Cuando la pelota se desinfla…

 

A propósito del ‘Caso Jean Deza’, de indisciplina no futbolístico y, por eso lo escribo con comillas simples, de una reincidencia inaudita -si cabe el término- me transporta a lo que en 1994 ocurrió en Barcelona FC con Romario que, en ese entonces era jugador del que hoy tiene en Leo Messi como su estrella sin par. Al ‘Barza’ lo dirigía el famoso holandés Johan Cruyff. Romario se vacacionaba en Río, mientras sus compañeros se entrenaban. Eran tantos los días sin Romario que Johan terminó lanzando esta frase: “Estoy molesto con el brasileño porque su ausencia es una falta de respeto hacia sus compañeros”. Romario volvió y se hizo acreedor a una severa llamada de atención de su entrenador y una fuerte multa de parte de la dirigencia administrativa.

Y me pregunto: ¿por qué estos hechos de indisciplina se dan mayormente en las grandes figuras, en futbolistas que con su calidad con que nacen fácil pueden llegar a tocar el cielo con sus manos, aunque –claro está- hay enormes excepciones? Un tema que podrían tocarlo psiquiatras y hasta sociólogos llegado el caso.

Así, viajando en este mundo de divagaciones del tema que trato, recuerdo que un año que había llegado a Asunción, cuando me trasladaba en una band desde el aeropuerto internacional Silvio Pettirossi hacia el hotel Excelsior, uno de sus ocupantes (que luego me dijo era representante argentino de futbolistas con acreditación FIFA) al enterarse durante el recorrido que era peruano, me lanzó esta pregunta: “¿Qué fue de ese jugador de nombre Luis Cordero  al que lo llamaban ‘Pompo’?  Solo atiné a decirle que seguía en actividad, pero un club del interior del Perú, en el Carlos Mannucci de Trujillo.

La curiosidad, entonces, pasó a mi lado cuando le consulté por qué me había mencionado el nombre de ‘Pompo’. La respuesta que tuve ni me la esperaba: “Cuando vi jugar a Cordero por Universitario de Deportes (club por el que salió campeón en 1998/99 y 2000) no solo quedé asombrado por la forma como trataba el balón, era un lujo como se paraba del mediocampo para arriba, su panorama de juego, los cambios de frente con pelotazos bien jugados. Una calidad sin fin distribuida en su larga estatura y fuerza para imprimirle a su juego las veces que él quería dotada de una inteligencia sin igual. Yo lo quise tener y colocarlo en mercados futbolísticos de un mejor nivel que el peruano que no es malo, dígase de paso, pero todo quedó en nada ¿Qué tipo de jugador ese ‘Pompo’ No conmigo, pero con cualquiera representante pudo llegar muy lejos en esta profesión de futbolista que es tan corta’”.’Pompo’ hoy con 39 años, después de haber jugado en dos ocasiones por la ‘U’, Melgar, Alianza Atlético, José Gálvez, UTC, Mannnuci y Alianza Universidad, hoy está de entrenador del Racing, pero no vaya a creerse del Racing de Buenos Aires, sino de Huamachuco en La Libertad.

Y cuando Sergio Markarián fue nombrado entrenador de la selección para el proceso eliminatorio del 2010 y viajé con el reportero gráfico Richard Hirano de El Comercio a entrevistarlo a Montevideo, cuando le pregunté qué pensaba hacer con la indisciplina de ciertos jugadores seleccionables, Markarián con cara de ‘yo no fui’ me respondió; “Mario, en todo el mundo existe la indisciplina en algunos jugadores; lo que pasa con los futbolistas peruanos es que les gustan hacer sus cosas con cámaras de televisión que los filman o en lugares públicos”. Le hice mención de un jugador de la ‘U’ que en esos momentos era la gran figura del equipo, pero indisciplinado y que podía ser uno de sus elegidos (por motivos obvios no cito su nombre) y Sergio me espetó con esto: “Gran jugador, pero tiene caca en la cabeza”.

Son muchos los casos del tema que toco y muchos los comentarios que se tejen. Mi colega y amigo Fernando Jiménez en “Todo Sport”, por ejemplo, al tocar el ‘Caso Deza’ escribe que “ya no me da bronca, me da pena. Deza necesita un tratamiento psicológico. Una terapia de un especialista. No se trata solamente de castigarlo, lapidarlo o botarlo del club. Cuando se falla una vez es error, cuando se es reiterativo ya no sirve excusarse en que no lo volverá a hacer. Colinda con lo patológico. Y esto viene de su proceso formativo, de su entorno familiar y amical, de su entorno en el cual se mueve. Su cerebro no procesa y por eso cae en reacciones impulsivas que no controla. Es un chico de muy buenas condiciones futbolísticas. Los dirigentes de Alianza, más allá de ser severos con un castigo, deben ayudarlo. Lo necesita con urgencia”.

Dominan tres equipos del sur mientras Alianza y Cristal van 14 y 15 en la tabla

 

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