La maratónica eliminatoria para Rusia 2018 está más difícil que vender hielo en el polo norte, un cometido complicado para una selección como la nuestra que no goza de un apetitoso historial.
En el grupo sudamericano tenemos tres campeones mundiales con quienes habrá que lidiar en dispareja contienda. También encontraremos resbalosos adversarios como Colombia y Chile y otros que no apilan pergaminos, pero enfurecidos por no tener presencia mundialista arremeten con todo.
En el inicio, por cuestiones del azar, tendremos como rival a Colombia. Da lo mismo empezar contra los cafeteros, brasileños o argentinos. Total se jugará con todos ellos.
Colombia por antecedentes viene de hacer un buen mundial en Brasil 2014. Es una referencia que sirve para sacar cuenta que el equipo de Pékerman goza de buena salud.
El último tope contra los colombianos en la Copa América que acabó con empate 0-0 no sirve mucho para encontrar luces del nuevo tope en octubre venidero. Eso sí, Perú recortó un poco la ventaja que nos han sacado los colombianos.
En la década de 80 Colombia no era rival de peso para los peruanos. Era una sana costumbre darles un baile, pero las cosas cambiaron. Ya Colombia no es el equipo blandito y se ha fortalecido desde que aparecieran Asprilla, Rincón, Higuita, el Pibe Valderrama y otros que impusieron un nuevo sello al fútbol cafetero.
Los colombianos han potenciado su fútbol tiene a sus mejores jugadores dispersos en Europa, con James Rodríguez en Real Madrid y Juan Cuadrado en el Chelsea.
Luego del mundial brasileño Colombia ha entrado en una etapa de estructuración, no confundir con descomposición que es otra cosa. De ahí que en la Copa América el equipo tuviera fisuras.
Se supone que para octubre el equipo del país de la cumbia ya habrá alcanzado su rigidez como equipo de alta competencia. Y de hecho no querrá dejar pasar la ocasión del inicio auspicioso.
Además han llevado sus partidos a Barranquilla, un sitio donde se calientan y funden las ideas del visitante.
La selección peruana de aceptable actuación en la fenecida Copa América es un equipo todavía en formación, con cosas interesantes que ha sabido impregnar Ricardo Gareca. El mejor acierto del argentino se sostiene en dos pilares. Primero colocar a los jugadores donde mejor rinden y descubrir que Cueva era una cuña que bien ensamblada, sería de mucha utilidad. Y así fue.
Otro punto a favor de Gareca fue rescatar el juego bonito. Con Markarián era la danza del pelotazo con Gareca la construcción de paredes y el talento a flor de piel.
Esas serán las armas, en todo caso, las armas para un buen arranque para tomarnos un cafecito.