¿Será contagioso el cáncer?

 

Llamé al celular, de mi querido amigo, el inteligente y generoso Doctor Víctor Bazul, prestigioso ginecólogo y oncólogo, ex Director de la Maternidad de Lima, que siempre me distinguió con su importante estima.

Una voz desconocida, respondió a mi llamado y-luego de algunas vacilaciones-me explicó que se trataba de la viuda de mi invalorable amigo, fallecido hacía,-para ese momento-dos años, víctima del despiadado mal que tanto combatió con las luces de su reconocida inteligencia y la preparación científica que cultivó con empecinado denuedo.

Y entonces, reprimiendo apenas mi dolor, recordé en un fogonazo de la memoria, que su nombre, se suma al de numerosos –y brillantes-oncólogos, no solo peruanos, sino del mundo entero, que han sucumbido a causa de esa misteriosa y monstruosa enfermedad, para la cual, solo parece haber, dos “tratamientos” reconocidos por la medicina.

A saber: la quimioterapia que le aplican a todo aquel que arroje “positivo”, para una de las más temibles dolencias que ha conocido la humanidad. Dicen quienes han padecido esta atroz terapia, que consiste en una verdadera pesadilla de dolores, vómitos, convulsiones y otros horrores, al cabo de los cuales, algunos “afortunados”-no solo en casos incipientes- se curan y otros, deben resignarse a la compasiva “calidad de vida”, que es lo único que frece la moderna medicina, como paleativo, para el tránsito final hacia una dolorosa e inevitable muerte.

¿Por qué unos pacientes curan y otros no, reaccionando a este aterrador tratamiento?-Nadie lo sabe y lo que sí he podido averiguar, es, que algunos desesperados, optaron por el suicidio, convencidos de que dicho martirio, era –en cada caso-perfectamente inútil y quien sabe, sádico. La lista incluye a algunos personajes del espectáculo y otros tantos especialistas en oncología, tanto en el Perú, como en el mundo entero.

Los familiares de estos infortunados seres, suelen preferir el silencio, por razones que es humano comprender.

La otra posibilidad de “cura”, es la radioterapia, consistente en persistentes baños de radiación de uranio y otros elementos igualmente peligrosos, que lo mismo destruye las células contaminadas, que las sanas, como cualquier especialista, puede reconocer. Al igual que la “quimio”, esta opción delirante, devuelve una precaria, transitoria salud a algunos pacientes y convierte a otros en “muertos vivientes”, hasta el momento definitivo.

Hasta donde he podido averiguar, reporteando a numerosos oncólogos y leyendo toda la actual literatura médica correspondiente, importantes laboratorios, fundaciones, e incluso, gobiernos, gastan fortunas, en investigaciones encaminadas a encontrar la solución a este infernal problema, sin encontrar algo más que débiles esperanzas que suelen naufragar en la nada, año tras año.

Existe también la “remisión espontánea”, fenómeno mediante el cual, pacientes desahuciados, -uno en un millón estadísticamente hablando-ya sea por la fe, la oración o concretamente si se quiere, el milagro, curan totalmente “de la noche a la mañana”.-He conocido casos y he escrito al respecto. Pero ese, es otro asunto. Y nadie, que yo sepa, tiene ni siquiera una tibia teoría para explicarlo.

Recuerdo, haber leído en una revista médica norteamericana,- hace ya, algunos años, por lo que temo, ahora, haya otras opiniones al respecto- que, existen algo así como doscientos tipos de cáncer ALGUNOS DE ELLOS, POSIBLEMENTE, VIRALES- lo cual, de ser cierto, abriría la adicional amenaza, de que tan temible mal, sea contagioso. Esta posibilidad es tercamente negada por los especialistas que he consultado. En fin.

Extrañamente, lo más certero que he sabido, acerca del cáncer, no lo oí de un oncólogo, sino del talentoso periodista-batallador reportero- Don Alfonso Tealdo Simi, quien en tanto yo, batallaba redactando una crónica al respecto, me gritó en su inconfundible tono ronco-atiplado: “Es inútil, oiga César Augusto. Nunca van a encontrar la curación del cáncer, porque se trata de la locura de las células, nada menos”.-Y, curiosamente, algunos especialistas que he entrevistado recientemente, han coincidido- de manera parcial, aproximada- con tamaña afirmación.

Pero esto, nos acerca a una tremenda pregunta: ¿Por qué mueren de cáncer los oncólogos? Y no unos cuántos. Me atrevo a decir que casi todos.

¿El radio… o el contagio?

Y si bien resulta casi comprensible, que psicólogos y psiquiatras.-al cabo de un largo ejercicio profesional- vean alteradas en cierta variable medida, sus facultades mentales, dado el hecho habitual de practicar la empatía (“seguir la corriente”) o lograr el “transfer freudiano”, con diversos pacientes desequilibrados, es sospechoso y hasta hoy inexplicable, que los oncólogos contraigan variados tipos de cáncer, al cabo de algunos años de práctica profesional.

Al respecto, suelen formularse dos hipótesis dignas de consideración. Una, se refiere a la frecuente aplicación de la “radioterapia” que de algún –o varios- modo, resultaría afectando más o menos “accidentalmente”, al propio especialista aplicante y la otra, en extremo temible, se refiere a la posibilidad, hasta hoy negada, de que ciertos tipos de cáncer, sean microbianos y por lo tanto, susceptibles de generar contagio.

Los periodistas, somos –Luis Alberto Sánchez dixit- “ignorantes que escribimos sobre todo…porque sencillamente, preguntamos a los expertos”.

-No creo que ninguno de mis colegas, esté en condiciones de refutar el citado aserto. En cuanto a los señores médicos, siempre ansiosos por invadir nuestros movedizos terrenos, espero que estas sencillas –si bien preocupadas-líneas, los inviten cordialmente a ilustrarnos al respecto.

Recuerdo cierta tarde, que habiendo tomado una puerta equivocada, cuando intentaba visitar a un periodista internado en un hospital, cuyo nombre no recuerdo, resulté atravesando un pabellón poblado de niños-algunos de muy corta edad- sufriendo la atroz agonía sin esperanza del aterrador cáncer. Sencillamente, me senté a llorar a gritos en una banca cercana. Porque, los hombres, también lloramos, ante ciertas realidades tan crueles, como –al parecer-irremediables.

 

One Response

  1. Cinthia dice:

    Conocí al Dr. Bazul, trataba de ubicarlo y acabo enterandome de su fallecimiento. Concuerdo con usted al pensar que los oncólogos estan expuestos a cierto “contagio”. El querido y recordado Dr. Bazul, como muchos otros gineco oncólogos están expuestos al PVH, que a su vez tiene más de 200 cepas; es contagioso y finalmente provoca el cáncer de cuello de útero, ovarios, garganta y piel. Creo que debería investigarse mucho más a fondo este virus, del cual por cierto soy portadora diagnósticada hace muchos años atrás por el buen y acertado Dr. Bazul. Ahora recuerdo sus recomendaciones, sus aseveraciones sin medias tintas, su rapidez para actuar. Gracias a él pude mejorar y seguir con mi vida después de una lesión en el cuello del utero. Si tiene contacto con la viuda del Dr. Bazul, por favor hágale saber mi agradecimiento, reconocimiento y oraciones.

Leave a Reply