Ránking deportivo de 1956

 

En los anaqueles del viejo hincha encontramos que a fines de 1956 la prensa destacaba el título conseguido por el Sporting Cristal, fundado un año antes tras fusionarse con el Sporting Tabaco.

¿Quién los entrenaba? El chileno Luis Tirado. Sobre él, la crónica deportiva afirmaba que “incorporado a nuestro fútbol con la nueva millonaria institución Sporting Cristal, ha ratificado su capacidad haciendo cumplir al equipo una extraordinaria campaña que culminó con la obtención del campeonato”.

El mejor jugador de aquel 1956, para los cronistas, resultaba el golero del campeón peruano, Rafael Asca, “quien muy seguro de manos, ágil, con gran golpe de vista y excelente colocación, pasó a formar parte del grupo sobresaliente de guardavallas nacionales”.

Marcaban distancia, sin embargo, con los dirigentes del fútbol nacional, “los peores de 1956” por los casos del intento de soborno al futbolista Santos Guerrero y la confabulación para que el Carlos Concha se fuera al descenso.

“Muchos empañaron su labor comprometiéndose en escándalos de los que se les sindica como principales provocadores”, resumían los cotidianos.

El básquetbol, que atraía mucho público por esos años, tenía a “Fito” Salas como el mejor del año. “El ímpetu que derrocha atropellando hacia el tablero rival y su visión en los envíos al cesto lo han convertido esta temporada en el mejor basquetbolista”.

Doris Saletti, “muchachita dinámica, de gran simpatía y mayores cualidades para destacar”, era la mejor basquetbolista. Sobre ella, se escribía que como “centro delantera del Circolo Sportivo Italiano, refuerzo de varios equipos y columna fuerte del seleccionado nacional, ha cumplido el año un excelente rendimiento”.

Ismael Merino, “una figura extraordinaria en la natación peruana” llevaba el rótulo de mejor nadador de 1956. Consagrado como el más veloz de Sudamérica en el campeonato realizado en Lima en 1952 con éxito había defendido su calidad de campeón en los torneos de Sao Paulo, Brasil (1954) y Viña del Mar, Chile (1956).

“Combativo, resistente y pegador, el mejor pugilista del año por sus magnificas actuaciones en cuadriláteros nacionales y extranjeros”, era Loreto Castillo, de quien en las redacciones de los diarios, se comentaba que en Perú no tenía rival que lo aguantara sobre el ring.

El rey de las curvas no fue otro ese 1956 que Arnaldo Alvarado, “el crack indiscutible de la pistas”, quien había ganado las competencias más importantes de esa temporada: la carrera Lima- Chiclayo- Lima y el Gran Premio que se extendió desde Lima hasta Arequipa, Puno, Ilave, Tacna, Ica y Nuevamente Lima.

“El consagrado conductor del ‘Ford ladrillo’ expuso su pericia en el volante y su entereza para sortear las dificultades propias del deporte automotor”, señalaban.

En el podio de los mejores, no faltó ese 1956, la mejor amazona. La designación recaía en Maruja Kostenestky. “Eximia, con gran dominio de la cabalgadura y de los secretos de la equitación, sus cualidades afloran en cada una de sus intervenciones, convenciendo a los más escépticos”.

 

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