¿Cree usted en el destino?

 

Bueno. Si este es su caso, sencillamente, no hay nada que hacer, pues ya lo sentenció el tío Einstein: “Es más fácil desintegrar el átomo, que disolver un prejuicio”. Ahora, si hablamos de la Genética, el medio ambiental y otras tangas, ya la discusión se hace larga y -hasta donde yo sé- no ha conseguido resolverse hasta el momento.

Pero hay otro tema que yo creí haber “inventado”, en mis periodísticos tiempos de “Jefe de Policiales”, cuando instruí a mi equipo en lo que bauticé como “Lógica Secuencial”, consiguiendo descifrar, -antes que la poli- una serie de enredados crímenes, incluyendo, uno de los más escandalosos de todos los tiempos, hazaña por la cual, cierto “encumbrado colega” hoy, en el “Más Allá”, me calificó de “delincuente del periodismo”, y otro, “flor de culto”, me regaló otras gracias, razonando que yo, pretendía llevar mi raciocinio “trasnochado” a “excesos disparatados”. Pero, cuando expliqué a dichos ignorantuelos que lo único que sustentaba mi “Lógica Secuencial”, era la teoría Teleológica, que explicara hace viejísimo almanaques el sapientísimo Aristóteles, en oposición a la filosofía “Mecanicista” que sustentaban otros “mataores” de la vieja Grecia, entonces  mis gratuitos detractores, dijeron que a mí “me ligaban los aciertos, de  chiripazo y nada más”. Lo cual demuestra que “los tobruk”, son invencibles en lo referido a ciertas férreas convicciones que los acompañarán hasta el filito mismo de la tumba fría”, que es otra de mis tesis cachimberas.

Hablemos pues, del “Sincrodestino” que ahora proclama el sabio Deepak Chopra, que va más allá de Aristóteles y- se aproxima nomás a este modesto escribidor  que no pretende ser el dueño de la pelota ni nada menos, mi estimado.

El propio “Dr. de las estrellas”,- hoy, famoso y millonario”- recuerda que allá pos sus días, de misio estudiante hindú, que se ganaba la vida hincando el poto de asquerosas ratas, para satisfacer la vanidad de un falso genio gringo, que un día lo botó por alegoso, llegó lloroso,  a una repugnante pocilga que fungía de “vestidor “ y mientras  endosaba su modesta pilcha  de joven pobre, alcanzó a ver en el asqueroso piso, un recorte periodístico que decía: “Estudiante de Medicina- Necesito para trabajar en Servicio de Emergencia”.- Y cataplún nomás. Para allá marchó el muchacho, empezó a trabajar en lo que de verdad le gustó siempre y se orientó al encuentro con Mahareshi Yogi, genial profeta hindú, que le explicó la tesis de la “Psico-Fisiología” y los misterios del “Sincrodestino”, como una cadena de sencillos hechos que –enlazados- suelen inducirnos a seguir  “nuestro verdadero camino”, que- a veces, -o casi siempre- nos lleva al éxito, o cosa parecida, quizás triunfalmente igualitita.

Tal vez usted no lo crea y lo felicito por esa férrea persistencia -que algunos malhablados denominan terquedad  mular- pero déjeme precisarle que ayercito nomás, uno de los diarios mejor realizados de nuestro Perú, publicó a doble página central el reportaje a una joven –muy guapa- que hace unos años, pedaleando su bicicleta, debió detenerse frente a una maltratada hoja que anunciaba “Clases de Karate gratuitas”.

La  chiquilla de aquel entonces, se sintió atraída por el tema, se dirigió al gimnasio ofrecido, allí conoció a cierto gringo, que la interesó  en Estados Unidos, país al cual se dirigió algo más tarde. Allá –sin dinero para el asunto- aprovechó unas clases gratuitas  para hispanohablantes-, tomó la oportunidad y en suma, -siéntese, para no caer de espaldas. Hoy, es una brillante ingeniera de la NASA, que ha participado notablemente en una expedición lunar y en fin, ya no viaja en bicicleta, sino en un elegante “Porsche”.

Del amor, no habla, pero, no hay peruana caída del palto, lo cual me releva de comentarios.

El viejo John Fleming, se interesó por el verdor de unos panes que había dejado en la panera y… de puro curioso, descubrió la penicilina.

Y, para rematar. Las historias de todo el mundo, están llenas de episodios “casuales”, que pusieron “en su sitio” a los protagonistas. Y no hay que buscarlas muy lejos.

En mi propio caso. Yo, me desempeñaba como desorientado vendedor en una gran tienda, desempeñando un trabajo que no me gustó nunca. Hasta que una tarde, tropecé con un amigo que  lucía un solapín emblemático, con las dos máscaras del teatro.

Para abreviar, él me contó que pertenecía al Grupo “Histrión” y me invitó a ver los ensayos. Yo, lo acompañé, resultando “Galán Joven de la Compañía”, para meses más tarde, debutar en “Seis Personajes en Busca de Autor”, de Luigi Pirandello y, en el Teatro Segura nada menos.

Gracias a “Histrión”, retomé mis estudios universitarios, conocí a mi inolvidable Rosita Wunder, entonces casada con Carlos “Coco” Meneses, quien, a su vez,  me llevó de aprendiz a “Última Hora”. Y lo demás, es historia conocida. No soy ni siquiera adinerado, pero me enorgullezco de mi carrera periodística, la sigo intentando como escritor y, por supuesto, estoy convencido, no sólo de mi “Lógica Secuencial”, sino de la sabiduría de Aristóteles, su intuición teleológica y… el “Sincrodestino” que genialmente, ha re-descubierto el famoso “Doctor de las estrellas”, aplicado discípulo de Mahareshi Yogi, a quien bendigan los más de mil dioses del panteón hindú y sobre todo BRAHAMÁN, que es el nombre universal de La Inteligencia y el Todo. Esperemos y busquemos, las mágicas señales del “Sincrodestino”. ¡Buena suerte para todos!

 

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