Por qué siempre estará lista la venganza

 

Mientras el estado de California y parte de su población se debate en la angustia y necesita ayuda urgente, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado que no dispondrá de fondos federales, arguyendo que tanto los bomberos como los guardabosques no han hecho un buen manejo tanto en la administración de los bosques como en apagar los incendios.

En esta posición del mandatario, expresada a través de su cuenta del twitter, se esconde una cierta venganza política porque ese estado es demócrata, y lo escrito por el inquilino de la Casa Blanca ha causado indignación tanto en la Asociación de Guardabosques como en la entidad que en el país agrupa a los bomberos. Y es que es desatinada la posición de Trump, al querer encontrar culpables entre personas que cumplen con su trabajo y no tienen poder de decisión para desarrollar políticas frente al cambio climático.

Ni bien retornó de París, a donde asistió a la ceremonia del fin de la primera guerra mundial, Trump escribió: “Billones de dólares se vuelcan cada año y tantas vidas perdidas, todo por el mal manejo forestal. Arréglenlo ahora o no habrá más plata del gobierno nacional”.

La respuesta a Trump fue inmediata y partió del presidente de la Asociación de Bomberos Profesionales de California, Brian K. Rice, quien calificó de “ataque vergonzoso a las mujeres y hombres valientes que están en el frente”. Agregó que el mandatario, en lugar de ayudar a las víctimas inocentes, eligió expresar una amenaza política desinformada.

Después Trump quiso suavizar el tono y dijo que los corazones estaban con quienes peleaban con los incendios.

Pero, poco después, insistió: “Podemos frenar la devastación constante que ocurre en California con una gestión forestal apropiada. ¡Sean inteligentes!”.

Fuentes estatales revelan que el 60 por ciento de la gestión de los bosques de California están en manos federales y el 30 por ciento en manos privadas.

Los incendios en zonas boscosas del estado de California, uno de los más ricos y vastos de Estados Unidos, ha obligado a declarar el estado de emergencia, pues son millonarias las pérdidas materiales y la cifra de muertos es muy alta.

Muchos dirán que son fenómenos naturales de esta época del año, como son los huracanes y tornados en las costas del Atlántico y el Golfo de México, pero esta vez los incendios no han tenido precedentes, tanto por su voracidad y fuerza, pero hay muchos expertos que atribuyen al excesivo calor del aire que llevan los vientos y, por tanto, a su mayor fuerza (alcanzan los 100 km por hora) al calentamiento global, amenaza que, lamentablemente para Trump no existe.

En California, los incendios forestales se producen en el norte y en el sudeste. Los vientos de aire caliente y seco secan los árboles, especialmente a los pinos y otras especies resinosas, que se convierten en material combustible. Pero los de este año no tienen precedente, a pesar de que esos vientos constituyen un fenómeno natural propio de los meses de setiembre, octubre y noviembre.

El primer incendio fue registrado la noche del viernes 9 de este mes de noviembre en el norte del Estado, una zona conocida como Camp Fire, y alimentado por los llamados vientos del diablo, que arrasó con la ciudad de Paradise, destruyendo 6,700 construcciones, entre viviendas y edificios, y dejando 29 muertos, 239 desaparecidos y pérdidas millonarias, según las autoridades. Ha sido tan mortífero como el que se produjo en 1933.

A su vez, los vientos del sur, conocidos como los de Santa Ana, afectaron el sábado 10 y el domingo 11 la zona de Woolsey Fire, al oeste de Los Ángeles, donde están las ciudades de Malibu y Calabasas, en las que viven los más famosos artistas de Hollywood y millonarios hombres de negocios en mansiones muy lujosas.

La ayuda federal que pide el gobernador del Estado, es para reconstruir los servicios y las áreas públicas de las ciudades. No es ayuda para los particulares, porque según las normas tanto federales como estatales, todas las viviendas y los edificios tienen que tener seguros contra incendios, desastres naturales y otras calamidades destructivas, y seguramente que serán reconstruidos por las compañías de seguros.

Pero el gobierno estatal y las entidades en esas ciudades destruidas que brindaban servicios administrativos, de seguridad ciudadana, de salud, educación, agua potable, alcantarillas, calles, pistas y veredas, y que requieren de edificios públicos tendrán necesidad de fondos especiales para su total reconstrucción.

Ojalá Trump reflexione y haga realidad su lema: “America First”, salvo que crea que California no es un estado de su país.

 

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