Murió Maradona, perdió el fútbol

 

Diego Armando Maradona hizo feliz al mundo futbolístico, con su prodigiosa zurda encantó a todos en especial a los argentinos que gozaron de su existencia terrenal con la magia de su aporte futbolero a una feligresía entregada a su sus poderes de sobrenaturales.

El ‘Pibe de oro’ empezó su trajinada vida en Villa Fiorito, cuna de una infancia de muchas carencias, para con el tiempo crear en su entorno la leyenda, transportando en el cuerpo una carga de mucho peso en su espalda. Ser Maradona nunca fue fácil.

En la cancha de fútbol fue un jugador de enormes cualidades, gambeteador, líder y hábil para conducir a sus equipo como lo describiera el ex árbitro mexicano Edgardo Codesal que condujo la final de Italia 90`entre Argentina y Alemania.

El ‘Diez’ que ya había ganado el Mundial de México 86’ se daba golpes de pecho para reclamarle a la historia su segundo título que no pudo lograr al interponerse el equipo teutón que ganara la final 2-0.

Maradona antes había logrado el título mundial en México 86 y es donde en este logro se interpone la selección peruana. Para lograr el boleto mundialista tuvo que sacarse a Perú del camino.

Ese partido quedó igualado 2-2 pero estuvo el equipo dirigido por Roberto Challe a un minúsculo detalle de haber eliminado a los albicelestes si es que El `Pato` Fillol en un esfuerzo tremendo le saca a Julio César Uribe una pelota que se colaba en una esquina a poco de terminar el partido.

Queda para las imperfecciones del fútbol la pregunta de qué hubiera pasado si Perú al igual que para México 70, sacaba del Mundial de México 86 a los argentinos.

Deja un recuerdo imborrable al dejar el mundo terrenal tras dejar muchas sensaciones de una vida que lejos de las canchas tuvo que lidiar, con un ejército de farsantes y avispados depredadores que ante la oportunidad que se le presentaba sacarle una tajada de su inmensa fortuna.

Nunca tuvo gente que realmente estimara al ‘10’ y ese gentío abusador lo tuvo secuestrado y al fin ahora, en que ya no está Maradona, podrán sentirse satisfechos de que la adoración por el astro fue de interés.

En Argentina, su país natal, lo adoran y no dejarán de hacerlo después de muerto como tampoco en Nápoles podrán olvidarlo tras ser líder para que el equipo napolitano logre sus dos únicos títulos en la Serie A.

 

El fútbol sin Maradona será diferente, uno igual que él ya no saldrá con ese genio de fábula para hacer del fútbol algo tan sencillo pero tan difícil de darle al cuero esa exquisitez de una zurda prodigiosa.

El mundo llora su muerte, habrá que recordarlo por lo que hizo en los gramados, hacer feliz a la gente, y olvidar que alguna vez dijera la pelota no se mancha para alejarlo de las impurezas de lo terrenal, de los excesos que formó parte del ídolo argentino.

 

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