Lapadula, la necesidad de un ‘9’

 

La necesidad de un ‘9’ ante la ausencia del lesionado Paolo Guerrero se hacía  impostergable que se refuerce el ataque. Con Raúl Ruidíaz en terno ajeno le caía ancho el puesto.

No es culpa de la ‘Pulga’ que no tenga la envergadura y tamaño de Paolo Guerrero su contacto con el área se sentía y significaba algún aporte. Un delantero en la cabecera del área chica requiere ciertos requisitos que no reunía el actual jugador del Seattle Sounders FC de la MLS.

Ruidíaz, pese a su empeño, no ha respondido en este puesto. No es mal futbolista pero tiene limitaciones para cumplir con el encargo de Ricardo Gareca. Era entonces jugar disminuidos.

Alex Valera podría ser un aliado eficaz para la delantera, lo mismo que Matías Succar y también aparece el nombre de Beto Da Silva como un buen prospecto pero sus continuas lesiones lo borran en las intenciones de darle el puesto.

Con un vacío tan evidente se daba ventajas y aunque la ‘Foca’ Farfán ponía empeñó, no es el ‘9’ requerido que gane los pelotazos largos y soporte los guiños nada amables de los defensores rivales.

Entonces aparece como caído del cielo Gianluca Lapadula, un centro delantero que conoce el puesto y tiene el mismo olfato de gol que Paolo Guerrero. Solo falta saberse si logra responder a la buena vecindad de la selección que se ha pronunciado a favor del jugador del Benevento de la Serie A.

Sin embargo, veamos si Lapadula encaje en el juego que pregona Ricardo Gareca aunque –se advierte en Videna- que Lapadula le cae como lluvia en la sequedad del desierto al ‘Tigre’.

Y no hay que ser muy advertido ni conocedor de fútbol para que el faltante del ataque de la bicolor sea un delantero de potencia y corajudo para estar ahí donde las papas queman.

Hecho el aclare, Lapadula es necesario que refuerce al equipo peruano. No tenemos un delantero que culmine las piruetas previas de Christian Cueva o el propio André Carrillo.

La posible convocatoria de Lapadula es la solución para la desnutrición colectiva del ataque. Aunque también hay un pequeño ejército que se oponen y no aportan solución posible.

Puede que el ítalo-peruano no convenza a todos, pero es parte del pensamiento peruano que obstruye y torpedea las buenas intenciones de los que quieren que la selección vaya por la ruta correcta hacia el Mundial de Qatar 2022.

Es cierto también que en pleno trayecto hacia el mundial de Rusia 2018 se invitó a Lapadula para que se sume al vehículo de la clasificación pero se rehusó. Había que entender que no sentía la bicolor en el pecho.

Ha cambiado de parecer Lapadula y siente que puede asumir el compromiso de ser parte de la selección peruana. Acá se le espera con un cebiche y un ají de gallina para que conozca la sazón peruana. Y el devuelva con goles la gentileza.

 

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