Nuestro gremio, mi ANP

 

Alguno pensará que decir “nuestra Asociación Nacional de Periodistas” es un acto de soberbia de mi parte, pues la ANP pertenece a todos aquellos socios que la han ido forjando desde hace ya 90 años. Grandes nombres como José Carlos Mariátegui, Luis Alberto Sánchez o Germán Lazarte Lira, fundadores de este primer gremio periodístico del Perú, o de líderes actuales como el actual presidente Roberto Mejía Alarcón y Zuliana Lainez Otero, entre otros muchos y muchos dirigentes que ya palpitan ese corazón enorme que caracteriza a los anepistas, celebran esta jornada. Pero, a la vez uno no puede pasar por la ANP, y no sentir pertenencia a ella. Por lo menos, en mi caso, doy fe que la siento mía, como mi segunda familia, mi otro hogar, el grupo con quien comparto afanes, sueños, luchas y hasta dolores.

En un 21 de julio de 1928, en el tradicional local de la Sociedad de Ingenieros del Perú (Avenida Nicolás de Piérola 788, Lima) se firmó la fundación de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú. Noventa años después, en el mismo local, a la misma hora (tres de la tarde) se celebró un aniversario más de la gloriosa ANP. Aquí hago un paréntesis para agradecer la gestión del presidente de la Sociedad de Ingenieros del Perú, Gustavo Saavedra García, que permitió usar estas mismas instalaciones para tan especial fecha.

Aquí viene mi primera reflexión, uno no existe sin tener en cuenta el pasado. Revisar nuestra historia es saber de dónde venimos, para corroborar realmente dónde estamos y a dónde nos dirigimos. En un primer momento, le preguntaba a mi compañera Zuliana el porqué de tanto movimiento para celebrar el aniversario en la Sociedad de Ingenieros, contando la Asociación Nacional de Periodistas con un excelente local propio. Para mí, en ese momento, lo más importante eran los actores y no tanto el escenario. Ella me explicó la importancia de la historia, y después de la Sesión Solemne me acerqué y le di la razón.

Realmente, sentí la presencia del pasado, del Amauta, de Luis Alberto Sánchez, del primer presidente de la ANP Germán Lazarte Lira. No hablo de bobadas sobrenaturales, sino del eco de aquellos sueños que llevaron a estos comunicadores sociales a fundar un gremio periodístico hace ya tanto tiempo. En las décadas sucesivas se han alcanzado importantes metas en defensa del periodista, se trabajó denodadamente en el tema de los derechos humanos del profesional de la prensa (siendo el caso Uchuraccay el más emblemático de todos). La proyección internacional, sin descuidar el trabajo “casero” con 105 filiales a nivel nacional.

Hoy, como ayer, también hay muchos sueños por delante. El Perú vive momentos de zozobra con sus autoridades inmersas en una sombra de corrupción. La Asociación Nacional de Periodistas, y el periodismo peruano en general, tienen una monumental tarea por enfrentar. El día 19 de julio participamos de la multitudinaria Marcha contra la Corrupción, pero no hay que olvidar que esa es sólo una exhalación necesaria de repudio, pero está en la estrategia en seguir, en la actitud valiente por aguantar los embates, y en la inteligencia y constancia para defender nuestros derechos de información, expresión y opinión la verdadera proeza en agenda.

Aquí mi reflexión final, si bien yo siento a la ANP mía, es en realidad nuestra, de todos los compañeros agremiados, de los que se fueron y dejaron un legado, a los que les arrancaron la vida de la manera más cruenta. De los que seguimos aquí y de todos aquellos que vendrán. Pues, si la Asociación Nacional de Periodistas siempre será “nuestra”, también es importante recordar que somos pasajeros en este vehículo gremial que nos sobrevivirá y seguirá adelante por muchos años más.

¡Larga vida a nuestra Asociación Nacional de Periodistas del Perú! ¡Gracias a mi ANP! ¡Salud a mis compañeros!

 

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