Narco “Mi Sangre” dice ser “perseguido político”

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Ante su inminente extradición a Estados Unidos, el colombiano Henry de Jesús López Londoño (a) “Mi Sangre”, sindicado como capo del cartel “Clan Úsuga” o “Los Urabeños” y proveedor de cocaína a  “Los Zetas”, afirma ser víctima de una conspiración política internacional.

La versión se basa en que, por razones hasta ahora inexplicables, la esposa y un hijo de “Mi Sangre”  recibieron estatus de refugiado en Argentina en el 2008, pero perdieron el beneficio un año después porque abandonaron el país para volver temporalmente a Colombia.

De ese incidente se basa López Londoño para tratar de argumentar que desde 2005 sufre una persecución política de parte de la Policía de Colombia y  la DEA que  “armaron una causa para perseguirme políticamente”.

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“La DEA y la policía dispararon ese modelo de condena mediática, cualquier parecido con esta realidad no es coincidencia” declaró ante el juez federal  Sebastián Ramos quien la semana pasada aprobó la extradición a EEUU.

De acuerdo a las declaraciones de “Mi Sangre”, el 7 de julio de 2011 el gobierno de su país ordenó la captura de 26 ciudadanos y lo acusaron de ser el jefe de esa estructura” pero en la Justicia no estaba ni mencionado”.

En un argumento que se ha convertido en libreto de los mafiosos de alto vuelo, sostuvo que es “una condena mediática sin sostenimiento jurídico para avasallar mis derechos porque quedó que era un narcotraficante”.

Pero su turbulento pasado no tiene motivaciones precisamente políticas…

Los Urabeños

Su “pasado político”, como lo denomina López Londoño, se remonta a la aciaga época del surgimiento de los paramilitares colombianos que, con el pretexto de perseguir a las guerrillas, terminaron incursionando en el narcotráfico.

“Mi Sangre” entro en contacto con las CAU ( Autodefensas Unidas de Colombia) y   “Los Urabeños”, convertido después en el temible clan Úsuga.

Esa organización , autodenominada también como Bloque Heroes de Castaño, forma parte del conflicto armado en Colombia y se considera la agrupación narcoparamilitar más grande, peligrosa y mejor estructurada del país, por el gran número de cargamentos de droga que trafican a nivel nacional e internacional.

También es señalada de pertenecer a las denominadas Organizaciones Integradas al Narcotráfico (ODIN).

Comparten el escenario con otras bandas narcoterroristas, entre las que se encuentran Los Rastrojos (casi extintos a 2016), el Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia, ERPAC (dividido en 2 facciones) Los Paisas y la Oficina de Envigado.

  Según información de la Policía Nacional de Colombia,  la Bacrim (banda criminal)  Los Paisas desapareció en 2014 por acción de las Fuerzas Armadas, y sus últimos integrantes se anexaron al Clan Úsuga para escapar de la persecución.

Los  operativos obligaron  a los paramilitares anexarsen al Clan Úsuga que, de acuerdo a -as autoridades colombianas, presenta  incluso más integrantes que las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional (ELN) con unos 1500 miembros, y el Ejército Popular de Liberación (EPL), que tiene menos de 100 militantes.

La Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR) asegura que el Clan üsuga cuenta con 560 redes criminales.

A finales de marzo de 2013, el presidente Juan Manuel Santos confirmó que el Clan Úsuga es la «única banda que realmente subsiste con una influencia a nivel nacional», mientras que otras agrupaciones mafiosas al servicio del narcotráfico han perdido terreno e influencias.

El máximo jefe de la banda paramilitar es Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, buscado por los gobiernos de Colombia y Estados Unidos que ofrece una recompensa  por su captura es de USD $ 5.000.000.

A sangre y fuego

Conocido también como el ‘Salvador y ‘Carlos Mario’, López fue uno los lugartenientes del jefe paramilitar Diego Murillo, alias ‘Don Berna’, quien fue extraditado a Estados Unidos en el 2008 junto con otros jefes de las AUC.

Una de las metas que tenía Henry de Jesús López Londoño era la de ampliar el accionar de la banda de los ‘Urabeños’ en el país, informó  el director de la Policía de Argentina, general José Roberto León Riaño, quien manifestó que para esa intención había consolidado alianzas con narcos de otras bandas.

“Se tenía conocimiento de que había logrado acercar también a integrantes de organizaciones de narcotraficantes de Cali, especialmente a alias ‘Martín bala'”, señaló el alto oficial, quien precisó que el detenido tenía seis predios en Buenos Aires en los que se refugiaba.

A lo largo de la investigación se comprobó que López Londoño se movilizaba en carros de alta gama dentro de la capital argentina, además que sus contactos externos eran demasiado restringidos y cada vez que organizaba un encuentro lo hacía en lugares diferentes.

Al momento de su captura, “Mi Sangre”  se encontraba en un restaurante bonaerense en compañía de integrantes del cartel de los Zetas, de México, con quienes, asegura León Riaño, “mantenía estrechas relaciones criminales ya que se convertía en el principal proveedor de cocaína para ese grupo”.

El mafioso colombiano nació en el barrio Boston de Medellín, la ciudad que fue cuna del cártel que estuvo liderado por el temido Pablo Escobar hasta inicios de los años noventa del siglo pasado.

A sus 41 años “Mi Sangre” controlaba hasta su detención la temida Oficina del Envigado y la banda Los Urabeños, dos de las más grandes organizaciones criminales de Colombia dedicadas al narcotráfico y la extorsión.

Su carrera fue meteórica desde los bajos fondos de Medellín: comenzó en una banda del barrio Los Colores y a los 20 años era “soldado raso” o “lavaperros” de la Oficina del Envigado, creada por Escobar para cobrar cupos a los exportadores de drogas ilícitas, gestionar dinero para acciones armadas y lavar dinero.

Tras la muerte del gran capo, en 1993, esta organización quedó en manos del paramilitar Diego Fernando Murillo, alias “Don Berna”, quien fue extraditado a EE.UU. en 2008, fecha en la que se hizo cargo Maximiliano Bonilla, alias “El Valenciano”, detenido en Venezuela en diciembre de 2011.

Fue así como “Mi Sangre” se colocó al frente de esa oficina, al tiempo que colaboraba desde la cúspide con Los Urabeños, una banda nacida tras la disolución en 2006 de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y que hoy día domina el norte de Colombia y distribuye toneladas de droga a través del caribeño golfo de Urabá.

El general León indicó que “Mi Sangre” salió de Colombia acosado por la presión de las fuerzas de seguridad del Estado y reveló que en los dos últimos años ha viajado por Ecuador, Venezuela, Uruguay, Paraguay, Brasil, Panamá, Argentina y México.

Fue uno de los jefes del Comando Centauros de las AUC, en los Llanos Orientales, adonde fue enviado por Vicente Castaño, hermano de Carlos Castaño, el que fuera máximo jefe paramilitar. Su cometido fue contribuir a la expansión del bloque armado ilegal.

En septiembre de 2005, cuando se retiró de las AUC, regresó a Medellín para trabajar con la Oficina del Envigado y Los Urabeños, aunque siguió controlando el tráfico de drogas en Bogotá, según la revista Semana.

Al momento de su captura,  se encontraba en un restaurante bonaerense en compañía de integrantes del cartel de los Zetas, de México, con quienes, asegura León Riaño, “mantenía estrechas relaciones criminales ya que se convertía en el principal proveedor de cocaína para ese grupo”.

Las  “motivaciones políticas” que aduce “Mi Sangre” se entrelazan con los narcoparamilitares colombianos y es el argumento que sus abogados estructuran para presentarlo ante los tribunales estadounidenses, salvo de que intente negociar con la fiscalía una reducción de su condena, como lo han hecho otros capos colombianos.

 

 

 

 

 

 

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