¡Reforma electoral ya!

 

En buen momento el Congreso aprobó eliminar las organizaciones políticas locales, distritales y provinciales y por tanto los privilegios que han generado corrupción y ausencia de rendición de cuentas. No cumplían con la democracia interna y se diluían después de los procesos electorales sustrayéndose a toda sanción que pudiera resultar del financiamiento indebido. Un paraíso menos para los truhanes.

Tenemos problemas con la democracia representativa que está fallando, la gente siente que no responde a sus intereses. Es innegable la crisis de los partidos políticos nacionales, las últimas elecciones les dejaron magros resultados que reflejan la desconfianza del electorado que los siente apartados y ajenos.

Ni el Apra ni el PPC, partidos con ideología e historia, se han salvado de la debacle. El electorado dio el espaldarazo a grupos políticos locales que a pesar de todas sus deficiencias fueron el recambio indispensable.

Necesitamos partidos políticos de alcance nacional. Estamos en un Estado unitario y nuestra democracia es representativa. Con partidos políticos de interés limitado no podremos tener la expresión de una opinión pública nacional. La eliminación congresal abre la puerta a que los partidos nacionales sean el reducto de la orientación integral. Que sirvan de vehículos para elegir los mejores representantes congresales y un adecuado gobernante.

No hay democracia representativa sin partidos que recojan las principales tendencias ideológicas del electorado, que lo mantengan al tanto de los problemas y de los acontecimientos internacionales que nos interesan como parte de la comunidad global.

La situación de los partidos preocupa a todos los demócratas no solo a sus integrantes o simpatizantes. Les toca la reorganización y modernización para demostrar su vigencia. Nos toca alentar la mejor representatividad y le toca al Congreso plantear las reformas legales.

Si no se introducen los cambios necesarios vía la reforma electoral en debate, las próximas elecciones generales nos traerán otro mosaico de candidaturas irrelevantes, sin programas de gobierno y sin equipos técnicos que sostengan su vocación de cumplimiento.

El tema esencial seguirá siendo el financiamiento que tantos dolores de cabeza están dando a nuestros políticos, perseguidos o en cárcel. No es suficiente la rendición de cuentas, siempre encuentran la manera de mentir y soslayar exigencias.

¿Quién le pone el cascabel al gato?

En nuestro sistema no hay elecciones sin dinero ni victoria sin exorbitantes cantidades que van a los medios de comunicación que en cada contienda recuperan lo que no les llegó en todo el año. Necesitamos partidos renovados o nuevos y procesos limpios y transparentes. Difícil pero no imposible.

 

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