Sir Isaac Newton, Albert Einstein: Ellos también eran “brujos”

 

Parece ser inevitable. Quienes se asoman a los grandes misterios del universo, de un modo u otro, terminan bebiendo en las fuentes de magos, hechiceros y alquimistas que se atrevieron a indagar en los linderos de lo desconocido, aunque-naturalmente- la llamada “ciencia oficial”, ha tratado de mantener oculto, el capítulo vivencial de –sólo por ejemplo- estos dos titanes del pensamiento, que hoy, un modesto investigador periodístico se atreve a develar, con el consiguiente riesgo del “qué dirán”.

Pero, a estas alturas de mi recorrido profesional, ya no me interesan ciertos juicios o las tonterías que puedan decir de mí, aquellos que prefieren navegar en lo insondable, “atados al salvavidas de lo oficial”, o “lo comúnmente aceptado”.

Y al abrigo de esta noche lluviosa, mientras me atrevo con este desafío, recuerdo a un hombre genial, que firmó el prólogo de cierto genial trabajo d Jacques Bergier y Louis Powell, diciendo: “Si no me prohibiera la Academia de Ciencias de Francia…yo votaría….por “El Retorno de Los Brujos”.

Cada vez que alguien pretende burlarse de los aciertos de la “Astrología Clásica”, -hoy convertida en “Cosmbiología”- acuden a mi mente las sentenciosa palabras de Sir Isaac Newton (1642-n1727): “Los cuerpos en el espacio, se atraen en razón directa de sus masas y en razón inversa al cuadrado de sus distancias”-lo que en otras palabras, quiere decir que en la inmensidad del Cosmos, en realidad, “todo influye sobre todo”, en mayor o menor proporción, sin descartar “la caracterología de los signos”, que corresponde nada menos que a “la observación clínica de cinco mil años, sobre el comportamiento y tendencias de “quienes nacían en cada época del año”, tesis científicamente comprobada por el más prestigioso de los institutos de investigación estadística de Francia, en los no tan lejanos días de 1960.

En el Perú un sismólogo injustamente olvidado y sometido a cruel maltrato aún después de muerto, el sabio Scipión Llona, a quien sólo hemos defendido mi hija, la psicóloga clínica y esoterista “Agatha Lys” y modestamente yo, este hombre de avanzada, se atrevió allá por 1920-1,930, a formular una teoría “Cosmogónica para la Predicción de los Sismos”, basándose en los mismos fundamentos que permitieron a Newton plantar ante el mundo –de una vez y para siempre-la certeza inconmovible de “la Ley de Gravitación Universal”, que nadie en su sano juicio se animaría a discutir en el tiempo presente.

Newton: El Alquimista

Naturalmente, es de imaginar, la despectiva sonrisilla, de quienes tratarán de ignorar que detrás del prestigio científico- diríamos “serio” de Newton, se escondía un apasionado alquimista, apasionado por la quimérica “Piedra Filosofal” que guardaba en su misterio la más pura, resistente y “milagrosa” de las materias imaginables. Algo capaz, no sólo de transmutar los viles metales en oro puro, sino dueña del “don” otorgar al hombre, el arcano de “La Juventud Eterna”, por decirlo de manera hiperbólica, para no ofende a los supuestos “propietarios exclusivos de la Verdad”.

La verdad de nuestra afirmación, es sostenida por Bergier y Powell cuando precisan-por si esto fuera necesario- que muchas de las “sacrosantas” ciencias de hoy, como la Física o las Matemáticas en sus niveles teóricos más elevados-y abstrusos- orillan “en su extremo último- postulados esenciales de la Magia y el Esoterismo, despertando de su sueño, ciertas visiones del Cosmos, que dominaron en el ayer lejano los sabios de diversas civilizaciones, cuyos descubrimientos- en cierto modo- nos siguen asombrando hasta hoy. Pensemos en los chinos, hindúes, egipcios, caldeos, babilonios, mayas e incas, para sólo citar unas cuantas referencias, que siguen dando base a brillantes descubrimientos de nuestros tiempos.

Esas ciencias que hoy nos asombran, apartadas del conformismo científico de nuestros tiempos, a veces-con nuevas palabras- repiten antiquísimas certezas, o fundamentan teorías que se siguen estudiando.

Lo que se entiende por “brujos”

Naturalmente, cuando atribuimos a la docta Alquimia, la paternidad sobre la Química. O la vieja Magia, los fundamentos de ciertos descubrimientos de la Física inter espacial, no estamos pretendiendo que mentes esclarecidas y luminarias, como Newton o Einstein, la afición por cabalgar escobas o salir volando por la chimenea rumbo al aquelarre. En mi caso-por lo menos- coincido con Berger y Powell, en el sentido de revisar los avances premonitores de sabios de hace milenios, que luego de investigar ciertos asombros-quizás atribuidos al poder de los dioses, o cosa parecida- resultaron arañando las puertas de una ciencia que lucha por descifrar enigmas que nos desafían hasta nuestros días.

Ahora, podemos decir sin falsos pudores, que Sir Isaac Newton creía-y trabajaba en ello- que mediante las fórmulas empíricas de la Alquimia, podría lograr, la liberación del “espíritu de la materia” y transmutar –por ejemplo-el plomo en oro. También suponía-por razonamiento analógico- que era posible engrandecer el alma humana, más allá de pequeñeces, delitos o inconductas, mediante “trabajos de laboratorio” que se vinculaban a la Magia y quizás eran la psiquiatría de los viejos tiempos.

Hoy, una herramienta paralela de la psicología, denominada “Hipno Terapia” permite vencer alteraciones conductuales como las adicciones, la depresión, la minusvalía personal, el insomnio, o las tendencias violentas Y….no es brujería, ni mucho menos, charlatanería.

Los sabios medievales-por ejemplo- le llamaban:” liberación de energía, transmutación espiritual o-en casos extremos, desintegración de materia negativa. Ahora triunfa en el mundo de la “Psicología Conductual”, una neo ciencia denominada “Programación Neuro Lingüística”, que consiste-en concreto- en “cómo nos hablamos a nosotros mismos” y “qué nos decimos”, para establecer la diferencia entre “mentalidades agresivas” y “psicologías Dependientes”. O en otros términos, entre creadores de triunfo y resignados a la derrota.

Los grandes estudiosos de la biografía de Newton, no se animan a decir que este sabio, poseía “dones especiales”, o clarividencia extrasensorial, pero no pueden negar que descubrió “algo” que quizás, palpitaba en viejas escuelas que hasta hoy se califican de “esoterismo” y sin embargo, no eran más que continuadoras de una disciplinada y ferviente observación de la naturaleza en todos sus aspectos.

 

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