Otoniel: en busca del narcoestado

 

Con “paros armados” y agitando la bandera “democrática”, el temible Clan Úsuga pretende sustituir a las guerrillas, FARC y ELN  en la “protección” de los carteles colombianos en la búsqueda del narcoestado al estilo del difunto Pablo Escobar.

En la red continental de la cocaína, los narcotraficantes han logrado ingresar en el campo de la política, con congresistas topos, infiltración en las fuerzas del orden y jueces, como lamentablemente sucede en México donde los ajustes de cuentas y matanzas se han convertido en una rutina macabra.

https://www.youtube.com/watch?v=HdCvg17P6FU

En Colombia este plan continental de la narcomafia  se encuentra en marcha mediante las”comunidades de autodefensa” donde supuestos “campesinos” portan fusiles AKM y bazucas, movilizándose en camionetas blindadas, y no vacilan en ametrallar”a los que se oponen a su “lucha armada”.

Por lo demás, el fantasma del narcoestado tiene vieja data en la región y se remonta a los zares de la droga en los hilos del poder en Bolivia,  donde se involucró a la dicdadura de Luis Garcìa Meza , y el gobierno de Jaime Paz Zamora, cuando el ministro del Interior, Luis Arce Gómez, fue extraditado a los Estados Unidos por estar involucrado en narcotráfico.

“Este hecho estigmatizó a la dictadura de García Meza, que se sindicó como íntimamente relacionada con los grandes zares de la mafia de Estados Unidos. Incluso se lo menciona en la película estadounidense Scarface”. (Wikipedia)

https://www.youtube.com/watch?v=pm855Urua1g

En el Perú las vinculaciones de  las altas esferas del gobierno con el narcotráfico se hicieron evidentes en la década del 90 , incluso el ahora liberado Demetrio Chávez Peñaherres (a) “Vaticano” denunció a Vladimiro Montesinos de cobrar cupos y en el avión presidencial se descubrió un cargamento de droga camuflados en el fuselaje

Otoniel: la amenaza continental

En la red internacional del narcotráfico se encuentran directamente involucrados los países productores, como Perú y Bolivia; los que constituyen las principales  rutas del transporte, desde México y Colombia, hacia el gran mercado de consumidores de Estados Unidos; además de la droga destinada a Europa, como se ha detectado en Brasil y Argentina, y los paraísos fiscales para el lavado de activos.

El engranaje continental es un secreto a voces, con una transnacional que se encuentra entre las sombras pero cuya nefasta influencia es cada vez mayor en el campo político, en busca de  implantar sus  narcoestados.

Esta amenaza continental es dirigida, de acuerdo a la DEA y la policía colombiana, por Dairo Antonio Úsuga David, conocido por los alias de Otoniel, Mauricio y Mao, quien encabeza ahora el Clan Úsuga y sus “paros armados” en busca de ser reconocidos por sus “luchas sociales”.

El ex-miembro de la guerrilla del Ejército Popular de Liberación (EPL) y los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) es el actual jefe máximo del Clan Úsuga, después de la muerte en 2012 de su hermano Juan de Dios Úsuga David (a)  Giovanny.

Estados Unidos  lo acusa de  tráfico de droga y terrorismo y ofrece una recompensa de 5 millones de dólares por su captura mientras que el gobierno de Colombia aumentó a $ 3 millones.

La desmovilización guerrillera

Uno de los aspectos más controversiales en las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y las FARC radica precisamente en la desmovilización de los rebeldes quienes deberán entregar sus armas y ser protegidos con programas de rehabilitación, incluyendo tierras para cultivo.

En el papel resulta un camino no tan difícil de recorrer por la voluntad de las dos partes pero en la pràctica surgieron  nuevos enfrentamientos  con grupos rebeldes que se opusieron a “dejar la lucha armada” para dedicarse de lleno al narcotráfico.

https://www.youtube.com/watch?v=iUs4AKdwNHE

Basta recordar que Otoniel los 16 años ingresó, junto con su hermano Juan de Dios, a la guerrilla del EPL y en 1991, cuando ese grupo entregó las armas, ninguno de los dos se desmovilizó y, por el contrario, integraron una disidencia que no tuvo mucho éxito.

Los hermanos Úsuga no se amilanaron y se enrolaron en las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) en 1996, que por ese entonces surgían con fuerza bajo el mando de los hermanos Carlos y Vicente Castaño.

Por su destreza en el manejo de armas y explosivos, ‘Otoniel‘ se ganó la confianza de Vicente Castaño  quien lo encargó como comisionista para el cobro de los dineros del narcotráfico y del manejo de algunas de las rutas privilegiadas junto a otro paramilitar; Daniel Rendón Herrera, alias ‘Don Mario‘, hermano del jefe paramilitar Fredy Rendón Herrera, alias ‘El Alemán‘.

Para el 2002, ‘Otoniel‘ y ‘Don Mario‘ fueron enviados con centenares de hombres al Meta para hacer parte del Bloque Centauros que Vicente Castaño le vendió al narcotraficante Miguel Arroyave.

Tras el asesinato de este y del propio Carlos Castaño en el 2004, ‘Otoniel‘ y ‘Don Mario‘ retornaron al Urabá, una región la cual sabían de su estratégica posición para el tráfico de drogas, pues tiene acceso tanto al Mar Caribe como al Océano Pacífico, en medio de una inexpugnable selva, sin control del Estado.

Luego de la desmovilizacion de las AUC en 2006, Don Mario y los Úsuga se declararon disidentes del proceso que se realizó en Santa Fe de Ralito, conformando una estructura paramilitar llamada por ellos mismos Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), estructura que luego se anexó a la banda criminal conocida por la opinión pública como Los Urabeños y, bautizada después por el gobierno colombiano como el Clan Úsuga.

Antes de la creación de este grupo Don Mario, junto a Vicente Castaño, quien también había desertado del proceso de desmovilización de los paramilitares, habían conformado otro grupo conocido como las Águilas Negras, que también se anexaron posteriormente al Clan Úsuga, con el fin de apropiarse de las actividades ilícitas dejadas por las AUC.

Este siniestro personaje intenta ahora implantar abiertamente el narcoestado en el continente, desde los rascacielos de Nueva York hasta la espesura de la selva de Perù y Bolivia, incursionando en las elecciones para colocar “cabezas de playa” a todo nivel u lograr el viejo sueño mafioso del narcoestado propio.  La guerra esta avisada.

 

 

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