Gavilán: pacto narco con la brujería lo perdió

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En el submundo de los sicarios se veneran “santos” como Jesús Malverde y la Santa Muerte, pero el colombiano Roberto Vargas Gutiérrez  (a) Gavilán, creía que un pacto con las fuerzas oscuras lo haría inmune a las balas y libre de todo mal hasta que fue abatido  el 31 de agosto en el Operativo Agamenón 2.

No se trataba de un narcotraficante desconocido  sino del segundo mando del Clan del Golfo, encabezado por Dairo Antonio Úsuga David (a) “Otoniel” que trata de copar los llamados “territorios liberados” que dejaron las FARC e incluso planteaban ser considerados como guerrilleros para negociar con el gobierno.

 Gavilán fue un guerrillero y paramilitar que cargaba consigo un amuleto en el que creyó con devoción durante años de delincuencia y se  aferraba a las creencias satánicas con la certeza de que su vida sería duradera y llena de poder.

Desde muy joven, acudía a una bruja que le preparaba toda clase de hechizos y pócimas, quien se convirtió en una suerte de guía espiritual del temido delincuente pero nada pudo salvarlo el pasado 31 de agosto cuando se enfrentó a comandos de la Policía, el Ejército y la Armada  de Colombia que lo abatieron en una zona selvática, en los límites entre los departamentos de Antioquía y Choco.

Vargas tenía un amuleto que atesoraba como su vida y confiaba en que le ayudaba a esquivar la muerte. Todo comenzó cuando se interesó por conocer más del animal por el que era famoso en el mundo del hampa: gavilán, un ave rapaz de la familia del halcón.

Roberto Vargas  le ordenó a sus subalternos que le trajeran vivo un gavilán, ya que la bruja, una señora de unos 70 años, le recomendó que si le cortaba las garras recibiría una protección sobrenatural, informa el diario colombiano  El Tiempo.

El mafioso le llevó las garras a la mujer, quien las disecó y celebró un rito de protección. La bruja, además, le aseguró que éstas le darían una gran potencia sexual.

A partir de ese momento, el narco cargaba siempre con ellas. La historia se convirtió en leyenda por todos los territorios que dominaba a sangre y fuego, donde la gente creía que las garras tenían poderes mágicos y que al capo lo hacían realmente invencible.

De esa manera cimentaba su poder en Clan del Golfo, nuevo nombre del reformado Clan Úsuga y de “Los Urabeños”.

Obsesionado por la violencia

El Centro de Investigación del Crimen Organizado, Insight Crime, señala que  “Gavilán”, pasó de ser guerrillero maoísta, a soldado paramilitar, a uno de los cabecillas de Los Urabeños. Vargas se entregó a las autoridades en dos oportunidades, sólo para regresar rápidamente a la vida criminal, cada vez a un rango más alto.

Comenzó su carrera criminal con el grupo guerrillero de izquierda Ejército Popular de Liberación (EPL). Se desmovilizó en 1991, pero hacia mediados de la misma década retomó las armas, esta vez uniéndose a los recién formados grupos paramilitares en la región de Urabá, en el departamento de Antioquia.

En 1995 llamó por primera vez la atención de las autoridades cuando se le identificó liderando un grupo de 100 combatientes, pertenecientes al ejército de Salvatore Mancuso, en San Pedro de Urabá, señala Insight Crime.

Posteriormente, Gavilán se cambió de la ultraizquierda a la ultraderecha para unirse al Bloque Mineros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), una fuerza que comprendía unos 2.800 combatientes liderados por Ramiro “Cuco” Vanoy.

Este grupo operaba principalmente en el Bajo Cauca, también en el departamento de Antioquia, en los límites con el departamento de Córdoba.

Gavilán se desmovilizó en 2005, durante las negociaciones de Santa Fe de Ralito en Córdoba, prometiendo rehabilitarse pero seis meses después, los hermanos Úsuga –Juan de Dios, alias “Giovanni”, y Darío, alias “Otoniel”– antiguos compañeros de Gavilán, tanto en el EPL como en las AUC, lo invitaron a unirse a Los Urabeños.

Gavilán ascendió  hasta el máximo escalón de la jerarquía en Los Urabeños, dirigiendo las operaciones en el estratégico departamento de Córdoba y se le consideraba crucial en el reclutamiento de combatientes del grupo rival de Los Paisas, incluyendo a Rafael Álvarez Piñeda, alias “Chepe”, y Germán Bustos Alarcón, alias “El Puma”; los dos antiguos miembros del Bloque Mineros de las AUC.

El Departamento del Tesoro de los Estados Unidos agregó a Gavilán a su lista de Narcotraficantes Especialmente Designados en marzo de 2010 y el gobierno colombiano ofrecía una recompensa de US$500.000 a cambio de información que lleve a su captura.

Cerebro del Plan Pistola

De esta manera Gavilán fue una figura clave  para el crimen organizado en Colombia por más de 20 años. Como comandante de los Urabeños, Gavilán fue responsable principalmente de manejarlas operaciones de tráfico de droga en la provincia de Córdoba, además de rutas de tráfico en Panamá.

Entre sus crímenes, se le señala como  el cerebro tras el plan de los Urabeños llamado Plan Pistola, que tenía como objetivo abatir a oficiales de policía en Antioquia, Córdoba y el Chocó.

En el momento de su muerte, tenía 22 órdenes de arresto por homicidio, onspiración para cometer delincuencia, tráfico de drogas y desplazamiento forzado.

Como miembro de Los Urabeños, Gavilán no solamente apoyaba  a sus socios como Daniel Antonio Úsuga, alias “Otoniel”, sino también a miembros de grupos rivales como Los Rastrojos y Los Paisas.

Objetivo de altísimo valor

En una declaración en la Casa de Nariño, el presidente colombiano , Juan Manuel Santos destacó: que el Clan del Golfo es“tal vez la organización criminal más poderosa que estamos confrontando ya desde hace algún tiempo”.

Y precisó que “Gavilán”, por quien las autoridades ofrecían una recompensa de 500 millones de pesos (unos 169.000 dólares), era “uno de los objetivos de altísimo valor” para el Gobierno.

Sobre la operación el Ministerio de Defensa explicó en un comunicado que los comandos “tenían información previa que señalaba que el cabecilla, tras ver el partido de fútbol de la selección colombiana contra Venezuela, se desplazaría en una lancha por la ciénaga de Tumaradó hacia una cabaña, donde pernoctaría”.

“Tal y como lo habían revelado los informantes, a quienes se les pagará la recompensa (…) el capo arribó al sitio, donde finalmente fue abatido”, agregó.

El mafioso se creía seguro y bajó la guardia pero su pretendido pacto con las fuerzas oscuras ni su amuleto de garras disecadas de gavilán lo salvaron de las balas aunque tuvo un funeral de mafioso, con sus cómplices disparando al aire dizque para ahuyentar las malas vibras.

 

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