El niño tenía solo año y medio. Junto con su madre y su hermanita mayor esperaban movilidad en el asentamiento humano Cerro Alto en La Molina. A gran velocidad apareció una camioneta de movilidad escolar conducida por Ana María Hernández, que embistió al pequeño. La conductora hablaba por celular mientras conducía y no se enteró del atropello hasta que los familiares la alcanzaron en un wawawasi donde dejaba a sus pasajeros.
El menor fue llevado al Hospital donde falleció por traumatismo encéfalo craneano grave. Para decirlo en palabras sencillas; tenía el cráneo destrozado.
La conductora ha negado su responsabilidad diciendo que el niño cruzó de improviso la calle y no pudo evitar atropellarlo. Pero las evidencias son contundentes:
Primero: Estaba tan distraída en su llamada que ni siquiera se dio cuenta del atropello ¿Cómo vio que cruzaba de improviso la calle?.
Segundo: El niño tenía un problema en la cadera que le impedía caminar bien ¿Cómo corrió?.
Tercero: La mujer llevaba a niños como pasajeros ¿Cómo es posible que manejara a toda velocidad?.
Cuarto: Con todas estas evidencias ¿Por qué la mujer no reconoce su delito? Seguro pretende librarse del homicidio culposo, es decir homicidio por negligencia.
No es un problema menor al que nos referimos. En el 2012 se impusieron cerca de 12 mi papeleteas por usar el celular mientras se manejaba. En ese mismo año, casi la mitad de los accidentes de tránsito con consecuencias fatales se debieron a la misma razón.
Somos testigos de muchos choferes quienes conducen vehículos de servicio público y hablan por celular, en algunos casos exageradamente. ¿Es que no respetan su vida ni la de sus pasajeros? ¿Por qué no reclamamos cuando pasa esto?.
La irresponsabilidad no debe pasarse por alto tanto más cuando puede afectar nuestra vida y nuestra salud. ¿No les parece?.