Kuczynski escucha, guerra avisada no mata gente

 

Lo ocurrido con el todavía ministro de Educación en el Congreso de la República, con una interpelación que ha servido como pretexto para censurarlo en los próximos días, ha puesto al descubierto lo anunciado meses atrás por Keiko Fujimori, sobre la firme decisión de dirigir los destinos del país desde el Parlamento. Aplicará en lo que sea de utilidad para sus fines políticos el plan de gobierno presentado en la reciente justa presidencial, obviando en la gestión gubernamental a quien la derrotó por una pestaña en las elecciones presidenciales. La pretensión es enviarlo al desván de las cosas inútiles. ¿Lo logrará? El tiempo nos dará la respuesta.

Por ahora hay que reconocer que ha sabido regimentar a su bancada congresal. Ninguno de sus integrantes se salió del libreto. Carentes de conocimientos y prácticas del habla parlamentaria, mostraron dotes histriónicas que aunque lindaron en lo grosero, supieron dominar el escenario. Les bastó comportarse como una barra brava, haciendo citas engañosas, sin mostrar una sola prueba que condenara o refutara lo informado por el ministro interpelado. Cada uno puso su sal y pimienta en las intervenciones que les cupo. Unos más que otros, agregándole en determinados momentos un lenguaje lumpenesco. El ministro Jaime Saavedra soportó estoicamente el aluvión de agravios, pero, francamente, estuvo solo.

Quienes conforman la bancada oficialista no estuvieron a la altura de las circunstancias. Gino Costa y Juan Sheput algo nerviosos, pero destacaron en relación a sus colegas. Mercedes Aráoz, más nerviosa aun. Tuvieron argumentos de peso para rebatir el tremendismo circense de Héctor Becerril, pero carecieron del discurso propio de los tribunos con elocuencia y capacidad de convencimiento. Lo demás irrecordables. El ministro demostró que las irregularidades perpetradas por personas comprometidas en la compra de computadoras, fueron denunciadas en su momento ante la Fiscalía de la Nación y que las demoras en la organización de los Juegos Panamericanos Lima 2019, se vienen superando. En contraste los parlamentarios pepekausistas, no lograron reforzar tales intervenciones y equivocaron su estrategia, si es que ésta existió, para denunciar que más que escuchar razones, el fujimorismo quería llevar al calvario a un inocente.

El neoaprismo que no guarda armonía con el aprismo fundacional, con valores y principios e historia épica, tiene ahora como vocero oficial a Mauricio Mulder, hombre bien intencionado y posiblemente impecable en su vida personal, pero dueño de una personalidad que no guarda empatía con quienes antaño demostraron que contaban con oratoria consecuente con sus ideas y practicaban el “fair play”. Comenzó su presentación con algo de ecuanimidad, pero después se desbordó de manera infeliz, sobre todo cuando desconoció la importancia del avance del país en el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes-PISA 2015. Haber salido del penúltimo lugar, antes de Haití, es un anuncio prometedor propio de una labor que debe ser alentada y no satanizada. Mulder tuvo una actuación comparable a la de un tal Ramírez, fujimorista que por más que se llame Bienvenido, no es tal como político.

¿Y de la izquierda socialista y comunista? Mostrarse en desacuerdo con la interpelación por no ajustarse a la necesidad de la misma y oponerse a una posible censura, al mismo tiempo que actuar como oposición responsable, fue demasiado. Congresistas como Marco Arana o Marissa Glave no desentonaron, pero sus intervenciones pasaron como desapercibidas. La intención de mantener un punto de equilibrio en debates como el ocurrido, entre un fujimorismo cerril y un pepekausismo timorato, era difícil de sostener. Corría peligro la identidad de quienes tienen un rostro distinto.

Que no quede duda de los pasos siguientes que dará el fujimorismo luego de la censura al ministro de Educación. En lista de espera están la ministra de Salud y el ministro del Interior. Falta fecha para cumplir lo que el pasado 11 de junio del año por terminar, expresó Keiko Fujimori: el fujimorismo tiene agenda legislativa propia y desarrollará una férrea oposición al gobierno de Pedro Pablo Kuczynski.

Lo que Luz Salgado, presidenta del congreso fujimorista, dijo luego de su elección, en el sentido de que su bancada dejará gobernar y que no será obstrucionista, no será paralizante, no será negativa, no guarda relación con los hechos que ahora ve la ciudadanía. Fueron palabras, simplemente, palabras.

 

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