Markarián y la “maldición” del banquillo nacional

 

En estos días el uruguayo Sergio Markarián volvió a hacer noticia, tras su renuncia a la dirección técnica del seleccionado griego. Los malos resultados en las eliminatorias a Rusia 2018 ocasionaron un desenlace que pondría otra vez en evidencia que los conceptos del “Mago” ya no funcionan tan bien como en años anteriores. Eso lo podríamos haber adelantado desde el Perú, y recalcó que no soy de los que esbozó una sonrisa tras el fiasco vivido por el estratega en tierras helénicas.

Sergio Markarián no tuvo la culpa que la Federación Peruana de Fútbol (FPF) decidiera darle la confianza tantos años después de su mejor momento profesional. Hoy el “deporte rey” está en manos de técnicos jóvenes, no sólo en Perú, o Latinoamérica, sino también en las máximas competiciones europeas. Por ello nombres como Luis Enrique, Joseph Guardiola, Rafael Benítez, Mourinho, Jorge Sampaoli, son comunes en el fútbol mundial. En el Perú la letra está entrando inexorablemente, salvando distancias esa es la razón que Gustavo Roverano ha encajado bien en Alianza Lima, Daniel Ahmed campeonó con Sporting Cristal, las buenas campañas que Cristian Díaz y Marcelo Soso (con sus fortalezas y debilidades) vienen sosteniendo en clubes como la Universidad San Martín y Real Garcilaso.

Pero, lo que algunos aficionados a los numeritos y los datos parecen no haber tenido en consideración es la mala suerte que persigue a los profesionales que se ponen el buzo de nuestra selección peruana. Ya, después de Juan Carlos Oblitas (que retomó con mucho esfuerzo una copa con el LDU de Quito, aunque su predecesor argentino Edgardo Bauza llegó a alzar la Copa Libertadores) los profesionales han ido cayendo en pozos que en la actualidad los tienen alejados de los bancos al pie de la cancha. Hoy, Oblitas ve la gerencia deportiva de los distintos proyectos de la FPF, y se le puede adjudicar en cierta medida la contratación de Ricardo Gareca, en realidad él y los otros dirigentes buscaban un DT A1 que nunca se encontró.

Pacho Maturana, amante de la hípica y reconocido gestor de la mejor selección colombiana que se recuerde (con Carlos Valderrama, Freddy Rincón, René Higuita y Faustino Asprilla) además de responsable de la eliminación ecuatoriana en su camino al Mundial Francia 1998. Con ese antecedente Perú le dio a voz y fracasó. El también odontólogo tuvo una última gloria con la selección “colocha” en la Copa América 2001, después fiasco tras fiasco en diversas y lejanas latitudes, pasando desde Estudiante y Esgrima de La Plata (Argentina) al fútbol árabe con el fracaso de bandera.

El brasileño Paulo Autuori dejó al combinado patrio en el 2005, y cogió las riendas del Sao Paulo, para el hígado de todos los periodistas peruanos que se la tenían jurada, pareció ser un predestinado del éxito pues se coronó campeón de la Copa Libertadores ese mismo año y para colmo ganó la Copa Toyota (el antecesor directo del hoy conocido Mundial de Clubes). Pero luego la parca de la blanquiroja lo persiguió y no volvió a destacar en ninguna de sus siguientes aventuras futbolísticas.

De esa manera llegamos a los técnicos peruanos, qué duda cabe, a los que peor les ha ido tras su paso por la selección. Freddy Ternero era el héroe del Cienciano campeón de la Copa Sudamericana y de la Recopa, hasta los ladrillos del Estadio Nacional lo pedían como entrenador de Perú, siempre al ritmo del “sí se puede”. Pero Ternero no pudo, le fue tan mal (con sendas goleadas) que hasta se le empezó a extrañar a Autuori. Después de ello, el peruano prefirió incursionar como alcalde. De política no voy a hablar.

Julio César Uribe y su experiencia con el “equipo de todos” es similar a la que ha tenido en toda la variedad de cuadros que ha dirigido, algunos buenos partidos, muchos malos, y su palmarés: desierto. Hoy, el “Diamante” está desempleado, por lo menos como entrenador. Es de los mencionados el único que se ha puesto el buzo de la selección en más de una ocasión. José Guillermo “Chemo” del Solar es el caso más triste, del DT campeón con Sporting Cristal y el subcampeonato con la Universidad Católica de Chile, que siempre se mostró cauteloso con sus decisiones, paso a ser apresurado en “quemar etapas” primero con la selección peruana (último lugar de las Eliminatorias a Sudáfrica 2010) a entrenar sin éxito al club de sus amores: Universitario de Deportes. Hoy prefiere el puesto de gerente deportivo (también sin éxitos a la vista) que entrenar.

Lo de Sergio Markarián es historia reciente y conocida. Veamos qué sucederá después de dejar Grecia. A Ricardo Gareca, por lo tanto, le queda romper dos maleficios: el que nos asola desde España 1982 y el de los técnicos que después de dirigirnos se quedaron en el aire. “Tigre” si llevas a Perú a Rusia 2018, no sólo te levantan un monumento en el Nacional, fácil que hasta el Real Madrid o el Barcelona te contratan, habrás logrado lo imposible.

 

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