La tía Justina

 

Resulta curioso que “la palomilla”- o sea choros de todos los pesos- hayan bautizado de este gracioso modo, a los poderes que debieran administrar justicia en nuestro amado country, al punto que si-por ejemplo-usted se empeñara justamente, en desentrañar los justos ajustes de tan ajustado poder juicioso, lo más probable es que termine perdiendo el juicio amén de pagar las costas por su atrevimiento.

Y lo dice alguien que como yo, no solo transcurrió de la chibolería a la adolescencia, en vecindades del rumboso “Palace Of Justice” y por lo tanto, algo sabe del asunto y además, por su periodiquero oficio, las manya todas y unita más, sobre procesos, empalmes y rollos anexos.

Alguien muy sabio y recorrido, me aconsejó en mis lejanos días de barrio bravo:” Si alguien te insulta, tú insúltalo el doble,- o ignórala, si es mujer, o cosa parecida-. Si pretende golpearte, tú métele una tanda para que no te olvide nunca. Y después, échalo al olvido. Pero a quien por cierta o “falsa calumnia”, te lleve ante un juez…a ese, o esa, no los perdones ni en el día de su muerte, porque han querido tirarte al abismo “y eso, no se perdona causita”.-¿Cómo la vites, Benítez?

Y a propo, recuerdo que un día, más o menos a mis ocho calendarios, mientras jugaba al timple y cuarta a la orilla de la pista, un pobre borrachín de esos que las viejas llamaban “venticuatrinos” tuvo la mala suerte de tropezar con un fino caballerete de tongo y bastón, de los que iban quedando por esos tiempos y el tío, pues, se lo tomó muy mal, al punto que llamando a gritos a un “benemérito” que enrumbaba a la quinta “cómica”, lo conminó del siguiente modo: “¡Oiga usted guardia!¡Meta preso a este cholo borracho de porquería, que se ha atrevido a empujarme a mí…que soy un señor decente!

-Y el fiel custodio del orden, sin pensarlo dos veces, aplicó un tremendo guamazo al choborrita y torciéndole innecesariamente un brazo, se lo llevó casi a rastras, a cumplir las 24 horas de rigor, precio de su insolencia, oiga usted.

Ahora, dicen que los tiempos han cambiado, pero será de estilo, porque no hace mucho.-ni tres meses- los “comercios” publicaron con fotiche y todo, a un faite rankeadazo con nueve “corvinas” (homicidios) a cuestas , el mismo que había sido ampayado suelto, vivito y choreando, para que se enteren.

Seguramente librado “por falta de pruebas” o cosita así, no hay que ser malpensados.

Y para actualizar la cueca poniéndole un poquitín de números, hace cerca de 3,500 días que explotó en Brasil el roche “lava jato”, con tremendo salpicón a nuestros sacrosantos “peces gordos”.- ¿Y qué pasó aquí? ¡Naranjas verdes¡ mi estimado. Nadita de nada como en un boleracho de Bienvenido.

Y más tarde, cuando el Departamento de Justicia de Gringolandia-el pasado 21 de diciembre que se fue- destapó los enjuagues Odebrecht que hace años remojan en el Perú a un selecto plantel de periodistas, como yapa de los empalmes firmes, recién nuestro sistema de justicia, empezó remolonamente a darse por enterado del asunto.

Alguito más, hace casi 150 días que los gringuitos graciosos, han puntualizado empresas, personas, montos y demás yerbas, con nombres y apellidos y entonces, como de costumbre, han encanado a un par de llevaitraes, además de consignar los consabidos periodicazos suave camay, compadrito.

Pero de “Los Peces Gordos”, conversamos otro día, mi hermano.

Y eso me recuerda cuando en un augusto tribunal, vimos ingresar a un famoso narco, -sin marrocas porsiaca- que se pasaba de un “drilo” (bolsillo) a otro, tremendo fajo de billetes, mientras guiñaba un ojo directo al tribunal.

Y entonces, el docto Relator del cuento, exclamó prosopopéyico:
“Vamos a ver de qué calumnia acusan a este buen hombre…aunque ya voy viendo que es…¡Inocente!…¿Qué les parece?

 

Leave a Reply