Hay que mirar más allá de nuestras narices

 

El cierre del año futbolístico deja a Perú como subcampeón de la Copa América pero con tareas pendientes como la de mejorar la actuación en la Copa Libertadores

Cierto que en el campeonato local, los puyazos cruzan de un lado a otro pero hay más que espumas de champán que levadura de protagonismo en un torneo donde no tenemos presencia.

Los subtítulos de Universitario y Sporting Cristal son placebos para hacernos creer un crecimiento de mortaja antes de tener a mano el antídoto de la curación. Quiere decir que vivimos de recuerdos pasados y no hay un enfoque certero para cambiar el statu quo.

Desde que Universitario rozó el subtítulo en 1972 mucha agua pasó debajo el puente sin que el regocijo alcanzara ampliar la sonrisa de una campaña construida a medias.

Igual Sporting Cristal con Sergio Markarián en la dirección técnica llegó a la antesala de la gloria en 1997 arrebatada finalmente por el poderoso Cruzeiro cuando ya creíamos que al fin el anhelado trofeo se posara en las vitrinas del club bajopontino.

Con esos escarceos hemos sobrevivido, de pujas domésticas, de un falso poderío para no llegar a ningún lado y hoy a portas de quemar un calendario más, nos perfilamos a creer que en el 2020 las cosas cambiarán.

Ya se dan los pasos con renovado entusiasmo con el control remoto en mano. Universitario toma distancia con el resto al traer al entrenador uruguayo Gregorio Pérez y empezar el trabajo de un empecinamiento regulado todavía no hay muestras de cosecha.

Sin embargo, Gregorio Pérez podrá ser mejor que Guardiola y Mourinho si el plantel que dispone no sufre una refacción total. Un equipo de pelea y no un modesto adversario. Un peso pesado que produzca miedo y no un once light de liviano plumaje.

Es aquí donde tropezamos con una realidad que no podemos soslayar.  Es el dinero. De dónde sacar los recursos  para hacer contrataciones de respeto. Desterrar a los parrilleros que no dejan enseñanzas y hacernos de jugadores de nivel.

Es responsabilidad de los clubes recurrir a las innovaciones para atraer el dinero, sea mediante la publicidad, venta de jugadores o ver cómo llenar los estadios. Para que ocurra deben ofrecer buenos espectáculos.

Ese es el reto del 2020. Lograr potenciar los clubes para que el campeonato no solamente sea atractivo por la presencia de Alianza Lima, Sporting Cristal o Universitario. En esa ola podrán subirse Melgar y César Vallejo pero falta mucho más para que sea el fútbol peruano un presente distinto y no solo recuerdos bonitos.

Binacional este año se salió del molde, con un trabajo serio y planificado. Se puede apreciar que cuando se toma decisiones de grandeza, alcanza para zurcir las falencias. De ahí para adelante ponerse la valla cada vez más alta. Algo tan sencillo que cuesta no entender por aquel facilismo de que la televisión parará la olla.

 

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