El rescate después de la tragedia

 

Hay una multitud de damnificados, hombres, mujeres, niños y ancianos que han quedado desamparados. El vendaval arrasó con propiedades, casas, negocios, trabajos. Sin vivienda, alimentación, salud, estamos frente a cientos de miles de refugiados en su propio país. Ante una catástrofe social que ha puesto a prueba durante la emergencia las capacidades, la organización, la solidaridad del Estado y de la sociedad. Pero no acaba aquí. La emergencia dará paso al rescate de esos cientos de miles de compatriotas que deben recuperar una supervivencia digna.

Es una tarea inmensa, un desafío nacional que reclama el aporte de todos. El lema Perú, una sola fuerza no puede quedar solo en palabras, toca al gobierno plantear un gran acuerdo que reúna a todas las fuerzas políticas para organizar y apoyar la acción conjunta. Para, por ejemplo, potenciar el rol de las Fuerzas Armadas que se han conducido de forma impecable y en este futuro inmediato están llamados a ser puntales del rescate a través de la acción cívica organizada por un ministro tan eficiente y político como Jorge Nieto.

Le toca al gobierno y al conjunto de los partidos políticos decidir sobre la reconstrucción y el rescate. Programas sociales masivos de alimentación, educación y salud. Reubicación y construcción masiva de viviendas. Distribución de trabajo para que los mismos damnificados puedan solventar a sus familias alineándose en la reconstrucción y la atención a los damnificados. Que las Fuerzas Armadas participen en la solución de algunos problemas en especial de atender la inseguridad ciudadana.

La emergencia pasará pero el día siguiente será el de la desolación y el de las urgencias. La tragedia nacional es, cómo no, una motivación para la convergencia y la unidad que permita subsanar errores históricos, planificar las ciudades y prevenir los daños causados por los desastres naturales.

Dos líneas básicas deberán ser atendidas: la acción del gobierno central y de los gobiernos locales y regionales y la organización de la contribución de la sociedad. Los colegios profesionales deberán estar en primera línea, los partidos políticos poner a disposición sus especialistas y expertos. Se buscan soluciones con afán ejecutivo, sin posibilidad de evadir y menos de fracasar en enfrentar la emergencia ahora y la reconstrucción y el rescate inmediatamente después.

PPK ya debería estar pensando en un unitario gabinete de salvación nacional que pueda liderar el sentimiento de urgencia que nos atenaza para enfrentar lo que empieza después de la tragedia.

 

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