La chica de El Porvenir

 

Cuando se escriba en el Perú futuro, la historia de las mujeres valiosas, -y sorprendentes- sin duda habrá un especialísimo capítulo aparte, dedicado a Sonia Teresa Valcárcel. Alguien que habiendo venido al mundo, con una elevada proporción de factores en contra, de pronto, decidió llamarse “Gisela” y no obstante sus errores –propios de la adolescencia casi marginal- supo enrumbar su vida para, luchando tenazmente, convertirse en una auténtica triunfadora y -además- llegar a ser la justamente calificada como “Reina de nuestra televisión”. Ella ha sobrevivido, no sólo a dos divorcios, sino a toda clase de inconvenientes amorosos, económicos y -a algo que es muy peruano-, a la venenosa envidia de ciertos personajes, que hicieron fama y fortuna, con sólo colgarse de su falda.

Hoy, “Gisela” es una próspera empresaria que tiene más de un salón de belleza, edita exitosamente dos revistas, tiene un moderno estudio y una empresa productora de programas, la mayoría de ellos, triunfadores y de buen gusto.

Y como si todo esto fuera poco, es la más vista y la más entretenida animadora de nuestra tele. Hay quien podrá decir, que ha triunfado en todo, menos en el amor. Bueno…eso depende de lo que se entienda por triunfo, en tan difícil rubro, que ha dejado fuera del ring a brillantes personalidades que tuvieron belleza, fama y dinero, para terminar suicidándose a consecuencias de un trivial desengaño… En fin. Yo admiro sin reparos a Gisela, lamentando que las vueltas de la vida, hayan separado nuestros rumbos amistosos… Aunque quizás haya sido para bien… Quién sabe…

“LA CHICA DE EL PORVENIR”

Sonia Teresa, asomó a la adolescencia en el popular barrio de “El Porvenir”, en el seno de un hogar de integración, digamos: “difícil”, que despertó en ella, un natural instinto defensivo, que la hizo aprender, incluso a “trompearse”, con los palomillas que quisieron dársela de saperocos, con su linda vecinita…Un amorío irresponsable, la convirtió prematuramente en madre… Afrontando concretamente este desafío de la vida, Gisela fue lo que dicen muchas desamparadas: “padre y madre” para su hija y lo sigue siendo hasta hoy, que dicha hija, la ha convertido en abuela… Un día, su gracia natural y su disposición histriónica (otra faceta de su defensa), la llevaron al mundo del espectáculo. Y se inició como “corista”, en diversos programas televisivos, destacando apenas, por su graciosa silueta y sus grandes y expresivos ojos…Poco a poco, empezó a “meter letra”. Es decir a participar de algunos diálogos, lo cual, gradualmente, la fue sacando del “grupo”…

DESPUÉS… EL CAFÉ TEATRO

Ya en las épocas del gobierno militar, cuando Lima encontró una válvula de escape para sus frustraciones en el Café teatro, que ensalzó a Tulio Loza, Adolfo Chuiman, Luis Ángel “Rulito” Pinasco, Sonia Oquendo y otras destacadas figuras del espectáculo, alguien a quien ya se reconocía como “Gisela”, empezó a figurar “en segundo plano”, a la hora del reparto. Era una vivaz jovencita, delgada aunque de muy llamativo talle, de sonrisa fácil y siempre lista, a desempeñar el rol, que le tocara en los “sketchs” cómicos o las escenas de baile…Curiosamente, una vez cumplido el horario teatral, Gisela, partía rumbo a su domicilio, a veces acompañada de algunos integrantes del reparto, o los periodistas que solíamos asistir a las funciones…Debo resaltar que Gisela fue siempre un ejemplo de disciplina, honestidad y respeto, en medio del difícil ambiente teatral, en cuyo mundillo, puede suceder-y sucede- prácticamente de todo…

LOS TIEMPOS DE “LA TAPA”

Andando el tiempo, Augusto Polo Campos -que ya brillaba como el brillante compositor que es-, organizó una revista tipo “varietté”, en la cual se lucían cómicos como “Roncayulo”, Hugo Loza, Don Alex “El Mono” Valle y muchos otros. Ya para dicho tiempo, Gisela desempeñaba pequeños “papelitos”, que fueron evolucionando desde aquellos que tradicionalmente se entienden por: “Señora, el té está servido”, a los roles de “jovencita ingenua”, o “mucama picarona”. Y lo mismo que siempre, concluida su actuación, abundaban los “voluntarios” para acompañar a Gisela en el taxi que la llevaría a casa, pasando antes, por una bodega, donde ella, con el pago obtenido por su trabajo, compraba una o dos latas de leche, para su pequeña Ethel, que era su adoración… Después de esta etapa, Gisela -por su cuenta y riesgo- estudió dicción teatral y un curso básico de actuación. Quizás intuiría que por ahí estaba su futuro…

ALÓ GISELA…

Más adelante, Gisela asomaría a los primeros roles en “Risas y Salsa”, centralizando escenas de baile y… también catando algo, con apoyo del “feed back”… Dicen pues, que diosito, no da todas las gracias completas… Y así siguió por un tiempo largo, actuando y aprendiendo, porque nada enseña tanto como el escenario y… la propia vida, oiga usted… Hasta que un día se acabó “Risas y Salsa” y sus jocosos protagonistas, quedaron en la lleca, a merced de su propio ingenio y…la voluntad de Dios… Como es de suponer, Gisela no se quedó con los brazos cruzados y un domingo soleado de esos, preparó un menú surtido de empanadas y sandwichs, los acomodó sobre su bici convertida en triciclo y enfiló hacia La Herradura, decidida a debutar de sanguchera… Ataviada con shortscitos coquetones, una blusita “mima cosa” y un empeño de la gran seven, para meterle punche al empujón de su carreta triciclo, cuando en eso, llegó la llamada del destino… Más bien de la tele, que estaba convocando a un “casting”, para estelarizar un programa de llamadas telefónicas, estilo Rafaella Carrá… y una vecina que le prestaba el teléfono a su mami, le pasa el dato a Giselita, que antes había dejado su dirección y telefúnken en el canal… Ni qué decir, que enfrentada a las cámaras y resolviendo trampas telefónicas de todos los pesos, Gisela barrió con un surtido elenco de pretendientes… Y a la semana siguiente debutaba como conductora central de un programa que dispararía más allá del techo, el “rating” de la audiencia…Y desde luego, un nuevo capítulo de la asombrosa vida de esta mujer que no llegó a sanguchera… porque estaba destinada a ser estrella…

LA LECCIÓN DE UNA RUBIA

Y así como Sonia Teresa, decidió una tarde, llamarse “Gisela”, también un día, plantó para siempre su cabellera negra, aceptando el mandato del destino que la quería definitivamente rubia y encamotada con el triunfo… El resto es historia y está sujeto -desde luego- a la leyenda urbana y a los chismes de señoras telenoveleras… La rubia deslumbrante, tuvo uno que otro romance con desigual suerte… Queda al dominio de ella, lo que quiera contar al respecto, pero resulta que un día salió anunciando que estaba enamorada del “Capitán de la “U” y que además, proyectaba boda con él, para cualquier rato. Y ese rato llegó y fue todo un acontecimiento espectacular, localizado por la tele en un amplio local de La Herradura, capturando a totalidad al público peruano que siguió segundo a segundo las alternativas de la boda Martínez-Valcárcel, que llegó a su momento culminante con el beso de los contrayentes. Beso que según Gisela, “Robert” le dio con los besos abiertos, lo que a ella, le pareció de mal augurio. Y en efecto, al poco tiempo el inquieto-inestable podría decirse- futbolista, sacaría la vuelta a su flamante esposa, para luego casarse con Viviana Rivas Plata, de quien también se divorció antes del segundo año…Dicen que para tener diversión libre con su “yunta”, el “locuaz” “Puma” Carranza.- “La “U” es la “U”, pe”.
– Algún día, sabremos algo más al respecto de esta rara telecomedia…

“UNA BODA MÁS…”

Más adelante, como en un espacio televisado, Gisela contrajo enlace con Javier Carmona, que un día la abandonó para casarse con Tula Rodriguez, que lo flechó en un “clic” salsero, que hoy, Gisela dice haber echado al olvido… Añade nuestra diva, que “su tercer matrimonio, sería para siempre”… – Pero según parece, “El Sultán Fabuloso” de esta reina del milagro Faraday, aún sigue envuelto en la nebulosa de los cuentos de hadas… aunque tratándose de Gisela, ya nada podría sorprendernos… Tengamos en cuenta que recientemente se ha hecho una suerte de “Predicadora Cristiana”, después de haber platicado con Deepak Chopra, “El Doctor de las Estrellas” y haber asistido a las “sesiones milagrosas” de Sai Baba, santón indio que después de explicar las maravillas de la reencarnación, hace dos o tres gestos aéreos y materializa “Rolex de oro” y juegos de diamantes que obsequia a sus admiradores… Tal como la propia Gisela, obsequia a través de la pantalla, la visión dichosa de “una chiquilla de El Porvenir”… que cualquier chibola de blue jeans y “Angel Face” de ocho cincuenta, cree poder alcanzar, ya que en el inquieto corazón de cualquier enamoradiza que hasta hoy besa “sapos”, palpita a futuro, la ilusión de ver aparecer en su horizonte al “Príncipe Azul”, quizás no a horcajadas de su brioso caballo blanco, pero, digamos modestamente, descendiendo de un microbús, más o menos machucado… Así es la Vida y… “Al Fondo Hay Sitio”, conforme afirma el filósofo chicha Efraín Aguilar… ¡Hasta mañana!…

 

Leave a Reply