El fútbol peruano en cuidados intensivos

 

No hay nada más terrible que frecuentar las oscuras callejas de los resultados frustrantes donde han caído de bruces los clubes peruanos en los torneos internacionales. El flagelo de las derrotas humillantes debe ser materia, ahora  más que nunca de un profundo estudio que busque y encuentre soluciones.

No hay que dejar pasar por agua tibia lo que nos muestra la evidente realidad de estar rezagados ante el poderío extraño que nos recuerda la precariedad de nuestro sistema indolente y ajeno a revertir lo sucedido con Binacional y Alianza Lima en la Copa Libertadores.

Desde hace buen tiempo vivimos una situación engañosa en los torneos coperos, de escasos logros y maquillada de recuerdos magnificados que dan cuenta que ‘U’ y Sporting Cristal dos veces estuvieron en la antesala del título.

Los que añoran recuerdos de alquiler evocan con frenesí que Universitario ganó a River Plate y Racing en 48 horas en la misma Buenos Aires y que mirando por las rendijas del pasado Alianza Lima ganó a Boca en la Bombonera, gol de Víctor ‘Pitín’ Zegarra.

De nada vale que sucediera esos triunfos insulsos, sin mayor peso histórico cuando lo sustancioso y valedero es ganar la Copa Libertadores, como sí lo hacen los equipos argentinos, uruguayos y brasileños.

Chile tiene una Copa ganada, lo mismo Ecuador y Colombia. Paraguay con su rey de copas, Olimpia, hizo historia y solamente Perú, Venezuela y Bolivia no saben ni conocen lo que es llevar el trofeo a sus vitrinas.

Acá somos capaces de ensalzar al coro de la iglesia porque ganó un partido de monaguillos y acariciar el dulce recuerdo de una proeza que al final no sirve de nada.

No sabemos si en la Videna exista un plan para rescatar al fútbol peruano de la mediocridad y de repente todos los esfuerzos apuntan a que la clasificación a Qatar sea el perfecto plan para que los hinchas se recreen con poco.

Nadie quiere que Perú no vaya a Qatar 2022 pero una nueva clasificación no soluciona nada, igual seguiremos con las vendas en los ojos soñando que tenemos la mejor hinchada del mundo.

Qué podría pasar si no hay asistencia al mundial venidero. Una secuela de proporciones nos pondría en una situación peor a la que vivimos actualmente. Ricardo Gareca se iría y Juan Carlos Oblitas, se espera ello, se ilumine y vea que tal o cual entrenador es el mejor y de ese modo un nuevo Gareca llegará para darle vuelta al círculo de la encerrona fatalista.

Acá los clubes son los principales comprometidos. No se trata de vender jugadores al extranjero como negocio redondo para tener las arcas llenas y dormir en lo que parece ser la mejor visión de futuro.

Debe declararse el fútbol peruano en emergencia para que se corte las embestidas humillantes en la Copa Libertadores. Solamente es parte del problema porque hay muchas otras cosas qué hacer.

 

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