(Second round-twenty chapter)

 

(Sigue-Pensamiento Chopra sintetizado)

Quien se aproxima a este libro, debe preguntarse en primer término, si pudiera concretar sus más caros deseos, o en otras palabras, si tuviera el poder de –como dice Chopra- de “orquestar sus propios milagros”… ¿Cuáles escogería?

-Antes de responderse a esa pregunta, el estudioso debe entender, que más allá de su poder físico, más allá de sus pensamientos y emociones, en su interior, existe un “reino” que es, por así decirlo, “potencial puro”. Desde ese sagrado ámbito, cualquier cosa y todas las cosas son posibles. En especial, esos deseos que la contrariedad y todo tipo de obstáculos, se esmeran en presentar como “imposibles”.

Al decir de los sabios “rishis”, que mantienen en celosa custodia lo esencial del milenario “ayur veda”, en esa parte de nuestro ser, “se entreteje, todo lo que existe y lo que existirá”. Los discípulos de esta portentosa ciencia, dedican años de su vida –y toda su vida- a explorar y enseñar todas las formas de aprovechar este infinito campo de posibilidades, con el fin de redirigir y mejorar nuestras vidas, en los aspectos físicos, mentales, espirituales y materiales, por el sencillo expediente de establecer “sintonía” con el Cosmos, espacio donde se crea y organiza el gran equilibrio del universo.

Durante los últimos diez años, el propio Chopra, se declara fascinado por la idea de que ciertas llamadas “coincidencias”, que en realidad, son manifestaciones del “sincrodestino”, son capaces de dirigir y formatear prácticamente nuestras vidas.

Si el lector analiza detalladamente la historia de su propia existencia, reconocerá, que al igual que todos, en muchas ocasiones, ha experimentado hechos asombrosos, los mismos que al ser referidos, se insertan en la condición de “increíbles”, por personas que han hecho del “escepticismo profesional”, un sistema de creencias, que les permite , mostrarse “muy evolucionadas”  o sumamente perspicaces y por lo tanto, “no creen en nada que  no sea palpable o perceptible a “sus propios ojos”, o se muestre coincidente con sus prejuicios o “férreas creencias”, que bien podrían calificarse de terquedad persistente.

Porque así como el viejo adagio,-derivado de la expresión de Santo Tomás, acerca de “ver para creer”, si usted desea con certeza instalarse en el “sincrodestino”, debe estar dispuesto(a) a “Creer para Ver”, prescindiendo del juicio de personas visceralmente dispuestas a “negar aunque vean”, lo que finalmente suceda.

Chopra, cita algunos ejemplos de su propia experiencia y si usted lo piensa bien, de inmediato podrá añadir experiencias propias que al no explicarse, ha terminado por archivar como “coincidencias” o “casualidades, en “El baúl de los recuerdos”, como suele decirse con misterioso “sentido del humor”.

Por ejemplo: estamos ordenando un armario y encontramos una olvidada agenda, que al ser  hojeada nos pone ante la vista el teléfono y la dirección de “alguien” a quien no vemos hace años.

Picados por la curiosidad o “mordidos(as) por la añoranza, nos preguntamos: ¿Qué habrá sido de Fulano o Fulana? Y… para nuestra sorpresa, en unos minutos, la tal persona, nos llama por teléfono, para proponernos un negocio, un paseo o la invitación a una fiesta. –“Mira qué curioso, -decimos luego -al relatar el hecho- tan sólo para que “alguien” nos diga, por ejemplo: “así son las casualidades”.

-Otro caso: leemos en un periódico a punto de marchar al olvido- o a la basura-, un artículo referido a un tratamiento experimental del cáncer de piel y, por alguna extraña razón decidimos guardar el recorte. Un mes más tarde, un atormentado familiar nos llama para comunicarnos angustiado que acaban de diagnosticarle “cáncer de piel” y la información contenida en el artículo que guardamos -sin saber para qué- le resulta información sumamente valiosa a esta persona afligida por la adversidad…. aunque tan sólo sea como apoyo espiritual, mientras los oncólogos tratan de ayudarle. Y para extremo de los extremos, meses más tarde ese “novedoso tratamiento”, termina salvándole la vida, a ese inesperado “consultor de la casualidad”.

En el plano directo y personal, puedo referirles lo siguiente: mi padre, entonces de 22 años, acababa de abandonar sus estudios de Medicina y, en vísperas de casarse con mi futura madre, debió emplearse como vendedor en un importante almacén El empleo no le complacía en absoluto, pero debía ganarse la vida de algún modo, si bien, su vocación –percibida desde la infancia- había sido la literatura. Pero, en fin, ahí trabajaba vendiendo telas a la moda, con un relativo éxito que no le confortaba en absoluto.

Una tarde, se cruzó en el patio de ventas, con otro migo vendedor, que lucía en la solapa un curioso “pin”, conformado por dos máscaras- emblema universal del teatro-, interesado por esta señal, el joven vendedor, preguntó al amigo por el significado del “pin”, recibiendo en pago a su curiosidad la siguiente respuesta: “es el emblema del Teatro Universal y yo lo luzco, porque pertenezco a un grupo de actores que va a estrenar una obra (se trataba de “Seis personajes en busca de autor” del genial Luigi Pirandello). ¿No te gustaría asistir a un ensayo?- Al escuchar esta pregunta, el joven inconforme, vio -como se dice- “el cielo abierto”- y respondió inmediato: “Claro que me gustaría. Te acompañaré esta noche”.

Y aunque parezca increíble para quien no haya “vivido la historia”- como a la larga resulté viviéndola yo- Esa misma noche, ante la ausencia de un actor, mi padre, resultó debutando como “apuntador”, es decir: el asistente que “apunta” los “olvidos”, leyendo el libreto para los actores distraídos o desmemoriados. Semanas más tarde, resultó reemplazando a “los faltones” y… la noche del estreno, en el Teatro Segura, salió a escena personificando al “galán de la compañía”, en reemplazo del titular que se había reportado enfermo.

-¿Increíble, no? Pero eso, no es todo. Una de las actrices, estaba casada con un prestigioso periodista de aquellos tiempos (año 60) y al ver la facilidad con que este “jovencito”, reescribía y adaptaba párrafos enteros de los libretos, siguiendo indicaciones del gran director teatral Sergio Arrau, le dijo: “Oye. Tú escribes rápido y muy bien. ¿No te gustaría ser periodista…… eso fue como preguntarle al pato si quería ser echado al agua. Esa misma noche, el inquieto joven inconforme con su trabajo de vendedor de telas, fue presentado a Carlos “Coco” Meneses, quien lo introdujo como “practicante” en la Sección Deportes de “Última Hora”, donde mi padre inició una brillante carrera periodística, volvió a la Universidad de San Marcos, ahora a la Facultad de Letras, se hizo periodista profesional, más tarde ha escrito varios interesantes libros, ha sido condecorado por diversas instituciones, y recientemente recibió del “Colegio de Periodistas de Lima”, l importante Orden “José Carlos Mariátegui”, al cumplir 60 años de brillante carrera de prensa escrita, televisiva  radial y teatral… Y podríamos decir…”Y pensar que toda esta historia, se inició preguntando por el significado de un “pin” teatral. Bueno, yo podría invitarlos a confirmar la historia cuando quieran entrevista a César Augusto Dávila, mi querido padre, quien asegura que sencillamente “nació periodista y escritor”…Pero que la oportunidad clave… le llegó por “casualidad”…o por “sincrodestino”…diríamos con más precisión, analizando una cadena de acontecimientos, que resultaron ubicando a un joven recién casado y sumamente confundido, con la que habría de ser “la carrera de su vida” y su felicidad.

“LA LÓGICA SECUENCIAL”

Cuando este periodista -colmado de éxitos- llegó a dirigir un diario de moderado sensacionalismo, resultó inaugurando sin proponérselo, lo que hoy se conoce como “Unidades de Investigación”, que todos los medios de comunicación tienen gran estima y con gran éxito, habiéndose anotado galardones increíbles, tales como “solucionar” algunos enigmas, antes que la propia policía. Con sólo aplicar algo que el gran filósofo griego  Aristóteles, bautizó como “Teleología” y mi ingenioso progenitor rebautizó como “Lógica Secuencial”, o sea, razonando el significado de la palabreja, aprendiendo a analizar la “cadena motivacional de los acontecimientos”.

Creo que como testimonio directo, hasta aquí tenemos bastante.

Retornemos a Chopra que es, a la fecha, el verdadero “experto en  coincidencias”, que son otra cosa que manifestaciones del misterioso “Sincrodestino”.

Usted puede ahora mismo, pasar revista a sus propias experiencias al respecto. Y seguramente se sorprenderá por no haberlas entendido y… aprovechado, antes de leer este libro.

CHOPRA Y “ALGO MÁS”

El propio “Doctor de las estrellas”, menta como “al paso”, el siguiente pequeño episodio, que –desde luego- viene al caso. Y no es el único.

“Cuando empezaron a venderse mis libros y, por lo tanto, comencé a ganar dinero, una de las primeras cosas que hice, fue comprar el pequeño automóvil rojo con el que había soñado largamente. Desde luego, era yo, un automovilista debutante y como tal, omitía los cuidados y precauciones que debe tenerse en el mantenimiento de estos vehículos. Y más temprano que tarde, me ocurrió un episodio de “sincrodestino”, de esos, tan graves, que pueden terminar salvándonos la vida, luego de habernos hecho sufrir una angustiosa pesadilla.

El pequeño coche se negó a seguir funcionando en mitad de una carretera desierta. Y yo pensé: ¡Cómo no aparece por ahí una de esas grúas que tan frecuentemente veo por todas partes¡ Y en eso, -como para no creerlo- el primer coche en asar al lado de nuestra desesperación…. ¡era precisamente una poderosa grúa que nos sacó del apuro!

¿Es posible considerar este tipo de acontecimientos, como una simple “casualidad”? Por supuesto que si, pero un análisis más profundo y detallado… podría hacernos concluir en que se trata de un atisbo de lo milagroso”.

-Decididamente, es posible considerar este tipo de casos como un suceso azaroso en medio del mundo caótico en que vivimos y luego pasarlos al archivo de las “curiosidades”. Pero también podemos reconocerlos como temas potencialmente cruciales.

Por mi parte, yo no creo en coincidencias sin sentido. Creo que cada “coincidencia”, es un mensaje, una pista sobre un aspecto particular de nuestra vida que requiere atención. Lo mismo que ese accidente que “estuvo a punto de ocurrirnos”  mientras jugueteábamos con el celular, sin prestar atención a los cambios de luces del semáforo.

O a esos pequeños sismos que nos hacen reparar en nuestra no participación en los simulacros de desastre que suelen organizarse. También nos hacen pensar en el caso omiso que hicimos a la recomendación de mantener una mochila de emergencia, para afrontar los imponderables de un terremoto, evento del cual, los “pequeños remezones”, pudieran ser lo que los sismólogos califican de “sismos premonitores”, de una catástrofe de proporciones.

“CIERTA VOZ INTERIOR”

A propósito: ¿Ha escuchado alguna vez, esa voz tranquila y sosegada, que parece surgir de su interior?… ¿Alguna vez ha experimentado un sentimiento “visceral” respecto de algo o alguien?… ¿Un presentimiento, o “corazonada” de que algo no estaba machando bien? Bien. Esa voz, o esa “corazonada”, es un señal una percepción de nuestro maravilloso ser interno. Algo a lo cual, debemos prestar atención, motivándonos acerca de la respectiva acción precautoria.

“Las coincidencias”, en concreto, son advertencias al respecto.

Cada vez que se presta mayor atención a este tipo de mensajes. “entrenamos” inconscientemente a “nuestro ser íntimo”, para que nos alerte en percepción silenciosa, no sólo acerca de posibles siniestros, sino también a la conducta posible de personas que acabamos de conocer y con las cuales, impensadamente, podríamos iniciar una conversación que conduzca a una entrevista, a una coincidencia social, de negocios, o ¿quién sabe a uno de esos romances repentinos que se etiquetan como “amor a primera vista”?

Hay personas y estoy segura que usted conoce a una o varias de ellas, que poseen y ejercitan una intuición tan aguda que llegando a una reunión, se sienten incómodas y sin mayores explicaciones, optan por persuadir a sus acompañantes de abandonar dicho escenario, en el cual, minutos u horas más tarde, se produce un hecho desagradable o incluso, criminal.

Esto, a veces, tiene una simple explicación memorística. Un colega, veterano periodista, relataba hace poco la experiencia que vivió al exponer un proyecto, ante cierta dama ejecutiva de un canal de televisión. No bien, había iniciado su exposición, cuando la citada dama, criticó acremente, “la fijeza de su mirada, su tono de voz y finalmente, el hecho de vestir terno y corbata”.

-El hombre, con la experiencia que da la práctica periodística, se dijo a sí mismo: “Esto sólo se explica, porque algo en mí, la figura, la mirada, el tono de voz o… la vestimenta, le recuerda a esta tía, a alguien que la hizo sufrir cruelmente. Quizás, por asuntos del corazón”. Y en seguida se despidió cortésmente, comprendiendo que nada que le propusiera, podía borrar los estigmas del mal amor, o del rencor mal procesado en la memoria de la citada ejecutiva.

Así es, pues. Hay corazones que jamás llegan a apagar las llamas de la venganza. Y de ellos, hay que alejarse prudentemente. Son peligrosos… en varias dimensiones.

LO QUE DICE EL OCULTISMO

Como ahora se explica claramente, las llamadas “Ciencias Ocultas”, no son –en términos generales- otra cosa, que observaciones y teorías científicas que tomaron otro rumbo, quizás paralelo o clínico– para referirnos a la observación antigua, reiterada y analítica.

Así tenemos que personas que ignoran las teorías astrológicas o “cosmobiológicas”, pero… pueden decir mucho de cualquier persona, “considerando la época del año en que vino al mundo”. Y… suelen acertar, por lo menos, en una aceptable proporción.

Como se sabe, las teorías ocultistas, imponen como requisito a quienes deseen iniciarse en sus conocimientos “arcanos”, la aceptación de dos de sus teorías principales. La certeza de la reencarnación, fundada en la certeza que “la materia no se destruye… sólo se transforma”. Y el “karma” que plantea una evolución  causa-efecto vinculada a los acontecimientos, lo cual, para no profundizar, podría sintetizarse en el pensamiento budista que proclama: “como son tus actos, será tu destino”.

Por esta vía de razonamiento, cosas tan triviales como el proclamado “amor a primera vista”, podría explicarse por el hecho de haberse conocido –y amado- los protagonistas en una vida anterior. Igualmente, esos “odios inexplicables”, también “a primera vista”, corresponderían a enemigos del pasado que concluyeron sus “vidas anteriores”, sin haber ajustado las cuentas a satisfacción y ahora, de manera irreflexiva, estarían tratando de retomar el combate, en el presente ciclo de existencia.

Bueno, cada persona debe apelar a su criterio analítico, antes de optar por cualquier creencia que “subrepticiamente”, se podría instalar en su convencimiento, haciendo casi imposible -y sin “casi” también- expulsarla de allí, por el ejercicio del razonamiento.

DESEOS Y “VISUALIZACIÓN CREATIVA”

En el “Mundo de los Deseos”, que en la observación del aura humana, se descubre como una amplia gama de insatisfacciones, que son en realidad, condiciones frustrantes de nuestro desarrollo. Todos tenemos en el área amical o familia, personajes que han  llegado a “la tercera edad”, con uno, o muchos deseos por cumplir. Ya sea en el amor, el trabajo, la cerrera emprendida, o el destino que finalmente optan los hijos, traicionando en muchos casos, la esperanza o ensoñación de los padres, al respecto.

A lo largo de este trabajo, he tratado de impartirles, importantes conocimientos, que en otros casos, podrían exigir largas horas de aprendizaje y espero en fe,  haberles transferido útiles principios que les permitan alcanzar una gran realización de vida y el ideal de la felicidad que se integra por el logro de uno, o varios deseos.

Por eso, al cerrar estas páginas, quiero recordarles, el auto desarrollo, la auto estimación y valorización de sus fueros personales y sobre todo, la forma y el lenguaje en que ustedes deben proyectar las convicciones a sí mismos.

Volviendo al elemental ejercicio del “Espejo Mágico”, usted siempre deberá estar seguro de ser “sano, fuerte y feliz” y de “visualizar” todos y cada uno de sus deseos lícitos, multiplicadores (es decir, que sirvan a muchos y no a uno solo) y que hagan posible el merecido ideal de su felicidad personal.

Con mis mejores deseos:

“AGATHA LYS”.

 

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