Los cuentos de mi cuenta

 

Quién sabe este escribidor, jamás se aproxime al Nobel que ganó el Marqués de Varias Cosas, por esos caprichos noruegos que manejan los que heredaron el bille de cierto pata que inventó la dinamita, si bien dicen los envidiosos, que el truco fue una compensación a “Marito”, por haber perdido el pleito con “El Chinito del Tractor”, que en su momento inventó Alan, aunque ahora, ya no recuerda la jugada.

Bueno pues, resulta que hace unas tardes, cierto “perrilover” espontáneo de esos que me ligan de vez en cuando, se me acercó a la salida de un banco, para preguntarme en prima, si las historias que cuento, son firme Frankestein, o las invento sólo para ganarme la vida.

Y cuando le dije que así como hay gente que desconfía de los chamullos de Darwin, pero se come devotamente chitón, los blicos trucos de los seis días de chamba por uno de guapachá, que se atribuyen al malgeniado Yavé, para crear este merengue,  a mí me resultaría más tranca pegarme inventada y media, que relatar lo que verdaderamente vibra y resopla en mi archivo de peromunderías -que hace rezongar a “Piolín”-, pero, el tío no me creyó pues y que le vamos a hacer, me despedí de sus dudas y me marché nomás, después de cobrar mi escurrido chequemán.

Pero resulta que, como dijo algún gran decidor: la estrambótica realidad, es muy capaz de eclipsar a la fantasía, que suele agotar su repertorio en “Príncipes Azules”, “Hadas Encantadoras” y cucufatas “Blancanieves” atormentadas por madrastras medio brujas. No pues. La curiosa reality, es mucho más creativa aunque “Piolín” sospeche de sus increíbles golazos de media cancha, taquito o media vuelta.

Y yo, comprendo al pajarillo, pues dígame usted: ¿Quién va a creer que uno de nuestros más renombrados compositores, protagonizó una historia que bien podría servir de libreto para una contenciosa “telellorona”? -Nadie, según atisbo. Pero resulta que el  “argumento” es firme firmeza y se desarrolló como sigue: alguien invitó al pata a integrarse al jurado de un concurso telecantante. Y, por esas cusi-flechas de Cupido, el tío -que ya andaba por la cincuentena -y con yapa-  resultó enamorándose de una dieciochera que cantaba bonito. Y ahicito nomás, se acercó a ella, la chamulló sabroso y terminó vendiéndole el Frufrú, de llevársela a triunfar en México, “donde tenía poderosos amigos en el mundo del espectáculo”. – Naturalmente y como no hay zoncal que resista un palabreo vacilador, la percanta dio su “bracito”(es un decir) a torcer.

En el siguiente capítulo -sin cortes comerciales-, el otoñal galán, abandonó a su esposa para recursearse un par de pasajes a tierras charras, en la tibia compañía de su juvenil conquista. Pero, como ustedes sospecharán “inventar” una estrella del gorgeo, precisamente en México lindo, es como patrocinar toreros en Madrid de los “madriles”, o apoderar a un cuasi tenor en la “Scala de Milán” y, al cabo de año y medio, el asunto naufragó con la chibola fugada en brazos de un nuevo manager, en tanto, nuestro enamoradizo paisa, también quedó con “algo” entre los brazos. Una pequeñita, recuerdo de aquel amor fugaz con fondo de mariachis. ¿Y ahí termino la nota?… ¡Que va, mi estimado! –El “Chapterfinal”, presentó al abandonado, retornando a Lima, donde su noble esposa perdonó su locura y acogió como propia a la hija del devaneo. El hombre-agradecido, hay que reconocerlo- compuso un vals que dedicó a su legítima, a cuyo lado vivió, hasta que lo visitó La Parca. ¿Qué no es posible? Todo es posible en la “Dimensión Desconocida”, mi estimado.

Otrita, para los incrédulos. Cierto figuretti animador televisivo, partió un día a la blanca Arequipa para hacer un informe sobre ciertas humaredas fules del viejo Misti.

Pero nunca envió informe alguno y un día se supo que sin qué ni para qué -como decía mi abuelita– el pata que apenas rozaba los cincuenta, se había instalado “motu proprio”, en un asilo para ancianos. Donde se quedó para siempre y hace algunos años, me recibió a regañadientes, para luego negarse a explicarme su añeja, sorprendente decisión. Por lo que sé, hasta ahorita mismo, canta en el coro de dicha casa de afligidos. -¿Su nombre? Que lo averigüen los “periodistas” debutantes.

Otra más.- Un exitoso peruvian cómico radial que bien podría calificar como el mejor imitador de “Cantinflas”, conoció durante una grabación a cierta modesta tanguera argentina, por quien perdió el seso de golpe y vistazo, renunciando a su propia carrera, para seguir a la “vampi”, a Buenos Aires, cuando a la doña se le acabó el contrato en Lima.

Bueno pues. Años después, el hombre regresó a Lima con el corazón “partío” y sin horizonte a la vista. Y para no hacerla “long play”, vivió largos años en un hospicio, con  la visita única y amorosa de su hija. Una brillante actriz, cuya amistad atesoro.

De seguro, alguien pretenderá que ésta es otra “carburada” de mi modesta sesera. Pero no. Es firme Frankestein.

Y para cerrar con broche plástico, esta cadena de “increíbles”, les voy a contar que allá en mis lejanos días de “buen muchacho”, tundeteclas debutantehube de organizar junto a mi inolvidable tío, Víctor” Vitufái”, Orzero y Villegas, un “Negro con Corazón de oro”, el “Paseo de las Ancianitas, que patrocinaba “Última Hora”, con ocasión de “El Día de la Madre”. Ese domingo de mayo, Orzero y yo, recorríamos los “asilos”, ayudados por un “Sindicato de Taxistas”-que por entonces, 1,960, existía- y sacábamos de paseo a las abuelitas, llevándolas a “chocolatear”, por cortesía de D’Onofrio y a deleitarse visitando museos y el Zoo de Barranco y, finalmente escuchando el hermoso coro de “Art Center”.

Todo el amoroso periplo era escoltado por motociclistas de la Benemérita Guardia Civil, que estridaban Lima, con sus poderosas sirenas, como quien grita: “¡aquí están nuestras viejas!….¡Acuérdense de ellas!

Para no ir más lejos, en recuerdos que resucitan mi nostalgia, les contaré que entre los múltiples abandonados por hijos y amigos, que descubrí en esos “paseos” anuales, encontré a cierta dama francesa que había llegado al Perú como institutriz, de unos niños ricos nacidos en Paris. Niños que al crecer, se casaron y abandonaron la casa familiar, por lo cual, la “señora Gringa”. Se quedó sin chamba y hubo de hacer debut en el gremio de canillitas, correteando en la venta de diarios, hasta que la vejez, la arrinconó contra las cuerdas y cierto día gris,  “una buena amiga”, la llevó al hospicio.

Allí -para que vean que hasta en medio del dolor común puede haber maldad- las demás la hacían objeto de crueles burlas, porque en cierto momento de confusión, ella reveló ser hermana del gran “chansonnier” y verdadero “Hombre Espectáculo”, el Gran Maurice Chevallier.

Naturalmente, nadie le creyó jamás. Pero cuando el divo llegó a Lima, Alfredito Fernández Cano- a quien recuerdo cariñosamente- que era mi Jefe de redacción, me dijo: “¿Tú no habías descubierto a una supuesta hermana del astro?… Bueno pues, ahora se la llevas y tomas foto del reencuentro…digo, si es firme. Y si no es, pues ahí queda la cosa”.

-¿Y saben qué?…SI ERA, PUES. Y al día siguiente “U-H” publicó en primera, la gran fotazo del “Cholo” Pedro Cruz”, mostrando al famosísimo Maurice Chevallier, llorando en abrazo con la hermana  perdida muchos años atrás. Y mejor no sigo, porque ya sé que  algunos, van a sostener que éste es otro de mis cuentos. ¿Y si les digo que tengo otros, más increíbles todavía?…

Un gran abrazo para quienes comulgan conmigo, cuando afirmo que: LA VERDAD, ES COMO LA FELICIDAD…ES DECIR: HAY MUCHAS”.

 

 

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