¿Podrá Vizcarra convocar a elecciones adelantadas?

 

Prácticamente, había terminado su discurso. Martín Vizcarra, parecía despedirse, pero tenía una carta bajo la manga y la sacó, cuando nadie la esperaba: una reforma constitucional que le permita adelantar y convocar a elecciones generales para el 2020, para que se vayan todos: el ejecutivo y el legislativo.

Un día antes, el fujimorismo –en sus dos versiones: los keikistas y los kenyistas- con el apoyo del Apra y de algunos tránsfugas, logró recuperar la presidencia del congreso. Pedro Olaechea había demostrado desde hacía meses, que era un congresista más del fujimorismo, aunque tuviera una bancada distinta.

Era el triunfo que buscaba el fujimorismo, para recuperarse de un año que lo pasaron en enfrentamientos continuos con el Daniel Salaverry, que, como presidente del congreso, no se dejó manipular ni amilanar y menos cumplir a pie juntillas las órdenes de la bancada naranja. Para Salaverry, quedaba atrás la época en que era el alfil de Keiko Fujimori, y que, junto con Luis Galarreta, dirigía los ataques contra PPK.

Casi no se recordaba, que fue el quien instruyó a Moisés Mamani para que grave las reuniones que sostuvo con los ministros de PPK, y los congresistas que apoyaban a Kenyi, que, a la larga, fue la prueba contundente que se utilizó para la sanción y separación del hijo menor de Alberto Fujimori del congreso.

Pero, Kenyi si lo recordaba. Y, fue él quien vetó a Salaverry que intentaba incorporarse a la bancada Cambio 21, y le negaron sus votos a la reelección. Juntos, los fujimoristas de Kenyi y Keiko, son, nuevamente, ese grupo mayoritario en el congreso.

Es, en este contexto, cuando se entiende el anuncio de Vizcarra. Quienes lo vieron, la noche de la inauguración de los Juegos Panamericanos, se notaron la tensión que vivía en esos momentos el presidente. ¿Ya había decidido la convocatoria a elecciones adelantadas? ¿Estaba cavilando sobre las repercusiones de una propuesta de esa naturaleza, en un congreso hostil?

Está previsto, que ahora, con más poder, y con todo el odio macerado, buscarán arrinconar a Vizcarra y de ser posible, impulsar la vacancia del presidente, algo que siempre estuvo en la mira del fujimorismo. No se olvidan que se sienten traicionados, porque luego de haber asumido la presidencia, no se sometió a las órdenes de Keiko Fujimori.

Pasado el aturdimiento que les produjo la propuesta de adelanto de vacaciones, congresistas de todas las bancadas, han elevado su voz, cada quien con más agresividad. No solo del fujimorismo, sino también de quienes en algún momento fueron compañeros de viaje de Vizcarra, en la lista de PPK.

Incluso, el flamante presidente del congreso, aprovechó la oportunidad para hacer gala de su machismo y del conservadurismo extremo, al precisar que los roles de la mujer son pensar en los hijos, en la mamá, en la cuenta, en la casa, en el planchar, en recoger la ropa, para terminar, afirmando que el único lugar donde se relajan es en la peluquería. Por supuesto que se refiere a las mujeres que frecuentan los salones de belleza, que no son la gran mayoría de mujeres de los sectores C y D.

Otros, como Salvador Heresi, días antes, había señalado que lo sacarían del congreso a balazos, y Rosa Bartra no ha encontrado mejor oportunidad para desatar sus odios contra el presidente Vizcarra.

En fin, las cartas están sobre la mesa. Si Pedro Pablo Kuczynski no se atrevió a hacer cuestión de confianza, para convocar a elecciones y renovar el congreso, posiblemente no lo hizo, porque midió su correlación de fuerzas y constató que no tenía en su propio partido, el apoyo de los congresistas.

Estos, ex PPK y de las otras bancadas, ahora se han desnudado completamente. Ha quedado en claro, que sus apetitos e intereses personales son prioritarios a los intereses del país. Las razones pueden ser variadas, desde deudas contraídas para la campaña electoral, o los ingresos que siempre se logran cuando se tiene el poder de ser congresista.

 

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