La incógnita de encontrar el camino del acierto

 

La aprobación del voto de confianza que ha otorgado el Congreso de la República al actual Gabinete Ministerial abre la posibilidad de iniciar un camino inédito en el proceso de gobernabilidad que requiere el país,  para salir de una situación que en lo material y en lo moral, preocupa a la ciudadanía por variadas razones. El descontento es visible y presenta diferentes rostros.

El hecho de haberse otorgado la confianza solicitada con 77 votos a favor y 44 en contra, se puede afirmar, en términos populares, que no es moco de pavo. Lo ocurrido tiene su explicación. Para ese logro ha sido necesario que unan sus voluntades los representantes que, usualmente, tienen marcadas diferencias. Tal el caso de un sector mayoritario del fujimorismo y de la bancada Liberal. También se podría citar la convergencia entre los legisladores de Alianza por el Progreso, Peruanos por el Kambio y los parlamentarios de Cambio 21, Acción Popular, el sector de No Agrupados y el solitario representante de Acción Republicana. En la vereda opositora y contra lo que se quisiera imaginar, han caminado juntos un sector minoritario del fujimorismo, las dos vertientes de la izquierda marxista, el resto del neoaprismo y como furgón de cola un representante de Acción Popular, 2 de Acción Republicana y 3 del colectivo No Agrupado.

¿Cuál es el trasfondo de este resultado? En el mentidero de plazas y calles, enclave en donde se dan las más acaloradas contiendas verbales de gente que pone y contrapone sus criterios políticos, hay más de una respuesta a la pregunta. Por lo pronto, hay quienes están convencidos que el fujimorismo más representativo votó a favor porque no quiere perder los privilegios  que no faltan cuando se tiene la investidura parlamentaria. La negación al voto de confianza podría haber dado lugar a ello. Y lo mismo se piensa respecto a los otros grupos, que vieron, en la solicitud del voto de confianza, una especie de espada de Damocles. Esto, al parecer, no reza para los de la bancada Liberal, que mostraron convicción al votar a favor.

Lo que si resulta curioso y hasta insólito es el hecho de que se presentará una oposición, materializada con el voto en contra, de una fuerza integrada por apristas y marxistas, que en este caso han dado lugar a la existencia de una rara cofradía, cuando casi siempre acostumbran a jalarse de las mechas.

Pero saliendo de ese enclave, donde con frecuencia no existe mayor ilustración, lo trascendente está en lo que acaba de ocurrir en la Comisión de Constitución. Sus integrantes muestran predisposición de debatir, de la manera más inmediata, los seis proyectos que el Ejecutivo ha priorizado por la reforma política. Han cambiado el cronograma de trabajo y ya adelantan juicios para debatir respecto al proyecto que plantea impedimentos para poder postular a un cargo de elección popular. El tema es de vital importancia, si se toma en cuenta que hoy y ayer hemos visto en las curules parlamentarias gente con antecedentes delincuenciales sumamente graves.

Ahora hay que ponerse a buen recaudo en esta temporada invernal, porque no sabemos qué es lo que ocurrirá en los días venideros. ¿Llegarán a conclusiones en los seis proyectos, uno de los cuales tiene que ver con la regulación de la impunidad parlamentaria? No olvidemos que la presidencia de la Comisión de Constitución, sigue en manos de alguien que no se caracteriza por su flexibilidad ni por su tolerancia. Le animan otras pasiones. Una de ellas su animosidad en contra del gobierno actual. ¿Personajes cómo Héctor Becerril o Luis Galarreta, mostrarán su conformidad con reformas que tienen que ver con el financiamiento de partidos políticos, la vida interna de tales colectivos, la alternancia y la eliminación del voto preferencial? Ojalá que se haga la luz, que es lo que más necesita la vida moral y la existencia material de todo un pueblo,  que no se cansa de tantos sufrimientos, pero que ya exige su redención.

 

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