¿Es posible vivir seguros?

 

La mayoría de nosotros en el fondo deseamos tener una sociedad en que podamos vivir “pacíficamente”, y también dentro de nuestros hogares, en la oficina o en cualquier lugar, y en especial, concordar entre unos y otros. No como una sociedad dividida por sectores, color o nivel social.

El concepto de separación es lo que produce la violencia, y para sofocarla es necesario ponernos del lado de la unidad, de la tolerancia y del perdón.

En otro sentido, lograr vencer el estrés que produce la inseguridad frente a cuadros de violencia, cuando vemos que los valores y códigos de convivencia se han perdido, cuando estamos frente el resentimiento y odio generado por la falta de valoración a la vida, considerando que ya no se tienen oportunidades.

El resentimiento lo genera la envidia de no tener lo que tienen otros.

Siempre recurro a un libro que me ayuda a entender y a encontrar respuestas a distintas situaciones, basándose en lo que dice la palabra de Dios, y este libro es la Biblia.

La mayoría sabe acerca de los Diez Mandamientos, y en especial, el 10º; éste nos habla de no codiciar los bienes ajenos.

Cuando se comprende que cada uno tiene las mismas oportunidades, deja de observar el progreso de los demás, y comienza a dar pasos para lograr el propio.

¿Cómo podemos armarnos espiritualmente para ayudar a restablecer la salud de una sociedad?.

Hoy se habla de comprar armas para defenderse de cualquier situación de peligro, pero ¿de qué sirve un arma si tenemos miedo o estamos aterrados?.

Además, estar armados para defendernos sería ponernos del lado de la ley del Talión. Ley del Talión (latín: talis o tale, que significa idéntica o semejante); se refiere a un principio jurídico de justicia retributiva en el que la norma imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido. La expresión más conocida: “ojo por ojo y diente por diente” Jesús vino a contrarrestarla y a mostrarnos que hay otras formas de convivencia, basadas en el perdón y no en el odio.

La verdadera defensa está en buscar paz y seguridad interior, no dejarse influir por la sensación de peligro, porque el miedo atrae más miedo.

Este reconocimiento es una sólida base para orar, es el comienzo de una vida cimentada en una justicia igual para todos y además una puerta abierta para que aquellos que han equivocado el camino encuentren la redención. Es contemplar al otro bajo la misma luz con que nos vemos a nosotros mismos. Es posible sentirnos protegidos cuando recurrimos a esta clase de oración.

A partir de un cambio mental, logramos clasificar la calidad de nuestros pensamientos, y orientarlos a una mejor calidad de vida, libre de todo resentimiento, venganza o desamor.

Esta es una buena alternativa para encontrar respuestas a la salud física, mental y emocional, y de esa forma contribuir con la seguridad y bienestar de nuestra ciudad.

(Escribe: Elizabeth Santángelo, experta en salud y bienestar, integra el Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana en Argentina. Twitter: @elisantangelo Email: Argentina@compub.org).

 

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