Una frase que se escucha permanentemente es que los niños son el futuro del país y es por eso que lo protegen las leyes internacionales y nacionales. Por supuesto son sus padres quienes lo tienen a su cargo y lo ayudan a crecer físicamente, socialmente, culturalmente y emocionalmente. Pero, ¿qué pasa cuando el niño nace en una familia donde el padre, la madre o ambos creen que el castigo físico exagerado es la mejor forma de educarlo?. Peor aún es el caso del niño si uno de sus progenitores tiene algún desorden mental y no lo trata con el amor que merece.
Cuatroscientos ochenta y ocho casos de maltrato infantil se registraron en el Perú hasta julio del presente año. Así lo afirmó el Ministro de Justicia y Derechos Humanos Gustavo Adrianzén.
Pero un tipo de maltrato que no suele tomarse en cuenta en las cifras y que muchas veces se queda entre las 4 paredes de la casa es el maltrato psicológico que deja secuelas permanentes en el alma del niño. Según afirma el psicólogo Hugo Bodero el impacto producido en el niño puede ser bastante grave. Los niños maltratados suelen mostrar frecuentes problemas de conducta, dificultad de adaptación, baja autoestima, timidez, baja eficacia personal y bajo rendimiento académico. Síntomas frecuentes son la tartamudez y la inseguridad. Tanto más pueden orinarse en la cama lo que a la vez incrementa el castigo.
El especialista nos recuerda el caso de un adolescente con muchos problemas, quien le decía que cuando era niño casi todos los días su madre le pegaba y el padre hacía lo mismo cuando llegaba del trabajo. “Yo cerraba los ojos y solo esperaba el castigo. Ese es el único recuerdo de mis padres”. Casos como este ocurren todos los días.
No debemos dejar pasar las cosas. El ser padres no les autoriza para maltratar a un niño. Hay que considerar que muchas veces, como dice el Doctor Bodero, no se trata de “niños problema” sino de “padres problema” que deben recibir tratamiento psicológico y quizás psiquiátrico. Que se traten ellos primero. ¿No les parece?.