La nación inconclusa

 

El historiador inglés Eric Hobsbawm, fallecido hace 5 años, consideraba que el fútbol era uno de los más importantes pilares, en esta época de globalización y del espectáculo, sobre los que se alzaba ese sentimiento de pertenencia, fundamental para la construcción de las identidades nacionales.

Con el fútbol, indicaba, es algo concreto lo que ven quienes viven en un país atrasado gracias a la televisión: once personas vistiendo la camiseta de su país, jugando la suerte de su nación, en un campo de fútbol ante millones de personas de todo el mundo. Por supuesto, que el resultado puede llevarlos a depresiones –si es que pierden- y a la efervescencia de los sentimientos y el orgullo nacional elevarse al tope, cuando ganan.

La separación entre países pobres y potencias mundiales se esfuma, cuando la atrasada y empobrecida de Camerún, le juega de igual a igual a un desarrollado país del primer mundo, como Alemania.

Y ni que decir, cuando estos países subdesarrollados hacen morder el polvo de la derrota a la primera potencia del mundo como Estados Unidos y no le temen a Francia o Inglaterra, que además tienen en sus filas, como sus estrellas, a jugadores procedentes, justamente de esos países africanos, que antes fueron sus colonias.

En el Perú, el fútbol también ha roto, en muchos aspectos, las diferencias y exclusiones. La pasión que despiertan esos 11 jugadores en la cancha, nos hermana. Como dice Eric Hobsbawm, en ese momento nos sentimos parte de esa comunidad imaginada.

Podemos vivir en una zona marginal, una comunidad alto andina, una comunidad nativa o en una urbanización de clase A de una gran ciudad, veremos el partido o lo escucharemos por radio. Durante esos 90 minutos, todos compartiremos un solo sentimiento: nuestra comunidad imaginada, el Perú, nos pertenece y nosotros pertenecemos a esa comunidad.

Terminado el partido, de retorno a la vida cotidiana, cada uno está en su lugar y las diferencias afloran nuevamente.

¿Por qué no utilizar ese sentimiento de identidad, ahora que se acerca el bicentenario de la independencia? No sólo debemos soñar con ir al mundial del 2022 en Qatar, sino que país queremos para el 2021. Y como van las cosas, parece que a nadie le importa eso por el momento.

No desperdiciar ese sentimiento que nace del fútbol, como señalaba Eric Hobsbawm, es una tarea que debemos afrontar todos, no sólo el Estado y el gobierno.

 

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