La actuación peruana en la Copa América sentó las bases para el futuro del fútbol peruano. El reto mayor será la eliminatoria para el Mundial de Rusia 2018 donde no habrá margen de error frente a los mismos adversarios que estuvieron en el certamen chileno.
La garantía está, el aval y el crédito respalda a la selección peruana que ha jugado en la Copa América en sintonía con el gusto popular, con el toque como estandarte, la fortaleza que nace con un arquero que ofrece seguridad, un medio campo inteligente y explosión del gol.
La eliminatoria no será como el certamen chileno que duró apenas un mes, el camino a Rusia 2018 es más largo y sinuoso. En poco más de dos años y medio habrá una respuesta. Si tenemos los pasajes al mundial ruso o como otras tantas veces con el traje harapiento de la eliminación.
Ricardo Gareca ha hecho cambios con el mismo plantel que utilizó Sergio Markarián en el proceso anterior. Para el argentino el “Loco” Vargas es lateral y no extremo, Jefferson Farfán fue colocado detrás de Paolo Guerrero y Carlos Ascues como zaguero con suficiente destreza para salir con la pelota dominada.
También realizó otros ajustes como el de colocar a Christian Cueva flotando en el medio campo para asociarse con el que mejor se despuntaba para que el pase saliera de sus botines con precisión de cirujano, la pelota blandita, bien tratada y el gol como santo remedio.
Lo que sí va a ser un problema mayor es buscar reemplazos. Luis Advíncula por ejemplo no tiene un suplente de sus mismas condiciones. No hay otro en el medio y habrá que buscarlo.
Paolo Guerrero es un delantero potente, pero tampoco tiene estructuras de robot mecanizado. Un ariete de sus cualidades es tan difícil como rejuvenecer a Perico León y tenerlo listo en el área.
Otro que no aguantará es Carlos Zambrano, un buen elemento, pero con un tornillo suelto por su temperamento para meter patadas. Es complicado encontrar un zaguero que juegue bien, seguro por alto, pero que no apunte a las canillas de los adversarios.
Gareca dice que hay que confiar, repotenciar la tropa que dispone actualmente. Y al hincha hacerle llegar el tranquilizante mensaje de que espere un poco, un poquito más. A lo mejor tengamos la ocasión de ser felices.