Primer Editorial: “¡Siempre el coraje es mejor…!”

 

Primer Editorial: “¡Siempre el coraje es mejor… nunca la esperanza es vana!

(J.L. Borges).

Por misterioso designio del destino, el Perú ha debido afrontar en diversos momentos de su historia, estremecedoras pruebas, generadas por su confuso -y generalmente corrupto devenir político-, o por la rotunda furia de la naturaleza dramáticos episodios, que sólo han servido, para medir la enorme dimensión de su coraje, tanto como la creativa capacidad de su recuperación, más allá de la desgracia de la guerra, el recurrente avatar de los golpes de estado y aún las epidemias que cíclicamente han azotado  nuestro territorio.

Aún hoy que una indescriptible, inédita pandemia, nos incluye en una dolorosa serie mundial, en tanto la necedad política (la mano de “Mery Chaveta”) ha pretendido bloquear los esfuerzos.

La anti corrupción del actual gobierno, incluyendo -a fuer de insistencia y de muy mala intención- a otros poderes del Estado, una necesaria y justificada anulación de la “inmunidad parlamentaria” que ha sido habitual patente de corso para delincuentes de toda laya y vergonzoso “blindaje”, para los eternos beneficiarios de la impunidad garantizada.

Pero al margen de sucias miserias, brilla esplendoroso, el espíritu patriótico de numerosos ciudadanos que cantan desde puertas y balcones la vigencia espiritual de los peruanos, mientras damas y niños hacen flamear orgullosa la bandera de la patria.

El Perú sigue luchando. Ahí están en las calles y en todas partes, nuestros soldados y policías, los heroicos señores médicos, nuestras bellas y valientes enfermeras, los trabajadores todos de clínicas y hospitales  y aún nuestros hermanos trabajadores municipales que despreciando el peligro de muerte siguen cumpliendo su incomprendido deber de cada día.

Gloria y honor a todos ellos… ¡Viva el Perú valiente, ahora y por siempre!

Reconocimiento justo y sincero, al actual gobierno y a su equipo ministerial , que ha sabido enfrentar valiente y creativamente, una pandemia que nadie en el mundo hubiera podido prevenir.

Y lo hizo ejemplarmente, imponiendo medidas de precaución e higiene -no aceptada por ciertos imprudentes, que se lamentarán mañana, luego de ponernos en peligro absolutamente a todos, además, este Gobierno, y sería una mezquindad negarlo, entendió la triste proyección social del fenómeno que afrontamos, manejando la crisis impuesta tanto por el sorpresivo desempleo, como las barreras impuestas por la cuarentena y la inamovilidad total.

Sucesivos y considerables “Bonos Universales”, nos han ayudado a capear tan angustiantes circunstancias.

Pero, en el fondo de todo y pasando por encima, tanto a los inescrupulosos, que han pretendido luchar con la desgracia de tantos hermanos que han perdido a sus seres queridos y aún enfrentan el riesgo en su persona  y en sus hijos. Y despreciando la cobardía y miseria humana de los llorones , “picones” y criticones inútiles, que en cualquier guerra se destinan a la retaguardia, o… se ejecutan si es el caso, los peruanos valientes y abnegados hasta el sacrificio, esos que sienten palpitar en la luz del ejemplo de Grau, Bolognesi y Cáceres, -por  sólo citar unos cuantos epónimos ejemplos- ponemos pecho al frente y seguimos luchando en la convicción de que la victoria es nuestra y la seguridad histórica de mañana, sabremos contar la verdad a nuestros hijos y a nuestros nietos, conscientes del Perú que habremos de legarles.

Este es el Perú que amasamos con nuestros aciertos y nuestros inevitables errores, pero siempre con la frente en alto y el valor a toda prueba.

Viene a nuestra memoria, la ejemplar historia del patriota checo Jean Fucik, quien encarcelado, sometidos a tortura, semidesnudo y rumbo a la injusta muerte, supo escribir como testamento inmarcesible, el  “Poema al Pié de La Horca”, que en esencia dice:

“Yo nací por la alegría/ he vivido y moriré, por la alegría del combate./Que nadie, jamás, vincule mi nombre a la tristeza”.

Por lo que me toca, dedico estas páginas a mis hijos,a mis nietos .

A mis alumnos de la Universidad de Periodismo y a todos nuestros compatriotas de todos los niveles, que afrontan esta

calamidad con valor, entrega y convicción de triunfo.

Con un mágico ramo de flores peruanas, para esas lindas damas que con lágrimas  en los ojos, levantan hacia el cielo, nuestra gloriosa bandera.

A todos los peruanos que seguirán nuestra comprometida línea de peruanidad desde este día, les alcanzamos un fraterno abrazo y un gigantesco grito lanzado desde el alma: ¡Viva nuestro Perú… ahora y siempre!

 

Leave a Reply