Ricardo Duarte y su listón negro

 

Si hay un deporte en el mundo -como el fútbol- cuyo jugador con el pie y la cabeza hace girar la pelota con habilidad, destreza y elegancia lo que motiva que el público extasiado, muchas veces por las jugadas que aprecia, no duda un instante en aplaudir; también hay otro que igual tiene grandes pasajes de admiración y de belleza sin par pero que se juega con las manos: el básquet. Es el deporte de la canasta alta que mantiene hasta hoy, aún retirado, al estadounidense Michael Jordan (56 años y 1,98 de estatura) como el mejor de todos los tiempos. La fama de Michael llegó a ser tal que su compatriota Larry Bird (62 años y 2.06) seis años mayor que él y que jugó 13 temporadas en la NBA por los Boston Celtics, una noche que lo vio realizar con su equipo Chicago Bulls un baloncesto de fábula lanzó esta célebre frase: “Hoy he visto a Dios disfrazado de jugador de baloncesto”.

Fue en un encuentro ocasional con nuestro compatriota Ricardo Duarte Mungi (79 años y 2.03) esta semana que me llevó a tratar el tema central de mi columna semanal cuando juntos, entre otros temas del baloncesto, abordamos las razones que han determinado que el basquet peruano prácticamente haya desparecido en nuestro país a través de campeonatos oficiales; las causas que han llevado a que la Federación Peruana de Básquet (FPB) haya dejado de existir; porqué continúan las eternas discusiones con papeleos en mano entre ex dirigentes que persisten en que no cambie esta situación y, por último y lo más sensible en este caso que el Perú habiendo sido el país organizador de los últimos Panamericanos Lima 2019 no llegara a presentar selección alguna tanto en baloncesto masculino como femenino en esa exitosa competencia internacional tanto deportiva como en su aspecto organizativo. Es tal el abandono que persiste que ni siquiera hubo una selección en los partidos del 3×3 que es la nueva adaptación del básquet para  juveniles en olimpiadas cuyos partidos tienen una duración  de 10 minutos y donde el equipo si consigue antes de ese tiempo reglamentario los primeros 21 puntos (que solo tienen una validez de 1 o 2 puntos por canasta) gana. Estos torneos los impulsa la FIBA la máxima entidad que rige el básquet y la que, precisamente, mantiene una dura sanción contra nuestra federación.

Ricardo, que con su enorme estatura y clase de jugador quedó como máximo anotador en las Olimpiadas de Tokio 1964 con 212 puntos, sostuvo que él también se sintió impactado, como millares de aficionados peruanos amantes al buen básquet, por esta ausencia y que solo atinaron a seguir las otras disciplinas deportivas. Mirándome de arriba hacia abajo atinó a decir: “Me provocó salir a la calle con un listón negro para dejar sentir mi profunda desazón por este olvido en que se encuentre este deporte que tanto queremos y que no puede seguir tal como está en el más completo abandono”.

Con todos los pergaminos que rodearon su exitosa campaña dentro de las cancha al extremo que fue una vieja costumbre verlo en toda la década del 60 siempre como el máximo anotador en campeonatos a nivel Panamericanos, Bolivarianos y Sudamericanos, Ricardo enfocando el tema de la FPB me contó que este organismo prácticamente se encuentra secuestrado en manos de un pequeño grupo de ex dirigentes que solo busca su provecho personal. Hasta él que un momento fue nombrado presidente de un grupo de trabajo tratando de hallar una salida a la crisis del baloncesto al llevar su documentación a la Sunarp se encontró que ya habían otras documentos en tal sentido y todo se alargó. Cansado y hasta amenazado con correos y llamadas telefónicas que ni siquiera toma en cuenta, todo hacer tornar difícil, según nos explicó, la inscripción legal de una directiva que se nombre a futuro. La última (directiva) que convocó a elecciones fue la del presidente Víctor Lainez (2013-2016) ganando Javier Quezada pero sin que el Instituto Peruano del Deporte (IPD) lo reconociera por  considerar que esa votación no fue transparente. Hasta hoy. Cansados lo de la FIBA terminaron sancionado a la FPB.

A todo esto Ricardo enfocando el tema familiar con sus hermanos Raúl, Fernando y Enrique se precian de tener un récord Guinness en su haber: los cuatro participaron juntos en las Olimpiadas de Tokio y donde Ricardo en un solo partido contra Corea anotó 44 puntos que se mantuvo vigente en cinco olimpiadas, según me contó, hasta que el brasileño Óscar Schmidt (65 años hoy, 2,05) en una anotó 50. Aclara y lo remarca con claridad que en sus tiempos no habían los triples de hoy donde el brasileño resultaba un especialista en las canastas desde esa distancia y que se implantó, en su opinión, por la forma cómo se juntaba la gente cerca y debajo del tablero. Y mientras los recuerdos vuelan por el cerebro de Ricardo, de volver a ver, por ejemplo, partidos de baloncesto en nuestro país, orgulloso no se cansa de decirme que el básquet sigue siendo el deporte que más evolucionó en el mundo porque ante cada ‘trampa’ de sus protagonistas al intentar sacarle la vuelta a sus reglas de juego, la FIBA impuso nuevos cambios como no más aquello de la pelota hacia atrás cuando el jugador que va hacia adelante intenta lanzarla hacia su propio campo a un compañero; con las cuenta regresiva para el jugador que con la pelota en sus manos intenta hacer pasar el tiempo sin cederla y que es penalizado. Ricardo mencionó el freno que se han dado a la seguidilla de fouls´ que antes había en que llegaban hasta seis y hoy con el séptimo de todas maneras hay una duro castigo; a la forma de permitir la continuación de los minutos sin que el jugador busque finalizar la jugada lanzando al aro.

Todo ello en opinión de Ricardo ha permitido que la exigente y dura disputa dentro de la cancha traslade una emoción sin límites en las tribunas como podemos ver en los grandes escenarios a través de los partidos que se juegan en la NBA en los Estados Unidos, en Mundiales como el último de Beijing que lo ganó España sobre Argentina; las propias Olimpiadas que no llevan a otra cosa a que los espectáculos terminen siendo para el recuerdo. Espectáculo hoy ausente en los coliseos limeños y de provincias hasta dabe Dios hasta cuándo porque los escenarios seguirán con las puertas cerradas al extremo que esta situación de la no difusión al no haber campeonatos anuales ha llevado que hasta en los colegios, especialmente en los nacionales, su práctica esté en un nivel muy limitado. Nulo diría. Los torneos Adecore que tenían siempre su fuerte en el fútbol y en el básket prácticamente han quedado en la historia. Como lo afirma Ricardo bien vale ponerse también un  listón negro.

 

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