Liderazgos deslegitimados

 

Un gobernador regional más en prisión, Félix Moreno, el de la Provincia Constitucional del Callao. Y con él ya hay trece de los cuales nueve sentenciados. Cada uno con su corte de ejecutores y seguidores que miraban a otro lado cuando las corruptelas se hacían evidentes pero seguían con sus negociados y latrocinios.

Otro presidente de la República más, Ollanta Humala, podría ir a la cárcel y detrás de él su propia corte de beneficiarios y colaboradores de ese poder mal habido y mal llevado a comenzar por su cónyuge Nadine Heredia. Se suma al ex gobernante en prisión, Alberto Fujimori, y al que ya debería estarlo, Alejandro Toledo, con orden de captura.

Estamos ante un ejército de altos políticos, empresarios y funcionarios cuestionados, en visible decadencia moral. Y la dinámica malsana no se detiene, se incrementa sin que sepamos en que momento la pesadilla habrá terminado para dar paso a la esperanza de liderazgos decentes, nobles, éticos y honestos.

Un drama social no desligado de otros males como la incapacidad y la ineficiencia para la salud, la economía y sobre todo la seguridad ciudadana pues la criminalidad se impone sin eficacia en contrario.

Lo peor es que los altos líderes políticos siguen adelante sin conciencia de la sanción colectiva de desconfianza generalizada. Sin propósito de enmienda ante la pérdida de credibilidad, sin mirar hacia atrás, sin dar seguridades de reconstrucción moral.

Si queremos defender la democracia como se ha dicho tanto al cumplirse 25 años del 5 de abril, necesitamos confianza y legitimidad que no se pregona, se gana. El país necesita de políticos, funcionarios, empresarios honestos en que creer. Estar convencido de que podrá emerger un Perú diferente con transparencia, una nueva República sin la corrupción sistémica que sin credos ni ideologías viene liquidando a nuestra élite dirigente.

 

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