Morgan Freeman y el acoso a las mujeres

 

Javier Bardem, uno de los actores más queridos de la industria del cine, decía hace unos días en Francia: “(hay que acabar) Con los juicios mediáticos y populares, porque lo que hay que hacer es denunciarlo en los tribunales y evitar linchamientos mediáticos, porque la gente tiene derecho a defender su inocencia”. Esto es cierto, aunque no se puede negar que el escarnio público ha llevado a la investigación de casos como el de Bill Cosby o Harvey Weinstein que han derivado en las consecuentes condenas judiciales.

Pero, por otro lado, hay distintas consideraciones a tomar en cada caso, por ejemplo, entre Cosby y Weinstein los delitos varían. El primero cometía violación después de dopar a sus víctimas, el segundo aprovechaba su posición de poder para obligar a las mujeres a tener intimidar con él. Por eso, sobre Cosby pesa una pena de diez años de cárcel y a Weinstein probablemente sea una fortísima sanción económica. Ambos son crímenes y han existido los elementos necesarios para probarlos.

Sin embargo, el juicio mediático existe en casos como el de Woody Allen que es visto como un sátiro tras haber dejado a su mujer Mia Farrow por la hijastra de esta, Soon-Yi Previn. Desde ese momento, Farrow ha intentado que todos se unan contra el cineasta neoyorquino, en una actitud descrita por muchos como confabuladora y revanchista. Incluso, la hija adoptiva que sí comparte con Allen (Dylan Farrow) ha hablado de violación, pero no tiene ninguna prueba, sí una estrecha y muy expuesta relación con Mia Farrow.

Entonces, no basta con presentar la denuncia para mandar a la picota a alguien. Pues cuando no lo puedan probar la inmensa acogida conseguida por movimientos tan valiosos como #Me Too va a perder fuerza. Es, en ese sentido, cuando la denuncia contra Morgan Freeman, emitida esta semana, parece un caso que podría ser contraproducente. ¿Es lo mismo recibir un piropo inadecuado, un manotazo indeseable, de un hombre de ochenta años que los delitos de Cosby y Weinstein? Es evidente que no.

¿Se debe denunciar? Sí, es importante poner un freno a ciertas conductas malcriadas y desagradables, por no decir también sumamente invasivas. Pero, me parece importante resaltar que a ciertas edades la conducta se ve afectada. La demencia frontotemporal, que es común en personas seniles, lleva a hombres y mujeres a mostrar un comportamiento ajeno al que han llevado en el resto de sus vidas, pasando del piropo a las manos en un acto a veces inconsciente.

Morgan Freeman está a punto de cumplir 81 años de edad, las revelaciones son básicamente del año pasado. ¿Tiene demencia frontotemporal? No lo podemos afirmar, pero existe esa posibilidad. De ser así, Freeman ya no debería trabajar, pues tampoco es justo exponer a su entorno (en el cine hay muchas mujeres de distintas edades) a ser víctimas de acoso. Un ejemplo diferente es el del tótem de los cómics Stan Lee, denunciado por una enfermera de tocamientos indebidos, ahí se trataría a priori de una negligencia profesional de esta mujer contra un hombre de más de 90 años.

Lo cierto es que Morgan Freeman ha pedido ya varias disculpas, y lo único que asentó es la diferencia de su conducta con el abuso sexual de otros individuos. “Todas las víctimas de agresiones y acoso merecen ser escuchadas. Y necesitamos escucharlas. Pero no está bien equiparar horribles incidentes de agresión sexual con piropos o humor inapropiados”, expresó el ganador de un Oscar por Conduciendo a Miss Daisy.

Desde esta tribuna hemos hecho eco de varias de las denuncias de abuso y acoso sexual, creemos firmemente en las luchas de las mujeres no sólo en este particular, sino en la equidad laboral, el feminicidio, y todo lo relacionado con sus derechos civiles. Por ello creo que es más importante la difusión de casos incuestionables que la oleada de muchísimas denuncias. Entre las acusadoras de Freeman hay una colega periodista que ha sido la denunciante en CNN, ¿juez y verdugo? También vale la pena analizar eso.

 

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