La chatura moral de los sin vergüenza

 

La Sub Comisión de Acusaciones Constitucionales, que preside el representante fujimorista César Antonio Segura Izquierdo, se ha convertido en uno de los referentes más visibles del desprestigio que tiene el actual Congreso de la República. Lo ha logrado a pulso firme, sin asomo de vergüenza alguna, con una terquedad inigualable. Sobre todo en lo que respecta al cuidado del blindado del ex fiscal de la Nación, Pedro Chavarry.

Lo anterior no tiene nada de nuevo, aunque ahora se sabe que tan repudiable postura, estaba respaldada por el cogollo del grupo político denominado Fuerza Popular y que dirige Keiko Sofía Fujimori, entre ellos Úrsula Letona, Karina Beteta y Luz Salgado. La reciente revelación del audio, donde las tres legisladoras interactúan para evitar que Gonzalo Chávarry, presunto miembro de “Los cuellos blancos del puerto”, demuestra hasta qué punto llega el compromiso que dicha agrupación política tiene con el cuestionado magistrado. ¿Por qué? No resulta difícil descifrar el enigma, como tampoco cuál sería la causa por la que la mentada sub comisión ha rechazado la serie de denuncias constitucionales en repetidas oportunidades y que bien, dentro de un proceso transparente, podrían haber culminado con una acusación como la de ser considerado miembro de una organización criminal. Lo actuado ha sido la resultante de una sub comisión  integrada por quince (15) miembros, de los cuales ocho (8) son fujimoristas.

Llama sí la atención que la veterana congresista Luz Filomena Salgado Rubianes, luego de conocerse el reciente fin de semana,  el chat donde ella y sus colegas intercambian comentarios, con el indiscutible propósito de apoyar las aspiraciones de Pedro Gonzalo Chávarry Vallejos, salga ahora afirmando, con una actitud poco decorosa, que no se trata de blindaje alguno. La opinión pública sabe que no es así y, en consecuencia, lo afirmado por ella constituye un despropósito que la ciudadanía rechaza con justificada razón.

A la luz de lo ocurrido y de otros actos protagónicos a los que nos tienen acostumbrados,  gente como las ya citadas y agréguese a Héctor Becerril, Moíses Mamani , Betty Anaculi, Rosa Bartra, Tamar Arimborgo, Yeni Vilcatoma, etc., pienso que los citados representantes del fujimorismo, están viviendo un período engañoso de la realidad política. Creen que la nación se encuentra adormecida, que el espíritu del pueblo está fatigado, motivos por los cuales ellas y ellos, empinados en su mediocridad, pueden recurrir a la hipocresía y al cinismo como instrumentos, dentro de un supuesto clima de penumbra, donde no hay voces que rindan culto a la verdad. Están completamente equivocados. Los recientes escrutinios de opinión pública señalan que los políticos sin vergüenza no pasarán. Pueden decir lo que quieran, pero su chatura moral va de peor en peor. El pueblo ya nos les cree.

 

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