Entre el genio y… la locura (II)

 

Así como algunos muchachones que hoy estelarizan los huachafos “realityes” de nuestra tele, que sólo sirven para engordar la billetera de la “guapa” Magaly, y no pocas jovencitas descarriadas que debieran acordarse de “Cuchita” Salazar y analizar su biografía-deteniéndose en los chapters finales- digo, así como esta “gentita” se cree “El Copón Divino” a raíz de un par de escandaletes vía prensa de cincuenta cobres, así he conocido a dos o tres escritorzuelos, que se sienten genios, por haber perpetrado algunas maldades en agravio de su confiada familia, o por haber sido arrojados de simultáneos empleos “en premio” a su ociosidad, borrachera o incompetencia, así, hay plagiarios o simuladores que no pudiendo ser, casi nada en esta vida, se autoproclaman “genios”  y con un poco de suerte, encuentran quien los “apapache”, hasta que se les quema la película y la cruel realidad los pone en su sitio.

No era éste el caso de “Los Dos Gordos”, desde luego. Ambos habían devorado las diversas biografías de Orson Welles   y sin haber escrito –por ejemplo- “La Guerra de Los Mundos”, presentándola como un boletín noticioso, alucinaban ser estrellas inalcanzables del mediocre periodismo de aquellos tiempos suyos.

PERO… ¿ERAN GENIOS?

No. Desde luego no. Eran más bien, pintorescos talentosos que se alucinaban “superiores” y demostraron una gran habilidad, podría decirse “buena fortuna”, para encontrar a determinados feligreses que  vieron en ellos, reencarnaciones fantásticas de, por ejemplo, Orson Welles,  y así les facilitaron con inusitada frecuencia, dinero  y credibilidad para su  megalomaníacos proyectos.

Banchero -entre otros- se gastó una fortuna en financiar los caprichos “villaranescos”, hasta que “El Gordo”, tuvo la osadía de arrojarlo del diario que “El Hombre” había “bancado”,  llamándolo “Anchovetero de M”, al tiempo que ordenaba al portero no volver a permitir que “el dueño” ingresara al local donde se editaba el medio, con el cual, el susodicho “Gordo”, le había prometido alcanzar la Presidencia. Ese, naturalmente, pareció el fin… pero asombrosamente no lo fue.

El “Gordo II” se dio maña  para defender a su “ídolo”, convirtiéndolo en eso que los gringos llaman “ Asociado en la sombra, o “Shadow Partner”, asignándole un jugoso sueldo que- curiosamente, yo debía llevarle hasta la casa de un par de gentiles tías solteronas, que amparaban al “genial” sobrino sin chamba… hasta que cambiaran los vientos.

Entre tanto, se asignó la Dirección a Mario Castro, quien hábil y tremendamente saboteado,-por los “gordos”, claro- renunció antes de un mes, cediendo la Dirección a Thorndike.

EL PROYECTO FUE UNA COPIA

Entre “Gordo” y “Gordo”, le habían presentado al capitalista, el sueño de un diario nunca visto. Algo que sería sensación, no sólo en el Perú, sino en toda América Latina. Ninguno de los dos “Gordos” tenía una idea de los perfiles posibles del “Montón de Humo”, que le estaban vendiendo al “Hombre de la Anchoveta”, pero se lo vendían con fuerza y palabreo “genial”.

Así las cosas, ambos “Genios”, promovieron una “Tormenta de Ideas”, muy al estilo gringo y de pasada, me invitaron “generosamente” a mí –que nunca he sido genio ni me lo he creído, tampoco- y acudí a la cita, por divertirme un poco.

Empezando por el tamaño y formato que fue “puesto en mesa”, yo tuve “el atrevimiento” de proponer el encuadre “tabloide”, por ser lo que estaba de moda en el mundo periodístico mundial.

Entonces “El Gordo” mayor, con una sonrisita a lo James Cagney en película de gángsters, me dijo: “No pues, Dávila. No venga con su filosofía de cines de barrio. Aquí estamos proyectando un lanzamiento genial, algo nunca visto por estas playas”.

Y por dichos rumbos, terminaron no sólo plagiando el tamaño, sino el formato completo, diagramación, secciones  y tipografía de titulares “a la completa” al veterano magazine francés, llamado “France Dimanche”, lo cual no me pareció entonces, ni me parece ahora, ningún tipo de genialidad. En fin.

Para los interesados. En países que se caracterizan por un periodismo de altísimo nivel, se invierte millones de dólares, o euros, según el caso, en diseñar originales formatos, diagramación y estilo, de cualquier periódico debutante. Copiar una diagramación, en los tiempos que hoy corren, sería un  gracioso encargo, para una señorita digitadora. Antes, era otra cosa. Había que hacer una “correcta interpretación del gusto popular término medio”, como yo aprendí de los tigres de “La Cadena Hearst”, famosa en el mundo entero. La citada fórmula universal, en caso de aplicarse al concepto pleno del medio a difundir, garantiza la aceptación popular y un elevado tiraje, además del “peso de opinión” que es lo que interesa a los políticos heavy weigth. O sea, a los que juegan en primera… mientras no los “bailen los genios”.

 

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