¿Qué pase lo que pase?

 

En este misterioso country que nos vio nacer, bien podríamos recordar a Don Francisco de Quevedo y Villegas, cuando aceptando un poético reto, se aproximó a la Reina -a quien nadie se atrevía a llamar “coja”-, para, alcanzándole dos ramos de fraganciosas flores, decirle muy compuesto: “Entre el clavel y las rosas/Su Majestad es… coja”.

Con lo cual, ganó una apuesta vulgar y la eterna -innoble- ojeriza de la soberana, que a poquito lo mandó a componer versos, en la solitaria celda de una vieja fortaleza.

Y es que en materia de elección, la verdad, de la verdolaga… es que nadie sabe lo que elige, o, por lo menos, a quien elige. Y si no me creen, recuerden, las veces que nuestro honorable “electarado”, eligió y re-re-eligió a cierto ciudadano japonés, para que en la sombra, gobernara el ex-poderoso “Doc”, que hoy veranea en cierto castillo custodiado, es un decir, por nuestra Marina de Guerra.

Ahorita mismo, expectoren o no, al gracioso tío Karcochinski, sería oportuno recordar, la tremenda paseadota que nos dio con el cuento de entregar su pasaporte amerikeke -que hasta ahorita mismo conserva- y no hace mucho, la historieta de “La Muralla China”, que según él, lo alejaba de sus múltiples manejos financieros, si bien, a la hora de contar los “billegas” siempre ha mostrado dedos más ágiles que palomilla en micro.

Bueno. Pero bien mirado, si acaso ligara aquello de “Pavo Agónico” con que chapean a Karkochin, por la no creencia en que llegue vivo –ni siquiera pataleando- a Navidad, resulta que tendríamos poco de donde escoger, para reemplazar al citado citizen que es una suerte de Américan Virrey jugando por la libre.

En prima, podríamos ir descontando a la fujiyakuza, por ahora partida en dos y así las cosas,-siempre que Hitlerman arrugue- solo nos queda Locantauro, con su cocho de Premier, en cuyo caso, ¡Dios nos coja confesaos!… como diría un gitano.

Pero para que aguaiten lo que uno se juega, cuando de verdad elige, aquí les cuento, lo que le pasó a un fercho de esos que atienden por telefúnken, cuando levantó a una bella monjita que le pidió el servicio.
Resulta que este broder, en cada parada, se quedaba mirando a la religiosa a través del espejito compañero, con unos ojales de carnero degollado.

Hasta que la casta dama, le preguntó:¿Qué pasa en el Congo?..-a lo cual, el mirón le respondió: “Madrecita. Es que usted es tan bella que si no fuera pecado, yo quisiera suplicarle por lo menos, un chapecito por amor de Dios”.—Y entonces la súper casta le dijo: “Hijo mío. Para que eso, fuera posible, tú tendrías que ser soltero y buen cristiano, por lo menos”.

-¡Sale madrecita!- gritó el “Arriola”. Yo soy solterazo y hasta de la Acción Católica soy, por mi santa madrecita!
-“En tal caso”, -acotó la beata doncella- “Ahí más adelante, hay una sombrilla medio solapa. Cuádrate al costache y ya veremos que pasa”.

-Ni corto ni perezoso, el feligrés, derrapó el instrumento y llegado a la cancha, se trenzó con la interfecta en un agarre estilo Susy Díaz en sus buenos almanaques. Y ya en el entretiempo del partido, murmuró asustado: “Madre. Le he mentido. Yo estoy casado, tengo tres calatitos y además, madrecita…¡Yo soy judío!

-A lo cual la falsa monji replicó: ¿Y eso que roche tiene? ¡Yo me llamo José Manuel y estoy yendo a una fiesta de disfraces aquí a tres cuadras…!… ¡Y… lo que tenga que pasar en el camino… que pase, pues!

 

Leave a Reply