La protección social de los trabajadores, una tarea prioritaria por cumplir

 

Las cifras que maneja  la Organización Internacional del Trabajo (OIT) nos dicen que en el Perú, menos de una quinta parte, vale decir el 19% de los adultos de la tercera edad, percibe efectivamente pensiones para el retiro por edad.

Este es un de los problemas más serios relacionados con la protección social de los trabajadores que aún no encuentran solución y que, lamentablemente, no está dentro de las prioridades del gobierno.

En realidad se trata de un problema que aqueja a la clase trabajadora de toda la región latinoamericana, incluyendo el Caribe. El 38,6% de la población equivalente a 241 millones de personas no cuentan con ningún tipo de protección social, mientras que el 61,2% restante con frecuencia accede a prestaciones cuya protección efectiva es muy baja.

Lo señalado está en negro sobre blanco en el Informe Mundial sobre protección social 2017-2019 de la OIT, que califica el hecho no solamente como un reto de gran magnitud sino como una tarea pendiente para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible, en especial o relativos a la lucha contra la pobreza y extrema pobreza.

El documento  debe llamar la atención de gobernantes y gobernados, toda vez que las limitaciones estructurales de la economía nacional y la gran incidencia de la informalidad laboral,  según lo expresado por los especialistas en protección social, Helmunt Schwarzer y Fabio Duran, resulta en que trabajadores rurales, independientes, de las microempresas y trabajadoras domésticas estén excluidos de la protección social o tengan una cobertura efectiva muy baja.

La protección de los trabajadores es un tema que merece estar en la agenda de quienes en estos momentos de crisis política, tienen aspiraciones de gobernanza. Se entiende que la protección tiene una amplitud muy grande. No se puede tratar a la ligera enrazón de que abarca la  seguridad social, las condiciones y medio ambiente de trabajo, y la seguridad y la salud en el trabajo.

Bastaría mencionar al respecto que en cuanto a seguridad y salud en el trabajo, existen cifras alarmantes si se tiene en consideración que cada año 250 millones de personas son víctimas en el mundo de un accidente de trabajo y aproximadamente 2 millones fallecen como consecuencias de los mismos.

Podríamos mencionar también el caso de la seguridad social, para concluir que  la misma ha sido la resultante en todo el mundo de una lucha prolongada y del diálogo social, acciones en las que los sindicatos han tenido un papel preponderante.

Tengamos presente que la seguridad social es un derecho humano fundamental  y figura como tal en el Pacto Internacional sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Esto es letra viva y debe motivar el pensamiento y la acción de quienes tienen la convicción que hay un mundo mejor, de paz, de convivencia inclusiva y dignidad como fundamento de la vida humana.

 

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