La Forma del Agua, el monstruo romántico de Guillermo del Toro

 

La Forma del Agua (The Shape of Water, por su título en inglés) nos recuerda a La Bella y la Bestia, y de cierta manera también a King Kong. Hay un monstruo acuático, asimismo una mujer solitaria e introvertida, y un poco común romance. Una historia que podría sonar digna de perderse en la cartelera, resulta imprescindible gracias a la mano de uno de los mejores artífices de la ciencia ficción del cine actual: el mexicano Guillermo del Toro.

Lo primero que debemos resaltar de esta cinta ganadora del Oscar 2018 a Mejor Película es la atmósfera recreada, en los Estados Unidos (más precisamente Baltimore) de los años 60, y de la Guerra Fría. La Forma del Agua es un fresco pintado sobre la superficie de un lienzo del conocido “cine negro”, taciturno, nostálgico, con personajes decepcionados de la vida que se esconden entre los creyentes del llamado “Sueño Americano”.

De esos personajes, destacan Elisa Esposito (gran interpretación de Sally Hawkins), el vecino artista y solitario Giles (Richard Jenkins) y la amiga y compañera de labores Zelda Fuller (extraordinaria, como de costumbre, Octavia Spencer). Todos son perjudicados por algún tipo de discriminación o segregación, desde la racial hasta la sexual. En suma, son piezas sueltas en una estructura inhumana y cuadriculada como la sociedad estadounidense de la post guerra.

El villano de The Shape of Water, es un malvado de aquellos que uno odia in crescendo con el transcurrir del filme, el Coronel Richard Strickland (Michael Shannon) es la sombra más oscura de la trama, y el verdadero monstruo en la cinta de Guillermo del Toro. Pues, la criatura en realidad es más buena que el pan, pero capaz de ser mortífera de ser necesario. Doug Jones es el responsable de aportarle humanidad a la más reciente recreación monstruosa del realizador azteca, un experto en dicha materia de crear engendros (El Laberinto del Fauno y la adaptación del cómic Hellboy).

El romance entre la silente Elisa y la criatura es creíble (y no conforma un spoiler, pues se ve ya en los afiches de la película) gracias a la dirección de Del Toro, y a un solvente guión. Me gusta todo, menos la referencia al cine musical de los años 40 y 50, hubiera podido sobrevivir sin la escena de baile que anida en los sueños de la ensoñadora protagonista.

No deje de ver La Forma del Agua, es una película bella sobre un monstruo.

 

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