El fútbol vuelve con mascarillas y sin abrazos

 

El fútbol al fin asoma a su reanudación con el despertar de una larga somnolencia de meses de inactividad. Será con protocolos de sanidad, cuidados extremos, sin celebración, tampoco abrazos y mucho menos acercamientos que acaben con sanciones por incumplir con el compromiso de cuidarse del indeseable virus.

El rubro fútbol se adhiere al pedido suplicante de salvar el año que parecía se despeñaba como ha ocurrido con otras ligas del mundo que arrojaron la toalla en medio de una osada decisión de los alemanes de desafiar al coronavirus y reanudar la Bundesliga.

Cierto que la luz verde del estado es una cosa, pero los protocolos sanitarios deben ser convincentes ante la severidad del gobierno que podrá excesivos puntos antes de dar el primer paso para autorizar los entrenamientos.

El anuncio que el fútbol vuelve ha hecho que los clubes, algunos no todos, tengan que comprometerse a los pagos los jugadores y desterrar las excusas del perro muerto.

El regreso del fútbol impone una nueva faceta diferente a lo conocido. Uso de mascarillas, pruebas de despistaje para que nadie se meta a la cancha con contagio y muchos cuidados que compromete a los propios jugadores y personal auxiliar.

Será una forma distinta, extraña, de asumir este nuevo modelo futbolístico que implica la salubridad antes que el espectáculo propio. La vida y la salud como predicado obligatorio.

Eso sí, el público tendrá que esperar antes de llenar las gradas de los estadios. Se presumen que este año será poco probable que el hincha lleve su aliento a los clubes.

El propio ministro de salud Víctor Zamora ve lejano que el público retorne. Habrá que hacerse a la idea de colocar fotos de los hinchas en las tribunas para que los futbolistas se sientan acompañados. El aliento ambiental es otro condimento que aparecerá para que los que vean los partidos tengan la sensación de la presencia de público en los estadios.

Lolo, Perico, goleadores de casta

Más adelante habrá que ver cómo el torneo Apertura se juega, como era antes o se modifique. La idea es que se juegue en una sola sede para evitar los traslados en los aviones.

El campeonato acabará a los tropezones pero es lo único que queda para que el retorno sea una realidad, poco más soluble en agua tibia que comerse el pastel crudo.

Aparte vendrá la preparación de la selección para los partidos de las eliminatorias para el Mundial de Qatar 2022. Todo un reto para que llegar en buenas condiciones a un nuevo mundial.

El fútbol es un pretexto para olvidarse de la pandemia. Algo que pueda distraer estos momentos en que un estornudo hace correr despavoridos a los que están cerca, pero ir tras una pelota es menos traumático.

Foto internet/medios

 

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