Las pastillas del Marqués

 

No sé si ustedes lo habrán alucinado, pero a mí me da vueltas en el trompo –como quien contrapesa la cuestión- tremenda curiosidad en torno a cómo hará ahora, el Marqués de Viagras Cosas, a la hora de comprar sus “Herex” o “Cialis”, de las que cuestan cien verdes del bolo, en tanto lo proles, como este humilde escribidor, hemos de conformarnos con el “Sildenáfilo 100” de a tres cincuenta nomás.

Lo más probable es que dicho tío, -que antes se casó con una tía y hasta hace poco seguía amarrado con una prima- deba hacer sus compritas, lo mismo que antes, los modestos ciudadanos hacíamos por La Colmena con el pata ese, que vendía “Los Tres Cadetes”, jebelinos intérlopes que evitaban bombos sorpresivos y otros indeseables peligros, como aquella fea cosa que no sé por qué, los viejos cherocas limeños, bautizaron como “purgación” de la cual me libré en aquellos gozosos tiempos, gracias a Dios que es tan grande y la Virgencita de regular tamaño.

Piconerías envidiosas al margen, hay que reconocer que la “Phillipine Lady”, ex del divo Julio Iglesias y reciente viuda de otro Marqués más cocho que el presente, está todavía para un par de rounds y además, luce como si tuviera dos décadas menos que las acreditadas en el pasaporte, pero la Mami Natura, no cree en casas verdes ni en cachorras memorias de ciudad sin perros y también, ochenta almanaques son como el toque de “Silencio” que manda la tropa a dormir, o entierra en finish a los muertos, por más gloriosos que hayan sido en los campos de batalla.

Pero, para que vean ustedes lo que es la ciencia, ahora, el asunto del chuculún, o “viejo metisaca”, como lo apoda Stanley Kubrick en su mecánica anaranjada, puede practicarse-con ciertas comprensibles moderaciones-hasta casi los noventa, sabiendo administrarse la dosis correcta de aquella mágica píldora caramelosa de los sueños azules.

Pero volviendo al tema:¿Cómo hará el Marqués, cuando inevitablemente tenga que aprovisionarse de tan cuchuflético producto?…Porque no lo imagino tan incauto como para ir sencillamente a la farmacia y full caletín nomás, comprar su pastillaje sin cuidarse de los urracos fotógrafos de “Hola”, aparte de otros paparrachis piratas que se ganarían un paquetón de euros, en caso de lograr una fotiche del “Premio Nobel”, adquiriendo el estimulante necesario para entrar en clinch con su “socialitté” nueva marinovia.

Y entonces pues, ustedes me dirán:” para eso, están los mayordomos o “ayudas de cámara”, que les dicen”, pero…never in the life”, mis estimados.

Considerando lo que el romance vale para las high huachafis revistachas del cuore, si acaso no ligaran un flash del Marqués, el citado “attaché” con cama adentro, sería un honroso placé para el clásico, con respecto a la portada del mes que en casos de apuro, hasta se recursea con apachurres de nobles caídos en desgracia, a los cuales, Martín Adán llamaba:” ex Príncipes húngaros, camareros en Nueva York”. -De manera que el problema sigue en cancha.

Y si apelara al delivery que está en plena boga y sirve hasta para contratar sicarios o esposas rusas “sécond hand”, uno podría imaginarse al mensajero de la farma -sabiendo como son los españoles-pulsando el timbre del jato y explicando a grito pelao: “! Que Soy Periquín de la botica…y traigo las para-para del Marqués… Y Olé!”-Al minuto siguiente, se entera todo el mundo y nuestro feliz paisano -que también es españolete-, tendría que enviar otra protesta al “The New York Times”, pidiendo respeto para su privacidad-

Y… ¡Naranjas Huando, mi estimado!…La prensa occidental y cristiana, como se decía en otros tiempos, seguirá haciendo chichirimico, con la vida pública o privada del famoso hombre de pluma, por muy Marqués o Premio Nobel que se haya condecorado. En cuanto a la “socialitté”, bueno, ella ya está acostumbrada al machacón, de manera que seguirá sonriendo nomás, pase lo que prenda. Así es la high life de la entresábana, mis amados cuchi cuchis.

Y haciendo un poco de memoria, cuando las gloriosas “blue pills”, recién habían hecho su espectacular aparición en las telelloronas del cachipún, cierto laboratorio mediacaña quiso ganarse un cherry con la fama de Don Julio Iglesias, que solía proclamar sus más de cinco mil triunfos en el ring del salto del “Táiger” y entonces, le infiltraron un trafa repórter que le preguntó a boca de catre, si tan fantástico atleta del tocuen, había usado alguna vez, este cumbiambero invento que se le escapó al diablo de la botica. Y entonces, este “mataó” de la canción que en materia de publicherrys se las sabe todas, fingió hacer memoria y finalmente respondió: “¡Ah si!..!Ahora que me acuerdo…!..Una noche tomé una de esas sexotoxinas y me gané un dolor de cabeza que me duró hasta el sábado siguiente…!

-Con lo cual, le quemó la peli a los farma distribuidores y solo resultó repitiendo la historia como en un cuento de Borges, porque aquí entre nos, el inolvidable “Pocho”, montó cierta vez un publi-pirateo, mediante el cual, preguntaba a todos los chichacracks que iban saliendo a la cancha: “¿Cuál es la pila Fulanito? Y el susodicho respondía, dando bombo y marca del producto que ya había conversado con el habilidoso “Pocho”.

Hasta que le llegó el turno a “Perico León” y cuando el manager del mermeleo, le disparó:”¿Cuál es la pila, Perico? El pícaro súpercrolo, le respondió:”¿Cuál será, pues,” Pocho”?…Conmigo no han arreglao”.
-Y por algo será, según dicen los decidores, que en los tiempos que corren, el único que “lo hace por amor”, es un viejo marica de los Barrios Altos, a quien sus amantes llaman “El Último Romántico”. ¡Qué les parece!.

 

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