Cuando un amigo se va…

 

No sólo la tristeza de no volver a estrechar su mano, compartir la alegría o confundirme con él en fraterno abrazo. Hoy, me estremece el dolor de comprobar que seguimos siendo un país, hondamente fraccionado, quién sabrá nunca porqué. Ver y oír a ciertos personajes, que ni siquiera respetan su decisión de morir rebelándose al oprobio, para lanzar sobre Alan García, la miseria de sus pobres odios enfermizos, es algo que en verdad me duele, en mi condición de peruano – y más allá de las diferencias ideológicas- sincero amigo de ese hombre talentoso, hábil político y definitivamente histórico, Alan García Pérez, que en paz descanse y en nuestra memoria siga viviendo.

Su trágica decisión- que ha estremecido a la patria- me recuerda inevitable, a la ya lejana noche en que vi a los más poderosos miembros de otro partido, “El más viejo del Perú”, según Basadre, proclamar sujeción a un canalla, ayer expulsado de sus filas bajo probada traición a la patria.
Esa noche, sentí que algo moría en mi interior y que ya no me quedaba nada por hacer en mi amada tierra.

Entonces, emprendí el auto exilio, que como sólo sabemos algunos que lo hemos conocido, es otra forma de suicidio, la agonía a plazos. Un llanto interno que parece no cesar nunca.

Por aquel tiempo y a raíz de haber leído una criminal falsedad, sin poder evitarlo, en mi condición de Presidente de una asamblea, electo por unanimidad, por quienes me proclamaron “un honesto colega”, a raíz de ello, digo, los eternos odiadores que por desgracia existen en el Perú y -sobre todo- en nuestra prensa, me llamaron “falsificador”, de algo que sólo había visto por uno, o dos minutos en toda mi vida, lo cual agravó mi indignación y mi rechazo a la ola de miserables ofensas.

Lo que sufrí vagando por Centroamérica, sin dinero y sin amigos, es algo que quizás un día motive una pintoresca novela, si acaso el tiempo logra curar mis recuerdos, con el bálsamo de olvido.

El suicidio –que los insensatos se atreven a llamar “cobardía”- es una encrucijada de vida, que en desesperación, puede llevarnos a decisiones límite, las mismas que no tienen explicación fácil, ni siquiera para la psiquiatría.

La historia universal, está llena de grandes personajes que prefirieron la muerte, a soportar el vejamen de quienes no pudieron vencerlos en la arena de la vida.

En cuanto a nuestra historia reciente, en mi adolescencia palpita el recuerdo de un ex Alcalde victoriano, un caballero a carta cabal, que acusado de una serie de irregularidades al término de su gestión, se dirigió serenamente al club de tiro que –además-presidía, solicitó su pistola de práctica y se disparó a la sien. No dejó carta explicitaría, ni despedida familiar, pero, en la memoria de todos aquellos que le conocieron, y que al leer estas líneas, recuerden de quién se trata, hoy que el tiempo ha hecho lo suyo, estarán de acuerdo en que su honestidad, fue siempre inobjetable. Era un señor, como los “de antes”, hasta en su vestir y en sus elegantes modales. Lo mató la ignominia, simplemente.

Alan García, fue siempre un hombre de multitudes, un orador de polendas, un líder inobjetable y, por eso mismo, un sembrador de míseras enemistades, resentimientos de solteronas incomprendidas y otras minucias humanas que asquean al sólo mencionarlas.

Nunca he sido aprista, pero desde que lo conocí y frecuenté al lado de otro amigo, para mí, invalorable, como Hernán Garrido-Lecca, simpaticé con Alan García, hablando de todo un poco, entendiendo su amor por el Perú, intercambiando bromas y, sobre todo, valorando ese inestimable don humano que es la amistad. Desde entonces, le hice un importante lugar en mi corazón.

Hoy, ha emprendido con dramática decisión, ese viaje que según Descartes “nos llevará hacia la compasión o… hacia la nada”, me despido de él, con el cariño y la esperanza del reencuentro. Con ese fervor que tengo por mis verdaderos amigos. A los demás, que se los lleve el viento. Yo les obsequio el gracioso homenaje de mi silencio. ¡Hasta siempre, hermano Alan!…Es irreprimible el llanto…cuando un amigo se va…!

 

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