El Perú merece mirar el porvenir con optimismo

 

En esta tierra de corruptos e inocentes, unos a otros se dicen: ¿Cómo estas, cómo te sientes? La cita viene a propósito de las declaraciones de una persona de evidentes y sobrados conocimientos de la historia del país, la misma que, nos hace ver que nos encontramos abrumados por el nivel de corrupción y por los presidentes que han engañado a la ciudadanía. Situación ésta que pese a ello, agrega, no impide que el Perú siga funcionando. “¿Cuántos corruptos hay, cien mil? Somos treinta millones. El Perú no es corrupto. Hay corruptos a quienes les dimos el poder”, enfatiza.

En este repaso de la vida republicana, la destacada intelectual peruana, refiere a propósito de los problemas éticos, morales y legales, protagonizados por quienes han tenido el privilegio de lucir la banda presidencial, que los antecedentes nos muestran que aquí “no tenemos una historia de respeto a la dignidad presidencial. Esperas mucho de tu presidente o estás dispuesto a ejercer la justicia popular contra tu presidente”.

Lo manifestado, coincidentemente, se ha hecho público, al mismo tiempo, cuando otras personas dedicadas a la tarea comunicacional, dedican severas y hasta extremas críticas contra el actual mandatario de la Nación. Unos dicen que el presidente se ha instalado en una nube muy alta y errática, que la lucha contra la corrupción no funciona si carece de estrategia y que las reformas planteadas por el jefe de Estado no tendrán mayor suerte, al mismo tiempo, que le demandan que sirva urgentemente a la sociedad “con resultados concretos en salud, educación, seguridad y transporte, con más empleo y menos pobreza”. Tal cual está escrito, podría pensarse, que el autor está en oposición contra el persistente accionar en el afán de librar al país de corruptos, demandándole, eso sí, la solución de otros problemas de la manera más inmediata.

¿Mastínes sin bozal? No, de ninguna manera. Están haciendo uso de su derecho a la libertad de opinión. Por eso mismo, es que otras de esas personas, considera que el presidente en su reciente mensaje a la Nación no ha dicho nada importante y que, a lo más se trata de un mensaje borroso en el cual ha dibujado supuestos enemigos de sus afanes reformadores, dedicados a atacarlo y difundir mentiras sobre su gobierno. “El hombre está padeciendo de pesadillas…”, recalca, haciendo constar las preguntas que a su juicio merecen respuesta, para saber qué intereses o grupos de poder se oponen a la gobernabilidad que dirige el actual mandatario. Quien hace las preguntas considera que tales no existen, en tanto que es público y notorio que los enemigos de la administración están, más bien, de huida y desbande. De acuerdo a su criterio, el presidente dirigió su mensaje, más bien preocupado por el resultado de las más recientes encuestas.

Quienes son más entendidos en estos escrutinios de opinión pública, a diferencia de lo manifestado líneas arriba, se encargan de aclarar a quienes necesitan respuesta, señalando que, a un año de gobierno, la caída en las encuestas no es ninguna sorpresa, que se trata de un pronóstico más fácil de hacer y que los desgastes de los gobernantes en el Perú es acelerado. Precisa al respecto que, luego de un año de gobierno, la aprobación de Alan García llegó al 35%, la de Ollanta Humala al 40%, y la de Pedro Pablo Kuczynski al 29%, porcentajes que presentan al presidente Vizcarra en una mejor posición ya que tiene el 44% de aprobación. El mismo experto refiere que las explicaciones puntuales varían y que en el fondo se trata de las limitaciones de un Estado disfuncional para atender las crecientes expectativas de la ciudadanía, entre ellas la seguridad de la población y el crecimiento económico que son las que más afectan la vida cotidiana de los peruanos.

Resulta interesante la lectura de la controversia. Con una visión positiva, en estos días de debate comunicacional, se han hecho presentes quienes formulan un llamado para entender que es hora de hacer cambios más allá de la superficie, de condenar al destierro, para siempre, las actuaciones extremas de todos lados, que nos han conducido a la separación, al atraso, a las luchas intestinas, a la muerte. Hagamos que el Perú mire el porvenir con mayor optimismo, más abierto, más próspero, más inclusivo. Desde el mismo frente se marca la ruta a seguir: “el momento es bueno para revaluar que el trabajo honesto paga y el crimen no paga”.

 

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