo que sobra es desidia para no intentar crecer y modificar lo malo como si de por medio existiera una especie de tradición competitiva para empeñarse en quién lo hace peor. Como resultado la brecha se hace más profunda y redunda en la formación de equipos competitivos.

Así, por años hemos convivido con la mediocridad y la fantasía de soñar con un mejor mañana que nunca llega.

Aparte, nadie reconoce la incapacidad evidente de no sostener una institución y cuando se habla de dejar que alguien compre e invierta es quebrar en dos partes lo afectivo con la realidad.

Si no se vende, tampoco se compra. Encima si alguien del exterior mostró algún interés en hacer una inversión la realidad chocante tropezaba de narices que era inviable negociar.

El ejemplo más palpable fue lo que sucedió con Universitario cuando el empresario Jorge Vergara intentó comprar el club crema pero se desanimó porque en Ate las deudas son espantosas como para poner un cheque en blanco.

Debemos mirar cómo funcionan los clubes más emblemáticos en el mundo donde los hinchas no dejan de acudir a los estadios a sabiendas de que el manejo económico corre por cuenta de personajes que nadan en dinero.

El sentimentalismo enquistado en nuestra forma de pensar, ser alzará como un muro infranqueable. En Alianza Lima nadie estará abierto a una venta y obvio se dará preferencia al manejo actual.

No es necesario ser adivino para que en un futuro se evalúe la venta de los clubes a manos de capital extranjero. Se dará en cualquier momento una vez se compruebe que no hay otra salida a no ser que los hinchas destraben la indiferencia de no aportar cuotas para el sostenimiento de sus identidades.

La venta del AC Milan a empresarios chinos a través de la empresa SES Sino Europa Sports estaba por realizarse pero se cayó cuando estaba lista la venta. La compra era por 740 millones de euros pero uno de ellos que debía aportar 100 millones de euros no logró el permiso para mover su capital fuera de China.

De acuerdo a ello tampoco se trata de vender cegados por las millonarias sumas bajo el riesgo de caer en un cuento chino.

 

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